Con cierto desdén su compañero dejó caer la hoja del examen de ciencias sobre su escritorio, al menos había logrado aprobar, no así aquellos con los que había estudiado.
-…Desearía que existiera al menos una mujer que quisiera obsesionarse conmigo…- bufó uno de ellos dejando de lado la historieta que hasta ahora había estado leyendo.
- si sigues con esas notas la única mujer que se obsesionará contigo será la profesora de ciencias- se burló su amigo.
- no importa- suspiró- me agradan mayores.
Kouichi, que sólo los miraba de reojos, no se atrevió a dar una opinión.
-Estamos solteros- se encogió de hombros- pero al menos no como esos idiotas que sólo hacen lo que dicen sus novias.
Pesando en que una vez le había confesado a Mayumi el constante temor que sentía en que alguna mujer pudiese volver a obsesionarse con él, se había quedado mirando al horizonte más allá de su ventana en el vagón, su estómago comenzaba a rugir, estaba cansado, pero aun debía cumplir con su turno en la panadería.
Al fin lograba encontrar en el desorden de su mochila aquel trozo de chocolate que uno de sus compañeros le había compartido cuando una ligera palmada en la espalda lo puso de sobresalto. La blanca dentadura de Shin, contrastando con su tez morena, aunque mucho menos maquillado a cómo le recordaba, ahora le sonreía.
- Vaya sorpresa- musitó disminuyendo la distancia para así no tener que alzar la voz.
Se esforzó para también sonreírle, seguido de una ligera reverencia.
- Ya no soy tu superior, descuida.
-…claro…
- Veo que has vuelto al instituto- pareció complacido- como siempre debió ser.
-…si- bajó la mirada volviendo a avergonzarse.
-¿te vas a casa?.
- voy camino al trabajo- indicó aquel broche con el logo de la panadería que la había dado la encargada, que solía llevar en la correa de su bolso- queda por esta zona.
- ya veo- musitó- no solía frecuentar esta línea, pero he comenzado a asistir a clases para aprobar el examen de ingreso a la universidad.
Esta vez no pudo ocultar su sorpresa. Suspiró con una sonrisa.
- Fue Natsumi- agregó pensativo- me convenció en retomar los estudios, aunque me siento un poco oxidado como para no tener que prepararme antes.
De alguno modo pudo sentir nostalgia.
- entonces…¿has dejado el Host?
- ser anfitrión me ayudó a reunir dinero suficiente como para hacerlo sin problemas. Natsumi también ha logrado ahorrar gracias a las ventas de algunos de sus diseños, así que decidimos arrendar juntos un departamento.
Inspiró profundo, se oía como una muy buena noticia, pero no pudo encontrar las palabras adecuadas para felicitarlo.
- Es cierto, la última vez que nos vimos olvidé pedir tu número.
Lo vió sacar el celular del bolsillo, y aun dudoso, se sintió en la obligación de dárselo.
- Bien, me bajo en la próxima- volvió a darle una palmadita en la espalda, que él correspondió con una sonrisa- ¡nos vemos!
Y aunque no pudo decirle que no tenía la más mínima de intensión de saber ni recordar nada relacionado a Natsumi, se quedó mirando la puerta del vagón con la esperanza de volver a encontrárselo.
- Luces lindo con uniforme de instituto- lo alcanzó ahora una voz conocida cuando caminaba por el andén hacia la salida, era Sayaka - y veo que tienes amigos igualmente guapos.
La miró de reojos, sus mejillas no tardaron en ruborizarse.
-…no somos amigos.
Ella pareció examinarlo.
- En fin, ya es casi la hora, démonos prisa.
- Me quedaré en la caja por un rato- musitó la Sra. Yamazaki sacándolo de sus pensamientos- ¿puedes ir a la cocina para comenzar a armar los pedidos?
-…claro- asintió con una ligera sonrisa, y aun en silencio se hizo paso entre las cajas que se agrupaban en el pasillo.
-…Si continúa así venderé sus fotos en el mercado negro- reía Sayaka.
-estás loca- era la voz de Mizuki- cuando entres a la universidad descubrirás la gran cantidad de chicos lindos, y todos en secreto obsesionados con encontrar novia.
- si tú lo dices- se encogió de hombros- aunque creo que los chicos lindos como él no deberían tener novia, como los idols.
Mizuki pareció pensativa, su compañera se acercó a la nevera para comenzar a entintar una nueva porción de glaseado, momento en que al fin se atrevió a entrar.
-…La Señora Yamazaki dice…
- estas ya están listas- lo interrumpió Mizuki con evidente nerviosismo.
- ¿necesitas ayuda?- intervino Sayaka.
La miró por sobre su hombro, ya comenzaba a sentir hacia ella cierto rechazo, pero consciente de su habilidad, la encargada le pidió que lo ayudara antes de ir al descanso.
- Intenta poner tela adhesiva también por dentro- murmuró sin despegar la atención de una de las cajas que acababa de armar.
Ella se quedó mirándolo y sonrió complacida.
- Tus manos lucen muy delicadas.
Avergonzado se esforzó en ignorarla.
-…los adhesivos deben ir en la parte trasera- acomodó otro grupo de pasteles, y cuando iba por el próximo ella cogió su mano elevándola frente a su rostro.
- y tu piel es suave- ahora entrelazó sus dedos. Kouichi rápidamente hizo que lo soltara, y aunque quiso aumentar la distancia Sayaka volvió a alcanzarlo y sonrió, sabiéndolo avergonzado.
Quedándose inmóvil y sintiéndose hastiado inspiró profundo.
-…No estoy bromeando.
- tampoco yo- musitó.
Con un parpadeo particularmente lento, buscó sus ojos y se quedó serio.
- Gracias por mencionarlo, pero ya estaba consciente de ello-ella pareció sorprenderse. Se inclinó para ahora alcanzar su rostro y susurrar con voz ronca- mi novia lo menciona a diario.
-…cl-claro- Y quien se quedó avergonzada ahora fue ella.
En segundos se alejó excusándose en que tomaría un descanso, y desde ese momento no volvió a hablarle ni intentar acosarlo. También con aquellas que acudieron a la panadería esa tarde sólo para intentar coquetear descubrió que si era apático ellas se sentirían al menos intimidadas.
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Editado: 05.05.2025