Ligera y agridulce

Nada nuevo bajo el sol: Capítulo 16

- Estoy en casa- murmuró Miu, aun sabiendo que ya era demasiado tarde para encontrar a Midori, pero se sorprendió de ver a su madre en la cocina.

 

- Buenas noches- murmuró con esa voz suave, fingida por supuesto.

- …estás despierta- respondió con cierto hastío.

- espero una llamada de tu padre, le hablé, pero dijo que prefería hablar contigo ¿no te ha llamado?

 

La miró fijo.

 

- no lo sé- mintió- he estado trabajando- aun consciente que de saber que la llamaría hubiese estado atenta, a pesar de que trataba de evitarlo. No habían hablado si quiera por mensajes hace ya varias semanas, por qué habría de hacerlo ahora.

- entonces seguiré esperando.

 

Inmediatamente se sintió irritada, en especial porque en su rostro podía ver aun una esperanza, cuando ya la decisión de su padre era obvia.

 

- Deberías ir a dormir, de seguro está con su otra mujer- murmuró maliciosamente, a pesar de sus palabras Satoe sonrió.

-…iré a mi habitación.

- no olvides tomar todos tus medicamentos.

-…descuida…no lo olvidaré…

 

La vio desaparecer hacia el segundo piso, y se quedó pensativa. Revisó su celular para percatarse si su padre al menos le había escrito, comprobando una vez más que ya no tenía ningún interés en ella.

 

Subió también a su cuarto y se dejó caer en la cama, quedándose dormida con la imagen de su padre en la cabeza.

 

 

-…Cariño te traje los dulces que querías…

- no creas que permitiré que coma ese tipo de basura- se interpuso su madre antes que pudiera alcanzarlos.

- Satoe, no seas tan obsesiva, sólo tiene once años.

- no dejaré que maltrate su cuerpo…seguro Miu será una mujer muy atractiva, no puede permitirse estar gorda si deseamos que siga en el modelaje.

 

Abrió los ojos de sobresalto, sintiendo el pecho apretado. Ya era de día y se había dormido toda la noche sobre la cama, con el uniforme de instituto. Intentó cerrar los ojos, pero a pesar de seguir cansada le fue imposible volver a conciliar el sueño, así que en pocos minutos se metió al baño y decidió levantarse. Era fin de semana, así que tendría que pensar en un panorama para no estar en casa.

 

Bajó a la cocina por un vaso de jugo y cuando pasó de vuelta por fuera de la habitación de su madre quiso fastidiarla preguntando si había recibido la supuesta llamada. Pero apenas entrar se sorprendió de verla dormida sobre la alfombra. Al acercarse a despertarla divisó una gran cantidad frascos de medicamentos a su alrededor, parte en el suelo, y en parte vacíos. A pesar de moverla con fuerzas no hubo respuesta.

 

Con el corazón acelerado, asustada, lo primero que hizo fue llamar a Midori, quien le indicó que llamara a una ambulancia. Estaba más pálida de lo habitual y sus labios se habían vuelto oscuros, por lo que no se atrevió a tocarla hasta que el personal médico llegó y la obligaron a acompañarla.

 

La pasaron de inmediato a la sala de reanimación y se quedó en la sala de espera, donde Midori la rescató en poco tiempo. Antes de poder decir algo la atrapó entre sus brazos, sin dejarla escapar en un buen rato.

 

- Creí que estaba muerta- murmuró con angustia.

- ¿llamaste a tu padre?- le acarició el cabello, Miu negó con la cabeza.

-…¿puedes creerlo? …yo le dije que lo hiciera- exclamó con los ojos vidriosos, Midori la miró interrogante- le dije “tómate todos tus medicamentos”.

-…no digas eso- se sentó tomándole la mano- fue un accidente.

 

Apoyó la cabeza en su hombro y se quedó con un nudo en la garganta, pensativa ¿Un accidente? Realmente su madre no tenía ganas de vivir y ella se sentía incapaz de encontrar la forma de ayudarla. No pudo reaccionar hasta que divisó a su padre en el lugar.

 

- Cariño- murmuró al verla- ¿estás bien?

 

Se quedó viéndolo y se mordió el labio inferior. Asintió con la cabeza.

 

- iré por algo de beber- se incorporó Midori, lamentablemente dejándolos a solas.

-…hablé con el médico y dijo que está fuera de riesgo vital- continuó, ahora sentándose a su lado, Miu siguió viéndolo fijo-…qué alivio.

 

Si bien hasta hace poco su padre había sido objeto de admiración ahora no podía dejar de sentirse hastiada.

 

-…Qué alivio- repitió con sarcasmo- tendrás que seguir manteniéndonos- su padre la miró interrogante-…y luego qué…contratarás a una cuidadora de tiempo completo…la dejarás internada en un hospital psiquiátrico… ¿volverás a abandonarnos?

 

Ahora pareció desconcertado, pero no era secreto para ninguno de los dos el cuán directa podía llegar a ser.

 

-…¿es así cómo te sientes?

- no es que a mi me importe tener tu atención- respondió a punto de llorar- …pero sí a mamá

- no lo entiendes…Satoe debe rehacer su vida.

- para ti es fácil decirlo…ya que no estás enfermo…

- ¿pero acaso hay algo que no haya intentado hacer?- respondió en su defensa.

- tal vez si te hubieras quedado más tiempo con nosotras...- suspiró por la nariz.

- también ponte en mi lugar…- se tomó la cabeza- Y no discutiremos esto aquí, ahora.

 

Miu se puso de pie y caminó en dirección al pasillo con una mezcla de sentimientos entre tristeza, cansancio y frustración.

 

Su celular marcaba pasado el mediodía y deseo poder hablar con alguien que sólo se limitara a escucharla. Así que marcó el número de Ryo con una ligera esperanza, pero tras intentar un par de llamadas se dio por vencida. Entonces quiso enviarle un mensaje a Yukari, pero antes de hacerlo notó que Shun estaba en línea.

 

Su compañero respondió de inmediato, y por alguna razón sintió confianza para contarle todo. A diferencia de cómo había sucedido con Ryo, se quedaron hablando un largo rato.




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