Liga Del Asfalto: Sombras De La Urbe - Libro 3

CAPÍTULO 1

CULPA

 

Las profecías tienden a convertirse en vaticinios que arropaban a sus protagonistas, aun sin que ellos lo supieran, aun sin que ellos lo pidieran sentir.

 

Pero lo que sí podía sentir Lázaro Ximénez era el peso de sus acciones, cada una de ellas lo estaban llevando a un desenlace que lo pondría cara a cara con su verdugo, con su destino, uno escrito hace años por la vieja Sessasi en el cerro Kekupai.   

 

Se levantó de su cama para ir al colegio, parecían ya muy distantes los momentos en los que su padre aparecía para levantar a su hijo, de oler su colonia importada y verlo con su traje de ejecutivo, ahora era su ausencia lo que lo levantaba, y si no era eso, eran las pesadillas. 

 

Se montó en el metro con el resto de la gente trabajadora de la capital, todos sabían que quedada un día menos para las elecciones para la Alcaldía Mayor mientras la luz del sol matutino rebotaba en los edificios, el joven Ximénez deseaba que la única lucha que tendría que hacer fuese la de entrar al vagón para no llegar tarde al Abraham Medina, pero era mentira, en cierta forma el joven que heredó una fortuna de su padre, había días en que sentía envidia de aquellas personas, cuya única preocupación evidente era mirar un reloj.

 

Llegó a la Institución Educativa Abraham Medina a tiempo para realizar el acto cívico, escuchar un himno y rendir respeto a símbolos patrios que no existían hace 150 años, mientras estaba en línea con el resto de sus compañeros miró a la distancia a Circe Durán, sus miradas se cruzaron, ella le sonrió levemente, pero esa sonrisa rápidamente desapareció para después seguir con el acto. «Creo que hice mal en contarle todo, salió de mi casa sin decirme una palabra, eso me preocupa».

 

La primera hora de clases fue terrible para Lázaro su cuerpo estaba allí, pero su mente no, se sentía inseguro al saber que su nombre estaba en una lista de personas que irían a prisión o algo peor. Controlaba sus nervios de la mejor forma posible y deseaba que llegara el primer recreo para ir a las gradas de la cancha y simplemente ponerse a pensar.

 

Apenas sonó el timbre del primer recreo se dirigió a las gradas de la cancha en donde fue el distraído espectador de un juego de Football improvisado entre los de 3ro B y los de 4to A, la derrota trae consigo momentos de reflexión, y para Lázaro no había mayor derrota que perder la información recolectada por su padre.  

 

Fue en esos instantes de introspección cuando Anthony Meredos y Christian Siller hicieron su aparición sentándose al lado de su compañero.

—¿Qué van a decirme? —Preguntó Lázaro—¿Que todo esto es por mi culpa? ¿Que me lo merezco? ¿Que no debí permitir que mis amigos fueran a la casa de Marcos?

—No, de hecho te íbamos a decir que tenemos examen de matemáticas la semana que viene, una chica de 3ro A quiere ser tu novia y los de 5to B todavía te odian. — Le informó Anthony.

—Fantástico—Se expresó Lázaro con ironía.

—Ya hemos hablado de eso—Comentó Christian con su tranquilidad de siempre—Debemos agradecer que salimos bien, fuimos ridículamente afortunados; por otro lado pudimos haber perdido, pero no porque no supimos luchar; tampoco tengas sentimientos de culpa por lo que pasó en casa de Marcos, fue un plan pensado por mí, y fui yo quien lo ejecutó, si te hace sentir mejor, es un fracaso compartido, pero no es uno que nos defina.

 

Lázaro pensó unos instantes en esas palabras, extendió la mano a su amigo.

 

—No sé cómo agradecerte.

—Ya lo hiciste Lázaro —Christian le da la mano con firmeza y compañerismo— Mi madre en el piso, yo desesperado, se puede decir que te lo debía.

—Pensaré en eso cuando esté en prisión.

—¿Quién dijo que irás a prisión? —Preguntó Anthony.

—Mi nombre está en la lista de pandilleros, en caso de que lo hayan olvidado, pude salirme con la mía todo este tiempo porque usaba un seudónimo, ahora eso ya no me protege, ¡Desde que me enteré duermo con un ojo abierto! —Exclamó Lázaro.

—Es posible suponer que irían tras otros objetivos, la tragedia de tu padre aún es demasiado reciente como para arriesgarse a un espectáculo judicial contigo—Explicó Anthony.

—Eso es solo una posibilidad—Dijo Lázaro con preocupación.

—Y es lo único que tenemos, al menos por ahora. —Acotó Christian.

—¿Cómo que por ahora? —Preguntó Lázaro

 

El G-Com de Christian comenzó a sonar, era su madre la que llamaba, pero la batería del dispositivo estaba casi agotada y la comunicación se cortó.

 

—Iré al salón a conectarlo para que se cargue—Dijo Christian—Por cierto Lázaro, te traje el proyector holográfico que compraste, no tuve oportunidad de usarlo después de todo.

—Perfecto, por allí lo cambio por unas piezas para la Stingray, aunque no creo que la maneje en un largo tiempo




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