Después de pasar el fin de semana disgustada con su madre, decidió mantener el secreto respecto a las cosas que había encontrado, resguardando la flauta y un par de instructivos en su casillero del instituto, donde sabía que no podría quitárselos.
Sin noticias de Umi durante el fin de semana quiso mensajearla para almorzar juntas, pero no obtuvo respuesta. Así que esta vez no pudo rechazar la invitación de Miu y Yukari.
Miu continuaba animada, Hotaru de vez en cuando seguía buscando la forma de decirle lo que había visto en su cumpleaños, aunque secretamente agradecía no tener demasiadas oportunidades para hablar a solas. Ese día llevaba consigo una de las nuevas ediciones de la revista y comentó que se encontraba en medio de una nueva sesión para el próximo número.
- No deberías alardear tanto- suspiró Yukari- no quiero que tengas problemas.
- hasta ahora no los he tenido- sonrió confiada- y eso es porque siempre me proteges.
- supongo que tendré que dejar de hacerlo si sigues comportándote así- la miró de reojos.
Hotaru quería agregar que estaba muy de acuerdo con Yukari, pero en ese momento Ryo, que apareció a sus espaldas, se acercó, entregándole a Miu una lata de jugo de naranja.
Un poco avergonzada por su sola presencia debió simular que prestaba atención a cualquier otra cosa.
- Quédate con nosotras- Miu lo tomó del brazo- si no has almorzado Hotaru tiene mucha comida- agregó con una voz más suave- y es muy buena cocinando ¿no es así?
Él le dirigió la mirada, haciéndole sentir una mezcla de frustración y vergüenza.
- …claro- respondió ruborizándose. Le ofreció un par de onigiris rogando que le agradaran.
- ¿no están deliciosos?- insistió Miu. Ryo asintió con la cabeza.
Hotaru prefirió quedarse en silencio e intentar pasar desapercibida, Miu mencionaba algunas anécdotas que había tenido ella misma cocinando, Yukari intervenía de vez en cuando. Intentaba no verlo, consciente en que de inmediato volvía a ruborizarse. Él, a diferencia de lo que aparentaba, debía tener mucha paciencia para tolerar la aguda risa de Miu y su interminable verborrea.
Antes que el periodo de almuerzo terminara se retiraron en dirección al edificio principal. Hotaru suspiró con evidente alivio.
- ¿Estás bien?- murmuró Yukari, suspicaz.
La miró interrogante, sabía que si bien sería fácil engañar a Miu, Yukari era mucho más perceptiva.
- ¿sucede algo?- insistió.
Sintió como sus mejillas la delataban.
- s…si- respondió casi susurrando.
-…¿sabes que protegeré a Miu por sobre todo…?- la miró entornando los ojos.
-…claro- respondió intimidada.
Se dirigieron a la sala de clases en silencio, no entendía la razón por la cual Yukari actuaba como su guardaespaldas, como si no supiera que Miu no era tan buena como aparentaba.
Durante el entrenamiento fue infinitamente agradable poder ver a Umi, que dado que se encontraba muy ocupada entrenando para el próximo torneo, pudo al fin saludarla en los vestidores, donde se apresuró en felicitarla por su excelente desempeño.
- Gracias- musitó- aunque creo que, de no haber estado distraída, podría haber ganado.
Le fue inevitable fijarse en el anillo plateado que ahora llevaba en su anular izquierdo. Umi volvió a sonreír.
- Por cierto, lamento no haber respondido el mensaje.
- supuse que estabas ocupada.
Umi pareció pensativa.
- lo estaba- sonrió- pero otro día te compensaré, así que avísame cuando necesites hablar.
Cogieron sus bolsos, a Hotaru le hubiese gustado decir que podrían ir a beber té de tapioca, pero unos pasos más allá estaba Hiroki, quien luego de saludarlas rápidamente se llevó a su amiga.
Hotaru se quedó mirándolos, y suspiró resignada.
De no ser porque ya comenzaba a hacerse tarde hubiese ido a descansar al césped de su jardín. Caminaba hacia la salida cuando una voz la sacó de sus pensamientos.
- ¿Ya te vas?- sonrió Miu, interponiéndose en su camino. Hotaru asintió con la cabeza lamentándose en secreto - ¿Quieres acompañarme? Voy al centro comercial, hay una nueva colección de accesorios y están con descuento, puedo invitarte algo si quieres.
-…¿no tienes que trabajar?
- si, es cierto, hoy tenemos que finalizar una sesión, pero me tomará muy poco tiempo.
Recordando las palabras de Yukari prefirió aceptar.
Caminaron a paso lento donde las esperaba una camioneta.
- Si llegamos a tiempo me deberás otra- sonrió el conductor desde la ventana, Miu subió al asiento del copiloto.
Durante el camino el hombre se presentó, Hotaru los observó sin atreverse si quiera a emitir sonido mientras ellos hablaron animadamente. Al llegar a la agencia, un edificio de ladrillos de cuatro pisos, tomaron el ascensor hasta el tercero, Miu explicó cada detalle suplicándole paciencia, ya que le tomaría poco tiempo.
Las paredes eran de un color crema y estaban decoradas con cuadros psicodélicos y fotografías de sus principales rostros, podía reconocer a la mayoría a pesar de no saber sus nombres. La habitación se subdividía en cuatro partes. Maquillaje, vestuario, fotografía y la zona de descanso.
Miu la presentó ante algunas personas. Suspiró aliviada de no ver a aquellas modelos que figuraban en las revistas. La observó desde el descanso hablar con los demás como si fuese una celebridad entre sus mismos compañeros.
- Estos son los diseños de la sesión- le indicó una mujer joven- quiero que te los pruebes luego del peinado y maquillaje. Miu asintió con una amplia sonrisa- y dense prisa porque son casi las seis y aún Shun no ha dado señales.
Al oír su nombre Hotaru recordó aquella escena casi con un nudo en el estómago.
Vio como la peinaron e hicieron un maquillaje bastante natural, por supuesto, su rostro ya era casi perfecto.
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Editado: 29.11.2024