Ligera y agridulce

El día en que dejaste de fingir: Capítulo 37

No volvió a recibir mensajes de Umi preguntándole cómo se sentía, jamás la había visto tan molesta, pero debía aceptar que había sido demasiado entrometida.

Entre los alumnos, ese último día, había un ambiente expectante, por un par de semanas podrían sólo descansar. Ella meditaba en que no tendría que volver a un lugar donde tan poco sentido de pertenencia tenía…para seguir en otro donde se vería obligada a convivir con un par de extraños. Sus opciones eran menos alentadoras.

Cuando la cuenta regresiva terminó el profesor les deseó felices fiestas dejándolos escapar. Ella con su característica lentitud guardó sus cosas y sin despedirse ni fijarse siquiera en Ryo salió del salón. En los diarios murales de camino a la salida estaban pegados los afiches del concierto de navidad, ahora más que tristeza le causaron apatía.

Antes de poder escapar del edificio la voz brillante de su amigo logró sacarla de sus pensamientos.

- ¿Ya te vas?- sonrió alcanzándola.

- hola - asintió inexpresiva- estoy cansada.

- ¿te dieron muchos deberes para las vacaciones?

- algo- respondió con un ligero bostezo.

- a mi también, aún así ¿quieres dar un paseo? no tengo nada que hacer, no tomará mucho tiempo.

- las tiendas deben estar llenas.

- No, no, me dijeron que había una exposición de luces en el parque Ueno, como aún es temprano no creo que haya mucha gente.

-…pero aun no oscurece…

- lo hará cuando hayamos llegado- insistió con una sonrisa, sus cejas se levantaron- Además así no tendrás que llegar tan temprano a casa.

Suspiró por la nariz, en cierto modo era agradable que su entusiasmo aun lograra contagiarla.

Compraron un par de latas de té y aunque el metro estaba lleno les fue fácil llegar.

- Había pensado quedarme en el instituto durante las vacaciones, pero mis hermanas insistieron en que debería ir a casa.

-…tal vez te extrañan- murmuró pensativa.

- seguro quieren que haga sus mandados- reclamó con un aire divertido- ¿Tú estarás con tu familia?

-…con mamá…y ese chico…y su padre- suspiró mirando un punto fijo en el horizonte- pero no me agradan.

- puede que ahora sea incómodo, pero cuando terminemos el instituto seguro podrás irte a estudiar a una buena universidad y serás independiente- la animó.

En la entrada del parque había algunos turistas tomando fotografías, otras personas haciendo sus caminatas y muchas parejas tomadas de la mano. El aire entre la naturaleza estaba más frío y húmedo, por lo que se acomodó la bufanda con un par de vueltas.

- Si te cansas de caminar me lo dices- sonrió complaciente.

- gracias- respondió cabizbaja- pero no estoy enferma.

Keiji suspiró y aunque parecía intentar esconder su expresión bajo una sonrisa, ella pudo notarlo, sintiéndose algo fastidiada.

Caminaron en silencio mientras él buscó en su celular la dirección exacta. Junto a ellos corrieron un grupo de niños con adornos y muñecos del zoológico. Keiji mencionó que hace mucho tiempo lo había visitado con sus hermanas, tal vez si se animaba algún día podrían ir juntos.

Ella asintió con la cabeza recordando que esa única vez que había venido Anne compró un peluche que cuidó mucho hasta perderlo en una de las mudanzas. Se sintió un poco nostálgica.

Cuando la luz natural se fue casi por completo la iluminación de los árboles, postes y varias estructuras a su alrededor destacaron con una especial belleza. La figura más grande era un árbol navideño de varios metros donde inmediatamente la gente comenzó a hacerse fotos, había otra figura de un dragón de color azul que se imponía a un lado de los senderos. Caminó con lentitud mientras su amigo se quedó tomando fotos. Llegando la oscuridad también lo hicieron las personas, ahora también con niños. Se abrieron además algunos puestos de comida.

- No te escapes- sonrió alcanzándola.

Ella jamás había disfrutado esos lugares tan concurridos.

-hay mucha gente…

- ¿quieres comprar algo?

A pesar del agradable aroma de los dulces negó con la cabeza.

Continuaron hasta la laguna que ahora lucía por completo iluminada, en medio de ella había una estructura de diversos colores simulando peces en movimiento y flores de loto.

- genial- murmuro Keiji sorprendido, ella asintió con la cabeza. La luz además se reflejaba perfectamente en las oscuras aguas, como si se tratara de un espejo.

Se quedó viendo el reflejo casi sin parpadear, luego de varios minutos era casi imposible diferenciar cuál era la figura real. Hubiese querido sumergirse y cerciorarse si había también una Hotaru mirándola desde el otro lado, quiso saber si era como ella, o si tal vez la otra era la real y ella el reflejo, cuestionándose al mismo tiempo lo mismo que ella se estaba cuestionando…

- ¿Quieres que te tome una foto?- escuchó la voz de Keiji entre sus pensamientos.

Abrió la boca, pero no pudo responder.

- ¿es lindo, verdad?- musitó- le diré a Meiji que venga durante las vacaciones.

- …claro- susurró, sintiéndose ajena a todo, como si aún estuviese soñando.

- ¿quieres que te tome una foto?- insistió.

Se encogió de hombros. Vio cómo su amigo se alejaba un par de metros mirándola a través del celular, distraída lo siguió con los ojos.

- ¡¡Tienes que sonreír!!

Parpadeó un par de veces y le mostró sutilmente los dientes, aun así no se sintió como una sonrisa. Lo vio volver a su lado, ella apretó los labios, la chica que aparecía en la pantalla era muy diferente a la imagen que tenía de sí misma.

-…no me gusta.

- ¿qué?- rio por su parte- a mi sí, así que la guardaré de todos modos- volvió a mirar la foto, lamentando que no hubiese sonreído.

Se apoyaron en el pasamanos que daba hacia la laguna, ahora había más gente.

- qué suerte que llegáramos temprano.

Asintió.

- ¿No tienes hambre?- abrió su mochila- una chica de primero me dio un chocolate.




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