Ligera y agridulce

La velocidad de la luz: Capítulo 9

Por orden de Mayumi Anne se encargó de ayudarla en sus ejercicios matutinos, aunque quedara exhausta en escasos minutos. Ese mañana tras completar la rutina se dirigió a su habitación para cambiarse, desde la última salida al mundo exterior había acostumbrado a llevar alguna prenda cómoda para estar en casa. Al llegar al segundo piso se percató con cierta satisfacción que ya tenía mucha menos dificultad para subir las escaleras.

Abría el armario en busca de un par de calcetines cuando divisó también algunos libros de Kenji, con cierta nostalgia acomodó uno de ellos junto a los cuentos de la colección de Natsuko que cada noche llevaba a su habitación…

Historia de la música en el siglo XIX, leyó sentándose frente al escritorio con los pies ya abrigados. Repasó con la vista las páginas, aunque sin detenerse a leer nada en particular, ahora consciente de los detalles de la historia con su madre le era difícil volver a considerar sus pertenencias como objetos preciados. Con lápiz grafito y las páginas dobladas estaban marcadas las partes donde se mencionaban cuidades de Europa icónicas para el jazz.

- Traje jugo- entró Anne sobresaltándola.

Cerrando el libro de inmediato, no tuvo tiempo de esconderlo.

-…gra-gracias- titubeó apretando los labios.

Anne inspeccionó el escritorio pareciendo resignada.

- descuida…

-…sentí…curiosidad.

-…tu padre siempre soñó conocer muchos lugares de Europa relacionados a la música- sonrió pensativa- espero que al menos lo haya logrado.

Le fue inevitable conmoverse.

- …¿no sientes…rencor?

-bueno- dirigió su mirada hacia la ventana- fueron dieciséis años sintiéndolo…creo que es suficiente.

Ahora no pudo evitar sonreír. Bebió un poco de jugo junto con uno de los medicamentos.

- A todo esto- Anne volvió a sonreír- recibí respuesta de tu profesor, me enviará algunas lecturas para que no te atrases demasiado en el instituto- Ella asintió, probablemente sin la convicción suficiente- Te sientes bien para hacerlo ¿verdad?

- no…no me desagrada leer…- se encogió de hombros.

Tras comer su puré nutritivo la ayudó con la cena, para ellos su madre preparaba omurice, se quedó analizando la salsa de tomates sin percatarse que esta vez el aroma de las especies inundando sus sentidos no la hizo sentirse asqueada, muy en su interior lamentó no poder probarlo, ya que, aunque pudiese digerir casi con normalidad sólo debía comer alimentos blandos hasta que Ritsuko indicara lo contrario.

- ¿Crees que a Seichiro le guste?

La miró incrédula.

- …creo que le gusta todo lo que preparas.

-…bueno…- rio divertida- es porque él no es muy hábil en la cocina.

En ese momento sintieron abrirse la puerta principal, Anne de inmediato sonrió para dar la bienvenida a Tomoki, ella sólo inclinó la cabeza sin atreverse a verlo.

- Algo huele muy bien.

- ¿puedes ayudarnos con la mesa?

- claro- musitó dirigiéndose antes al lavaplatos, Hotaru intentó apartarse con poco éxito- espero que papá llegue pronto, ama el omurice de Anne, especialmente cuando logra montar el huevo a la perfección.

- basta de halagos- rio- ¿pudiste hacer mis encargos?

- claro- sonrió con satisfacción, volviendo desde el recibidor con un par de libros- la profesora dijo que enviará más la próxima semana.

Anne asintió para luego dirigirse a ella, quien, sin poder agradecer, desvió la mirada avergonzada.

Con los libros en la mano y el corazón apretado subió de prisa. Tomoki irradiaba tanta confianza que la incomodaba…Era esa energía casi brillante que en ocasiones le hacía evocar a Keiji, ambos eran ese tipo de personas que parecían estar para aliviar a quienes los rodeaban…Aunque claro…ella se había aprovechado demasiado de esa amabilidad…hasta lograr absorber todas sus energías…Ciertamente recordar su último encuentro lograba encogerle el corazón, sin dudas en otras circunstancias hubiese corrido a pedir que la perdonara.

Buscó en su billetera la única fotografía que tenía impresa, del purikura, sus ojos brillantes hacían juego con esa sonrisa adorable. Suspiró profundo logrando que en segundos los ojos se le inundaran. Apoyando la cabeza en la almohada se quedó viéndola hasta dormirse, sin duda, una de las cosas que le desagradaba de sí misma era esa nula capacidad para expresar sus sentimientos de forma adecuada.

El siguiente torneo de tenis de preparatorias iniciaba en un par de días por lo que había decidido concentrarse en mejorar sus habilidades y así evitar que su puesto de titular pudiese ser arrebatado.

- Dudo que alguien pueda derrotarlos si se enfrenta a ustedes en un juego de dobles- sonrió Momo tragado la última porción de su barra energética.

- el peor resultado es para quien se confía - aseveró Aki.

- esa es sólo una falsa modestia- lo miró incrédulo.

- aun así no podemos ganar el torneo si no logramos pasar las eliminatorias- agregó Keiji.

- bien, sé que nunca admitirán que tengo razón- bufó- ahora ¿quién será el próximo en enfrentarse al gran Momoshiro?

- los espero en la banca- sonrió Aki escapando de la cancha, inmediatamente las chicas se acercaron a ver el nuevo partido en su compañía.

Keiji bebió un poco de agua y tomó posición, sabiendo que la forma más rápida de derrotar a Momo era haciéndolo correr por toda la cancha, cosa que a él mismo se le daba muy fácil.

- Dos juegos a cero- exclamó Aki en menos de media hora.

- ¡no es justo!- suspiró Momo- nuestros estilos de juego no son compatibles.

- lo siento- musitó Keiji.

Sus compañeras los animaban a ambos por igual, aunque los gritos le daban a Momo energía extra.

Calculaba hacer la última jugada antes de derrotarlo cuando una nueva presencia lo distrajo haciéndole creer que se trataba de Hotaru, pero el mirar otra vez descubrió un rostro diferente, aunque no menos agradable. Ante su distracción fue incapaz de devolver la pelota.




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