La noche anterior a su evaluación comió hasta sentirse nauseosa, sabía que Anne comenzaba a sospechar así que más le valía obtener buenos resultados.
A pesar que intentó dormir con apenas cerrar los ojos en su mente aparecieron imágenes del sin fin de posibilidades. Cuando su despertador sonó a las seis de la mañana se puso en pie de inmediato, ya con el pecho apretado.
Bajó vistiendo el uniforme, su madre la esperaba en la sala. Al llegar le tomaron algunos exámenes de sangre para luego esperar por la revisión. Por suerte no tuvo que entrar con ella.
-Muy bien...Ryusaki Hotaru ¿verdad?- murmuró la doctora desde su escritorio, viéndola por sobre sus anteojos. Su cabello rubio ahora descansaba sobre sus hombros, el labial carmín apenas era visible en sus diminutos labios, en especial si intentaba sonreír, pero al analizar su expresión supo que esa mañana no le regalaría demasiadas sonrisas - ¿Cómo te has sentido?
-bien…- respondió sin dudar, una respuesta de cortesía.
-¿y cómo vas con tus medicamentos?
-bien…
- ¿algún síntoma que haya llamado tu atención?...¿pérdida de cabello, dolor en las articulaciones, problemas de concentración?
-…creo que no- mintió viendo sus manos, los nudillos le ardían.
Cuando con una mirada muy seria le pidió que se quitara la ropa supo que los próximos minutos serían decisivos.
Se quedó en ropa interior. La doctora tomó su estetoscopio examinándola por completo, con el aparato tan frío que le puso la piel de gallina. Luego la llevó a la pesa, y notó de manera fugaz una mueca de desaprobación, marcaron 38 kilos.
-¿Sabes lo que significa tu peso?
Tal vez la balanza estaba averiada.
-...no...
- conozco muchos casos como el tuyo- aseveró - te vistes y haces pasar a tu madre.
Suspirando se vistió con lentitud, como si eso lograra retrasar el momento para que la doctora hablara con su madre.
Anne parecía tan tranquila como acostumbraba.
-¿Alguna vez ha visto a su hija en ropa interior?
- claro que no, Hotaru es muy pudorosa – negó con una penosa inocencia, ante otra mirada de desaprobación de la doctora.
- debería tener más precaución, en este momento pesa 38 kilos.
-¿38?- exclamó – pero…no lo parece.
-38 kilos para su estatura, resultan en un índice de masa corporal aproximado de 17.5, está en el rango de desnutrición, la masa grasa es escasa y su musculatura parece estar también disminuyendo.
Los ojos de Anne se abrieron de par en par, aun así ella intentó mantenerse inexpresiva.
-...ciertamente no puedo hacer un diagnóstico a la ligera, pero con los resultados del hemograma sabremos si estoy en lo correcto. De todas formas me gustaría realizarle algunos otros exámenes corroborativos dentro de la próxima semana ¿está de acuerdo?
-…claro…
-bien, ahora mi única recomendación será que hable con ella, es un tema delicado- continuó, casi como ignorando que Hotaru aún estaba ahí- tal vez gestione la asistencia de una terapeuta.
Anne se mantuvo en silencio e inexpresiva hasta que estuvieron afuera del hospital. A pesar del sol el aire frío entre sus piernas penetró congelándole las rodillas, se acomodó la bufanda y los mitones antes de seguir caminado a su lado.
-…Y bien- murmuró sin dirigirle la mirada-…¿tienes algo que decir?
Apretó los labios, y agradeció que no la estuviera mirando.
-…yo me siento bien- musitó- no te preocupes, sólo exagera…tú más que nadie sabes que algunos médicos lo hacen.
-…quisiera creer que está exagerando, especialmente si se trata de mi hija…
Se encogió de hombros, prefiriendo no intervenir con algo que luego podría ser usado en su contra.
Caminaron hasta el metro en silencio.
-¿Quieres que prepare algo de comer?
-me gustaría, pero ya debo ir al instituto…
-no- aseveró- hoy tienes mi permiso para faltar.
-pero...
-vamos- la interrumpió- quiero llegar antes del mediodía.
En casa Anne comenzó a cocinar de inmediato, sacó un poco de curry del congelador, y le sirvió un vaso de té helado.
Ella intercambiaba su atención entre los hielos de su vaso y su madre cortando y sazonando las verduras, en silencio, notándola mucho más pensativa. A pesar de las circunstancias agradeció ese momento a solas, algo que hace mucho tiempo no tenían.
La ayudó con la mesa, la comida tenía muy buen aspecto, pero cuando tuvo su plato servido sólo pudo dar un primer bocado para empezar a sentirse nauseosa.
-…Hotaru- murmuró después de varios minutos-…no estás conforme ¿verdad?
Tomó un sorbo de té, incapaz de levantar la mirada.
-…¿no puedes actuar como una persona normal de tu edad?...
Ahora se sintió fastidiada ¿acaso no notaba que su preocupación llegaba demasiado tarde?
-…no lo entiendo- suspiró.
Por qué se había interesado en ella sólo hasta ahora ¿Cuatro años verdad? Sólo tenía cuatro años cuando había empezado a abandonarla.
-...tal vez porque nunca has estado a mi lado- respondió con voz ronca-…siempre he tenido que aprender las cosas por mi cuenta...
Anne se sorprendió. Suspiró profundo antes de continuar, su habitual calma comenzaba a quebrarse.
- …¿no te das cuenta que lo he hecho para darte lo que necesitas?
-…¿crees que necesito esto?...¿Necesito vivir con estas personas?
-…sólo quiero que tengas una familia.
-¡No! ¡ellos no son mi familia!- alzó la voz, Anne suspiró moviendo la cabeza en señal de desaprobación.
Hubiese querido gritar y largarse, pero se mordió el labio inferior, conteniéndose. Ahora Anne si parecía molesta.
Volvieron a quedarse en silencio, hasta que su madre acabó su plato, ella sólo había estado desplazando las verduras de un lado a otro con el tenedor.
- …¿No vas a comer?...
-...lo siento – suspiró, y se puso de pie apretando los dientes, ahogada, como si de manera invisible alguien la estuviera ahorcando.
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Editado: 29.11.2024