Ligera y agridulce

Las cosas que dejé por ti: Capítulo 9

Había sido su primera paga después de varias semanas de arduo trabajo, sonreía otra vez pensando en que podría a ayudar a su madre, y hubiese seguido imaginando el sin fin de posibilidades, pero en ese momento su celular comenzó a vibrar con un número desconocido. Una voz femenina le indicó que debía acudir en ayuda de su madre.

Así que un desmayo, quiso convencerse que se trataba de sobrecarga de trabajo, pero muy en el fondo tuvo un mal presentimiento.

-…Aún estamos esperando los resultados finales, pero como dije antes, es probable que el cáncer se haya reactivado...

Casi sintiendo como si una mano invisible amenazara con estrangularlo asintió cabizbajo.

No tienes más familiares ¿verdad?

 

 

 

Aunque al principio se rehusó su constante estado de somnolencia acabó dejándolo en evidencia, y tal como había prometido a Tomoko en esa última conversación, haría el esfuerzo en acompañar a su hermano.

 

El departamento en que vivía su amiga desde que se había mudado Tokio era pequeño, pero lo suficientemente cómodo para un par más de invitados, Kouichi se había apoderado de la habitación de huéspedes donde tenía algunas de sus pertenencias. La cocina contaba con el espacio y equipamiento necesario para que Yuuri lo deleitara con sus preparaciones, y una sala cómoda de la cual ella misma le había propuesto apoderarse. Esa primera noche la ayudó con la cena, comieron en silencio. Kouichi se fue a la cama temprano.

-…Qué sucederá ahora- murmuró apoyando la nuca en el respaldo del sillón.

Yuuri se quedó pensativa. Él dio un leve suspiro.

- ¿Crees que…Kouichi esté bien?

- no tienes que actuar como si esto no te involucrara también.

-…lamento admitir que ni siquiera sé como acercarme a él.

-Entonces tal vez sea el momento- sonrió con un suspiro.

Su hermano mayor por seis minutos, como habría dicho Tomoko, se encontraba tirado en la cama, aun cuando por segundos le pareció dormido, sentándose en el borde con sigilo Kouichi le sonrió en medio la penumbra.

Esa sonrisa a pesar de todo, entristecía imaginar todo lo que se estaba esforzando. Siempre le había parecido una persona agradable, en algunas cosas era como su lado opuesto, incluso tenía cualidades que le envidiaba.

Se mantuvieron en silencio, qué podría decir, a pesar de ser gemelos estaban a cientos de años luz de comportarse como aquellos.

-…Gracias...- balbuceó Kouichi de pronto dejándolo confundido-...no tienes que obligarte a decir algo incómodo…

Suspiró por la nariz, ciertamente avergonzado. Tomó un lugar a su lado apoyando los brazos en la nuca

-…está bien si quieres hablar un poco de ella.

Kouichi pareció pensativo, y tras varios minutos comenzó haciendo que también él se inundara de nostalgia.

 

Desde que tenía memoria Tomoko se había esforzado en preparar un pastel diferente para su cumpleaños, sin duda su talento en la cocina siempre lograba deleitarlo con todas sus recetas.

Esa mañana se levantó sabiendo que ya lo esperaba con el desayuno.

- No tenías que molestarte- le reclamó analizando el pastel, que por complacerlo había sacrificado valiosas horas de sueño.

- no todos los días cumples dieciséis- musitó a su lado.

- no es para tanto, aún tengo muchos años por cumplir, cuando sea mayor de edad y tenga un trabajo podremos ir de vacaciones al lugar que quieras.

Su madre pareció pensativa.

- …podrías invitar a Ryo y celebrar juntos.

- ¿quieres verlo?- suspiró resignado.

Ella desvió la mirada y sonrió.

- sólo espero que también esté comiendo un trozo de pastel.

Asintió, pensando en que probablemente podría celebrar por su cuenta, con su padre y su familia adinerada.

- tal vez si lo llamamos…- insistió ella.

Suspiró cabizbajo, no estaba seguro de querer escuchar su voz ese día, aún cuando le había prometido a Tomoko que lo haría.  

 

-…Pero no llamaste- murmuró Ryo tras algunos minutos.

Kouichi bajó la mirada, las lágrimas volvían a dejar un camino húmedo en sus mejillas.  

-…yo…no era consiente, pero ella…siempre te extrañó – suspiró- admito que fui egoísta, pero tenía miedo a que pudieras herirla.

Ahora con una presión en el pecho Ryo no se atrevió a mirarlo ¿en realidad su madre lo había querido?...Él siempre se había obligado a no involucrarse demasiado.

- …también temía a lo que ella sintiera por mi…- confesó.

-… Lo siento- murmuraron al unísono. Kouichi sonrió.

-…gracias- agregó dándose media vuelta ¿De verdad creía que de alguna forma hubiese podido herirla?  

 

 

En lo poco que conocía a su hermano había descubierto que al parecer ninguno de los dos era de esas personas que expresaban su disgusto con facilidad, la diferencia radicaba en que él prefería ser distante mientras Kouichi se mantenía tímido y silencioso, lo hubiese querido descubrir antes...

Esa tarde, a pesar del amargo sentimiento que se mantenía en su pecho tras la última conversación a larga distancia con quien hasta ese entonces había sido su novia, supo que no podía ausentarse a la invitación al cumpleaños de Tomoko.

Se había estado esforzando en actuar normalmente al menos frente a ella, pero sabía que de algún modo Kouichi no había dejado de analizarlo.

- ¿Quieres más té?- musitó ella con esa sonrisa complaciente que la caracterizaba cuando ya casi era tiempo de volver.  

- no gracias- suspiró ante la mirada de su hermano.

- te preparé una porción para que lleves a casa- agregó con entusiasmo.

- no es necesario, gracias.

- no pasa nada- sonrió- preparé suficientes pastelillos para todos.

La insistencia le hizo dudar en si debía seguir siendo o no amable, después de todo odiaba que intentaran forzarlo a cambiar de opinión, y esa tarde tenía razones suficientes para no estar precisamente de buen humor.




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