Nunca nadie se le había declarado, y menos lo esperaba de una persona tan popular y agradable como él...y el único hombre en quién confiaba. Qué podría ver él en ella en realidad...jamás podría descifrarlo.
Repitió su nombre mentalmente, y parpadeó un par de veces, observando el amuleto que acababa de darle ¿En qué momento había comenzado a fijarse en ella, había sido desde el principio...desde que se hicieron amigos? Pero por sobre todo…¿qué sentía ella al respecto? ¿Qué debería hacer cuando volviera a verlo? ¿Debía darle una respuesta?... ¿Tendrían que dejar de ser amigos?...
Quiso llorar, su cabeza estaba a punto de explotar cuando el sonido del celular la sacó de sus pensamientos, devolviéndola a la realidad.
Al otro lado del auricular su madre, con una voz menos sonora y amable comenzaba a regañarla por tardarse en contestar.
- …Lo siento-murmuró distraída.
- ¿ya estás en camino?
- ¿ah? …¿A qué te refieres?
- ¿qué? No me digas que lo olvidaste...
Realmente no sabía a qué se refería, así que sólo se quedó callada, para no empeorar la situación.
- Bien…tú silencio lo dice todo…te enviaré la dirección, pero no tardes. – colgó, a los pocos minutos recibiendo en su celular el mapa y las indicaciones de cómo llegar al restaurant.
Miró la pantalla, claro, la cena con las amigas de Anne.
Tomó un taxi y, aun nerviosa rogó en que no hubiese demasiado tránsito.
Apenas entrar el anfitrión le pidió su nombre e indicó su mesa, sin duda se trataba de un exclusivo restaurant, antes de avanzar procuró recorrer con la mirada cada rincón, sorprendiéndose por la elegante decoración. Todos lucían como si se prepararan para una celebración, mientras ella sólo estaba vistiendo uniforme de preparatoria.
En pocos segundos reconoció a Anne, se encontraba sentada a la mesa junto a… ¿¡a dos hombres?!
Se acercó dudosa. Uno de ellos era un señor de más o menos su edad de anteojos y cabello castaño, el otro, un joven pálido, igual de castaño, pero facciones más finas.
Anne sonrió incorporándose, saludó y los presentó como Tomoki y su padre Seishiro Akagi.
De inmediato el nombre le pareció familiar, el chico le devolvió una sonrisa, avergonzándola.
- Es…es un gusto conocerlos- murmuró tras una leve reverencia, Tomoki continuaba observándola, su mirada, color pardo, era un poco sombría, pero de una extraña forma adorable, entonces comprendió de inmediato el encanto que Anne tenía por él.
Tomó asiento y ordenaron la cena, sólo pidió una ensalada y se rehusó a probar algo más a pesar de la insistencia de su madre.
Aún sin comprender demasiado observaba cómo Anne y ese hombre conversaban a gusto, el chico intervenía de vez en cuando, en cambio ella sólo los miraba sin prestar mayor atención a la conversación, sus pensamientos seguían en Keiji.
Cuando el hombre, ahora con una voz profunda, pidió su opinión sólo titubeó tontamente sin saber a qué se refería. Se avergonzó al notar que todos la observaban interrogantes. Por suerte Anne de algún modo intentó intervenir a su favor mencionando que a veces era un poco tímida…
Teniendo en cuenta lo tarde que era cuando salieron del restaurant el hombre se ofreció a llevarlas al departamento en su elegante auto plateado. Tomando asiento junto a Tomoki, por suerte al ver que llevaba de inmediato su atención al celular él tampoco pareció animarse a entablar una conversación.
Al despedirse, el beso que su madre depositó en la mejilla de su acompañante la perturbó aún más.
- ¿Quieres tomar algo?- dijo animada desde la cocina.
- iré a darme un baño- respondió, antes dirigiéndose hasta ella por un vaso de jugo, aun se sentía ahogada.
- ¿Qué te pareció la cena?- musitó ahora con un inusual interés en su respuesta.
- bien…-suspiró sin mucho ánimo- no sabía que fueras cercana a esas personas.
- son buenas personas- sonrió complacida.
-…claro.
Anne la observaba por el rabillo del ojo.
-…¿Y qué te pareció él?
- …¿ese hombre?
- así es…Seichiro.
- bueno…parecía agradable- se encogió de hombros.
Anne sonrió.
- …verás - continuó, ahora pareció dudar - la razón por la cual te hice ir…es porque…Seishiro y yo…estamos saliendo…
¡¿Saliendo?!
La palabra se remeció en su cabeza, un escalofrío le recorrió el cuerpo, dejándola otra vez en estado de alerta. La miró boquiabierta.
-…¿Saliendo?- balbuceó, su madre asintió- …eso significa que…él y tú…- apretó los labios- ¿son novios?
-…bueno- desvió la mirada- aun...nos estamos conociendo.
Su pecho comenzó a apretarse.
- Hotaru…- suspiró fuerte- la verdad, me hubiese gustado decírtelo antes.
-…!y por qué no lo hiciste!- exclamó, sintiendo como toda la sangre se le subía a la cabeza, y un nudo se le formaba en la garganta…
- lo siento…no quise- ahora pareció apenada –lo siento…-intentó acercarse, obligándole a tomar distancia.
- creo que ahora…preferiría estar sola…- murmuró sintiendo las primeras lágrimas lágrimas.
Se apresuró a su habitación dejándose caer sobre la cama…¿Su madre con un hombre, estaba enloqueciendo, verdad?
Aunque las primeras citas con Seichiro habían sido meramente profesionales, en poco tiempo, después de haber aceptado la invitación al café él le pidió que dejara de hablarle con tantas formalidades.
Por alguna razón, aunque ya Tomoki no fuese el tema central de conversación, siempre encontraban algo que discutir. Seichiro era tres años mayor que ella, aunque por algunos momentos parecían no tener ninguno de diferencia, trabajaba en una empresa de construcción, por lo que siempre vestía de traje y parecía tener la mente bastante ocupada. Le gustaba escuchar su voz ronca, expresándose de manera amable, incluso cuando la confrontaba, ciertamente tenía ideas bastante bien fundamentadas respecto a todo lo que hablaban. La hacía además sentir siempre considerada al tomar alguna decisión respecto al tratamiento de su hijo.
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Editado: 29.11.2024