Ligera y agridulce

El día en que dejaste de fingir: Capítulo 16

Con dificultad, y una vez estando segura que su madre ya había salido para el trabajo, se levantó. Tenía la cara tan inflamada que ni aun usando maquillaje la habría arreglado. Así que se vistió, se puso una mascarilla y salió envolviéndose en la bufanda de Umi.

Al llegar al instituto era cerca de las diez de la mañana, sin entrar a clases se fue a la biblioteca y sacó un libro de física, aunque a penas abrirlo supo que no valía si quiera intentarlo. Le envió mensajes a Umi sin obtener respuesta, apoyó la cabeza sobre la mesa cerrando los ojos.

Si Anne estaba decidida a dar un giro tan significativo en la vida de ambas comenzaba a comprender que la relación con ese hombre era realmente algo importante. ¿De verdad creía que era una buena idea sabiendo cuan tímida y antisocial había sido durante toda su vida? Sólo imaginárselo le causaba angustia.

El murmullo de un par de alumnos de tercero la sacó de sus pensamientos, miró por la ventana notando que el cielo estaba tan oscuro como si se hubiese puesto de acuerdo con lo que tenía dentro de su cabeza. Se quedó mirando el paisaje, gracias a la humedad los arbustos de los jardines lucían más verdes que nunca, si no hiciera tanto frío se habría ido a su jardín secreto.

Cerca del mediodía recibió un mensaje de su amiga indicando que iba subiendo al segundo piso de la biblioteca. Inmediatamente buscó su rostro entre los pocos alumnos, y ahí estaba, sonriéndole.

-No me digas que te has quedado acá toda la mañana- musitó en voz baja.

- …tiene una buena calefacción- respondió, quitándose la mascarilla.

Umi rio, pero al ver su cara no pudo disimular.

- cielos, parece que no hubieras dormido en años.

-…y hace un par de horas estaba peor- se encogió de hombros.

- además estás pálida ¿quieres comer algo?

- estoy bien…no tengo hambre.

- bueno, aunque no lo tengas deberás hacerlo- aseveró tomando su mano- luces tan frágil que si no te obligo a hacerlo me sentiré culpable.

Suspiró sintiendo un ligero calor dentro del pecho, no pudo evitar dirigirle una sutil sonrisa. Umi le ayudó a guardar sus cosas y salieron del edificio.

- Me alegra que estés usando la bufanda, apenas termine la que estoy haciendo para Hero, comenzaré a tejer para ti ¿Quieres algún color en especial?

-…el que tú quieras…- sonrió conmovida.

- creo que te vendría bien un rosa pálido- murmuró pensativa- o un morado, bueno, tendré que sorprenderte.

Caminaron al comedor. Mientras su amiga se acercó al almacén observó a los alumnos de diversos cursos hablar animados, odiaba que siempre todos parecieran tan felices, mientras ella no podía dejar de cuestionarse cada segundo de su vida.

Tomó asiento en un rincón seguro donde en minutos Umi volvió con una bandeja con sopa de miso y té caliente. Al ver la comida se sintió aliviada, al menos no había comprado carne ni esas cosas que sabía que la harían sentir mal.

- Hace mucho que no venía a comer acá- murmuró no muy entusiasta.

- siempre hay mucha gente, prefiero comer en la sala, pero hagamos una excepción por hoy que hace frio.

Asintió con la cabeza dando el primer sorbo a su sopa. No había comido nada desde el día anterior, después de haber vomitado, así que tuvo una sensación extraña en el estómago. Comieron en silencio hasta que su amiga volvió a tomar la palabra.

- Espero que la razón de tu aspecto no sea por Keiji.

- No- suspiró con una leve sonrisa- almorzamos el otro día, y creo que podemos seguir siendo amigos, no como antes, pero me agradó hablar con él.

Umi también sonrió.

- Es lo mismo de siempre- continuó, con el pecho apretado- Mamá…Creo que después de todo su relación con ese hombre va en serio…quiere que vivamos junto a él…

Su amiga no dijo nada, pero pudo ver que abría los ojos de par en par.

-…insiste en que es una buena persona y que con él estaríamos mucho más cómodas, pero yo no soportaría compartir mi privacidad con alguien que no conozco.

- bueno- pareció dudar- creo que tienes razón…se oye bastante incómodo.

- me molesta solo imaginarlo- tomó un sorbo de té, queriendo liberarse de la sensación desagradable que se le estaba formando en la garganta.

-…¿Y al menos ese hombre es alguien amable?

- aunque mamá sólo habla cosas buenas de él creo que su opinión es bastante subjetiva…- suspiró- de todas formas, está muy convencida en que nos mudemos, y que sólo debo acatar sus órdenes, supongo que tendré que hallar la forma de convencerla de lo contrario…

- Lo siento…sé que al inicio dije que te lo tomaras a la ligera, supongo que de todas formas tendrás que darte el tiempo de conocerlo…

Se quedó pensativa, todo parecía incierto.

Bebió el último sorbo de su sopa y estaba dispuesta a pararse para devolver su bandeja cuando un trío de chicos de primero pasó a su lado. Reconociéndolo de inmediato bajó la cabeza, los músculos de su cara se tensaron.

- ¿Sucede algo?

- ese niño…es el hijo de Seichiro- susurró, avergonzada.

-…supongo que te refieres al que se ha quedado viéndonos...

-…había olvidado decir que además ahora está en nuestro instituto.

- supe de un chico que de primero que se incorporó hace poco, dicen que tuvo un accidente y que además está intentando entrar al equipo de basquetbol…Entonces se trataba de él- comentó con curiosidad.

Apoyó la cabeza sobre la palma de una de sus manos, era lo que bastaba.

- Creo que mi cabeza va a explotar- bufó-…esas personas están invadiendo mi vida.

A pesar de esforzarle en entenderla, Umi no pudo evitar sonreír.

- creo que mejor nos vamos de acá- levantó ambas bandejas y la tomó de la mano.

Ella sólo se dejó guiar, afuera el clima continuaba frío, así que no tuvieron más opción que ir al salón.

- Prefiero asegurarme que no faltes también a esta clase- bromeó su amiga.

- me siento como una carga- suspiró.

- al menos ya tienes un mejor semblante- sonrió- y has dejado de parecer un fantasma.




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