Ligera y agridulce

Nada nuevo bajo el sol: Capítulo 5

Aunque pasó la semana oyendo a Miu hablar sobre Ryo, las palabras de Keiji comenzaban a hacerle sentido, sólo debía ser paciente y amable, no había otra forma, ya que al parecer realmente a ella le gustaba. Yukari, por supuesto, era demasiado madura para seguir sus juegos.

 

Ese mañana, temprano, caminaba por los senderos luego haber estado quitando las malezas del jardín cuando una suave ráfaga acarició las flores a su paso desprendiendo un dulce perfume. Quiso apresurarse, pero antes de llegar al siguiente jardín debió agudizar su vista, divisando a lejos una figura conocida. Un ligero cosquilleo nació desde su estómago, consciente que seguirlo era casi obligación.

 

Acompañándose de una guitarra lo vio sentarse bajo la copa de un árbol, y concentrarse antes de comenzar a emitir los primeros acordes. Intentó aproximarse y su sorpresa fue escuchar una melodía familiar gracias a la música que había oído de su padre, reconoció que lo hacía bastante bien.

 

Fue inevitable quedarse viéndolo, tal vez hablarle podría ser interesante, saber sobre sus gustos musicales, su comida favorita, si ya había notado que Miu no dejaba de analizarlo desde su rincón en el salón…Dio un ligero suspiro, consciente en que era tan cobarde, tan inútil en las relaciones sociales que por mucho que lo deseara jamás podría hacerlo. 

 

 

 

Durante el descanso Yukari y Miu salieron tan rápido que siquiera tuvo la oportunidad de seguirlas.

 

Suspiró, y sin apetito salió del salón en busca de una máquina de refrescos. Caminaba por el pasillo de vuelta con su té helado cuando divisó a Ryo cargando una importante cantidad de libros y cuadernos en dirección a la sala de clases, hubiese querido buscar su rostro para saludar, pero él ya parecía tener su atención sobre unos alumnos de primero que jugaban en el pasillo, y tal como si lo hubiese previsto, lo empujaron haciendo caer algunas cosas. De inmediato con una mirada fulminante logró que se disculparan y escaparan. Lo vio recoger sus cosas y entrar.

 

Ella, que se había quedado mirando la escena con curiosidad, fue la única en notar que uno de los cuadernos estaba siendo olvidando bajo un estante. Dudosa y con el corazón latiéndole acelerado se apresuró en tomarlo.

 

En vez de volver a la sala como planeaba corrió al final del pasillo, cerciorándose que le pertenecía. Era su cuaderno de inglés, y le causó cierta gracia notar que su letra era prolija y delicada.

 

Al volver él ya no estaba, pero Miu hablaba en su rincón con su mejor amiga.

 

Aunque queriendo excusarse en que su interrupción era innecesaria debió sonreír cuando Umi la llenó de cumplidos al entregárselo.

 

Antes de volver a su lugar Miu la abrazó, y posó una mano sobre su mejilla, avergonzándola.

 

- Eres buena en verdad, si fueras un chico me enamoraría de ti.

 

Aún sabiendo que bromeaba, un calor intenso se dirigió a su cara.  

 

 

 

En el horario de salida la obligó a acompañarla hasta las pistas de atletismo.

Hotaru pensando en que aún no le había dicho lo que había visto esa mañana, se excusó de su conciencia, explicando que tal vez no sería una información muy útil en ese momento.  

 

-Tarda demasiado- suspiró Miu volviendo a hojear el cuaderno.

 

Por suerte en pocos minutos vieron salir a los primeros alumnos. Ryo, solitario caminaba más atrás, algunos mechones de su oscuro cabello habían escapado de esa coleta que a veces llevaba, revoloteando alrededor de su rostro.

 

-Igualmente atractivo- susurró Miu, también avergonzándola.

 

-...¿no irás por él?

 

-esperaré a que se cambie- musitó-puedes irte si quieres.

 

Aun curiosa a que sucedería, asintió resignada.   

 

 

 

Miu por su parte se despidió con una sonrisa y ahora estando sola, y dispuesta a acercarse, el sonido de su celular la sacó de sus pensamientos. Sin duda ya iba bastante atrasada al estudio, pero debió hacer caso omiso.   

 

Lo siguió en secreto hasta la salida que colindaba con los dormitorios, y antes que pudiese entrar al edificio se interpuso en su camino.  

 

-Olvidaste esto- sonrió sacando el cuaderno de su bolso.

 

Él se detuvo evidentemente extrañado, y se lo quitó sin si quiera verificar si era suyo.

 

-…de dónde lo sacaste.

 

-lo olvidaste- sonrió – se te cayó en el pasillo.

 

Ahora pareció pensativo.

 

-...claro...gracias…

 

-…sabía que podías ser amable- musitó ella.

 

Ryo se quedó examinándola en silencio. Aunque tenía mucha experiencia, esa mirada analítica, profunda, incluso lograba intimidarla a ella.

 

-...No me agradan las personas que sólo se preocupan de su apariencia- murmuró con voz ronca-no sigas insistiendo…

 

-...desearía no preocuparme por ello, pero es mi trabajo- musitó suspicaz- y bueno…no te preocupes…no eres mi tipo.

 

Él levantó la mirada, dispuesto a continuar su camino. Pero en ese momento un hombre robusto, mayor que ellos, interrumpió reclamando en que la había buscado por todo el instituto. Miu suspiró y se lamentó en silencio. Debió dejar que Akira la rodeara por la espalda.  

 

-me deberás otro favor, linda, ya vas muy tarde a la sesión.

 

- no me llames así- bufó.

 

Aunque él sólo rió, y a pesar de su protesta la empujó hasta la salida posterior del instituto.

Ryo se quedó mirando la escena desconcertado.

 

 

 

 

 

 

 

Llegando a casa Hotaru pudo notar que tenía un mensaje de Miu mencionando el éxito de su plan, supo que debía alegrarse, aunque sólo tuvo una sensación incómoda.   




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