Liga Del Asfalto: Retribucion - Libro 2

Capítulo 10

LA INVITACIÓN

 

Jugar en la realidad virtual a ser espadachines no era algo a los que estaban acostumbrados los jóvenes, preferían otro tipo de entretenimiento en donde pudieran interpretar otros tipos de héroes y villanos.

 

Era en un escenario forestal donde Christian y Anthony se encontraron dejaron de lado la persecución de enemigos para hablar de la cosa más importante en la mente de cualquier adolescente: mujeres.

 

Dejaron de pronunciar palabras cuando Christian sintió un objeto puntiagudo en su espalda, no mucho después Anthony también lo percibió. No se movieron, tampoco hablaron, únicamente se voltearon lentamente y subieron sus manos, cuando se voltearon para ver el rostro de sus atacantes fue cuando se dispusieron a hablar.

 

—Parece que al final sí nos encontraron —Dijo Anthony.

—No te quejes, fue tu idea venir hasta aquí, ahora ve como nos sacas.

Aquellos hombres con espadas largas alcanzaron a decir una frase que Christian no podía entender.

—¿¡Tenías que poner que los mosqueteros hablaran en francés!?

—Eso no importa, además le da más verosimilitud, ¿no te parece?

 

Los dos lucharon cuerpo a cuerpo contra aquellos mosqueteros de vestimentas negras, Anthony dio varios puñetazos a su rival mientras Christian combatía en el suelo, eventualmente, despoja a su enemigo de su espada, el mosquetero comienza a luchar entonces con un cuchillo, el joven estaba feliz por tal enfrentamiento.

 

Anthony comenzó a recitar el fragmento de un poema de batalla en francés combinando cada palabra con una estocada, en la última oración atraviesa al mosquetero con la que fuera su espada, no es como atravesar a un hombre de verdad, era algo más blando, como traspasar un pan, el mosquetero se queja pero no hay sangre, cae al suelo donde su imagen se torna en pequeños cuadros que se dividen hasta desaparecer, Christian luego doblega a su contrincante al cual le pasa lo mismo.

Se levanta del suelo tomando la espada del enemigo, al igual que su compañero, ahora los dos están armados y preparados.

—¿Qué sentido práctico había en decir todo eso?

—Tenía que practicar mi francés —acotó Anthony—, aunque creo que fallé en la gramática. Además, ¿no ves la poesía en esto?

 

En eso, más mosqueteros aparecieron por entre los árboles, estaban listos para dar la batalla, y los chicos dispuestos a disfrutarla.

 

—¿Qué vas a hacer ahora? —Preguntó Anthony a su amigo.

—Pues pelear, ¿qué otra cosa?

—No me refería a eso, me refería a lo de Circe.

—¿Una chica en reemplazo de otra? —Dijo Christian, en ese momento recordó que su padre su una lógica similar para dejar a su madre lo que le trajo tristes recuerdos.

—¿Y entonces? ¿Qué dices? —Preguntó Anthony.

—Pero, aún si acepta, no sabría qué hacer una vez que esté con ella. De lo único que sé hablar es de computadoras y cosas técnicas. Se aburriría de eso, estoy seguro, y no creo que quisiera acompañarnos a juegos como estos.

—¡Ya sé!, ¡yo voy a resolver tu problema!

—¿En serio?

 

Los mosqueteros corrieron hacia ellos, los chicos con sus espadas combatieron chocando espadas y eliminando enemigos mientras hablaban.

 

—¡Déjamelo a mí!, tengo una idea genial que nos va a dejar a los dos contentos.

—¿De verdad?

 

Anthony le explicó, a medida que eliminaba contrincantes cual héroe de una novela de espadachines, que tenía planeado salir con una chica el viernes por la noche, si lograba que ella aceptara, podrían ir con Christian y Circe a comer y después a bailar, con Anthony cerca él no se sentiría tan perdido.

 

—¿Qué me dices? Una salida los cuatro: tú con tu chica y yo con la mía, ¡y todos felices! —Al finalizar esa frase, su espada cortó la cabeza del último enemigo, el cual despareció. Christian aún continuaba combatiendo.

—Sólo una pregunta. ¿Con quién piensas salir?

—Con Débora, por supuesto, ya es hora de que le eche el guante.

 

Christian tenía sus reservas sobre que Anthony invitara a Débora a salir, sobre todo porque desconocía la historia entre Lázaro y ella. Distraído, no se percató que el mosquetero pasó la punta de la espada por su cabeza atravesándola. No hubo dolor. Anthony despachó al mosquetero haciéndolo desaparecer.

 

—Jugador número dos eliminado. —Se oyó en el entorno. La imagen de Christian pasó a ser transparente, como si fuera un fantasma. Significaba que no podría interactuar con los elementos que lo rodeaban y que debía volver a la realidad.




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