Con la misma convicción con la que le había hablado con Yuuri, esa tarde acompañó a su compañero a probar suerte, tomaron el metro hasta la zona de Shinjuku, lugar donde muy desapercibidos durante el día, pero brillantes y animados durante la noche se asomaban los letreros de las decenas de Hostclub que estaban instalados en las calles del barrio de Kabukicho.
Hombres jóvenes se paseaban ofreciendo sus servicios a las mujeres que caminaban por la acera. A ellos por supuesto no los tomaron en cuenta.
Doblando en una esquina, en una de esas estrechas calles menos concurridas su acompañante indicó que entraran por la puerta trasera. De inmediato un atlético moreno, varios centímetros más alto que ellos les sonrió presentándose como Shin, apodo de Shinjiro.
Kouichi observó el lugar con detención, sorprendiéndose por todos esos chicos vistiendo atuendos elegantes, al menos muchos más de lo que hubiese creído. Iban de un lado a otro cargando bandejas con bebidas, otros hablaban y reían con mujeres de las más diversas edades.
-¿Qué tal?-preguntó Naoto, evidentemente complacido por el alegre ambiente.
-…bueno…- se sintió dudoso, al menos lucía más similar a un bar que a un prostíbulo de hombres, como secretamente eran conocidos.
-¿No te impresiona?- insistió antes que pudiese responder, sin duda mucho más entusiasta que él.
-…no…no lo sé…
-es porque no sabes la mejor parte-susurró-en sólo una noche...puedes ganar cientos de yenes.
-…¿sólo por hablar?- se quedó incrédulo.
-…y lo que tu clienta requiera, eso es cosa tuya, pero mientras a más estés dispuesto, más dinero tendrás.
- Supongo que están interesados en las vacantes- interrumpió el anfitrión.
- ¿cuáles son los requisitos...?
- no habrá problema si sabes hablar con las chicas y lograr que gasten dinero en bebidas- le guiñó un ojo- claro...lo de la apariencia es primordial, pero podemos ayudarte.
-¡por supuesto!-sonrió animado- al fin algo en lo que soy bueno.
Kouichi lo miró de reojos, ahora pensando que tal vez su compañero era demasiado iluso como para no dudar en lo maravilloso del negocio.
-Y tú ¿que edad tienes?
-…yo…dieciséis- respondió desconcertado.
-¡qué suerte!-rio el moreno-las clientas aman a los adolescentes...
-¡p...pero...yo no...!- sintió un codazo de parte de su compañero justo en las costillas.
-no vas rechazar un trabajo así-murmuró-no hay nada más honorable que ser invitado a participar en un Host Club, normalmente los postulantes deben para por muchas pruebas antes de ser aceptados como anfitriones...
-Bien- lo interrumpió Shinjiro- tienen que llenar estos formularios, les advierto que muchos renuncian en pocos días, es un trabajo duro así que estarán algunos días a prueba, lean bien las condiciones.
Kouichi tomó sus formularios sólo para no dar una mala impresión.
Por suerte cuando estuvieron a la tienda de veinticuatro horas el supervisor aun no había llegado, así que a pesar de los reclamos de Naoto, debieron hablar menos y trabajar en serio. Con cada clienta que pudo atender esa noche se preguntó si realmente podría tener alguna cualidad, se sabía con cierta facilidad para empatizar con otros sólo analizando un poco sus expresiones, y al menos en el instituto siempre había intentado ser amable, incluso con las chicas que no le agradaban.
- No me acostumbro a tus turnos de noche- sonrió Yuuri al verlo llegar esa mañana, aún estaba en pijamas.
- estoy bien- sonrió- traje algunas cosas para el desayuno.
Y aunque su amiga estuvo otra vez intentando tomar el liderazgo él insistió en que podría encargarse. Con Yuuri volviendo a su habitación, pensativo, llevó los onigiris y sándwich que había traído a la mesa, preparó té y sopa de miso. Mientras la esperaba buscó el formulario de su mochila y comenzó a leer en detalle. En primer lugar, pedían sus datos personales y experiencias en trabajos anteriores. Pensó en si debía mentir ante eso último para tener más oportunidades. Luego estaba la parte de descripción del trabajo, era una prestigiosa empresa que contaba con locales en diferentes ciudades, el salario consistía en el cincuenta por ciento de lo recaudado en cada noche y las propinas eran completamente suyas, aunque sólo por tener la oportunidad de trabajar allí debería iniciar con una pequeña deuda que tendría que esforzarse en pagar a la brevedad, al menos no era demasiado dinero en relación a lo que pudiese ganar, de acuerdo a lo que había dicho Shin. Otro de los beneficios era que los anfitriones más populares podían vivir de manera gratuita en los dormitorios que el Host Club tenía para ellos en los demás pisos del edificio.
- Qué es eso- lo interrumpió su amiga, sacándolo de sus pensamientos.
Y de seguro por la velocidad con la que volvió a ponerlos en la mochila Yuuri se quedó suspicaz.
- Bien, muero de hambre y todo esto se ve delicioso- sentándose a la mesa.
-…¿Crees que paso por alguien de veinte?
- ¿de veinte?- se extrañó-...bueno…eres alto, pero no lo sé…tu rostro no es precisamente el de un hombre adulto ¿Por qué?
Se sintió avergonzado.
-bueno, estoy buscando un nuevo trabajo, algo donde pueda trabajar a tiempo completo o ganar más dinero.
- …No es necesario que ganes más dinero- aseveró de inmediato, la mirada amable de su amiga le pareció intimidante- puedes quedarte acá todo el tiempo que quieras.
- pero no puedo quedarme para siempre…
-…Si lo ves de ese modo…Sé que dije que respetaría tu decisión, pero creo que deberías hablar con tu padre.
- No, no lo haré- bufó sin verla a la cara y no volvieron a hablar durante el resto del desayuno.
Intentando evitar cualquier encuentro que pudiese resultar incómodo Hotaru había decidido refugiarse en su jardín durante los descansos, un par de días había llevado su flauta, en los otros sólo se sentó en el césped con la mirada perdida para meditar en paz lo que tenía en mente.
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Editado: 29.11.2024