No quiso pensar que la actitud de su amigo había sido de algún modo extraña, al menos a los mensajes que le envió los días siguientes respondió en poco tiempo. Tenía otras cosas en que pensar, en especial la visita que haría pronto a Ritsuko.
- Creo que hubiese sido mejor usar el auto a Seichiro- murmuró su madre intentando avanzar entre el mar de gente que se atiborraba en el andén, una vez más les fue imposible subir al carro.
Ella se encogió de hombros, a pesar de la incomodidad agradecía tener un momento tan cotidiano juntas. Cuando por fin lograron entrar Anne, como temiendo que pudiese ser aplastada por el tumulto, la arrastró hasta un rincón seguro. Hubiese querido decir que estaba bien, pero habría estado menospreciando todo su esfuerzo.
Se dirigieron a la salida más cercana al hospital, comenzaba a sentirse ansiosa. La siguió hasta el ascensor al quinto piso, donde una escuálida y lúgubre chica salía de la oficina de Ritsuko, debió preguntarse si en ese momento su apariencia era la misma. Minutos después fue su turno. La doctora se puso de pie para saludarlas, ella asintió con la cabeza y analizando su expresión, apretó los labios. Sin poder dejar de pellizcarse las yemas de los dedos, le fue imposible escucharla, al menos Anne pareció estar más atenta.
El período, la comida, su capacidad de adaptación, sus sentimientos. Como en pocas ocasiones esta vez pudo responder de manera positiva, y sin mentir, a todas las preguntas. Luego le indicó desvestirse. Dejando su bolso de lado caminó tras del biombo, donde la siguió para medir y evaluar cada centímetro de su cuerpo. Finalmente debió subir a la pesa, momento en que el corazón le latió tan fuerte que creyó que se le saldría por los oídos.
- ¿Quieres saber tu peso?- fue la única frase a la que pudo poner atención. Dio un ligero suspiro negando con la cabeza, aun no estaba preparada para tanto.
Se apresuró para volver a vestirse.
- Te tomarás estos exámenes para la próxima visita. Has tenido un avance aceptable, sólo deben cuidar- esta vez miró a Anne- en respetar los horarios y los tipos de alimentos, dado que su metabolismo continua enlentecido. Continuaremos con el multivitamínico, y si no has tenido dificultades para dormir podemos disminuir la dosis de ansiolíticos. Nos veremos dentro de un mes, pero si tienen dudas pueden escribirme- fue lo último que dijo antes de acomodarse los anteojos y sonreír.
Recibiendo una copia del informe y la orden de exámenes se despidieron.
- Qué silencio- musitó Anne dejando atrás la oficina de Ritsuko- ¿te sientes bien?
-…si- asintió pensativa.
- si estás cansada por el instituto creo que está bien admitirlo- sonrió- no es correcto que quieras sobre exigirte.
Suspiró y la miró de reojos, aunque admitiera o no que estaba cansada, sabía que Anne haría lo posible para intentar animarla, y ella cedería ante sus propios deseos para no decepcionarla…No podía decirle que le preocupaba el peso, o estar volviéndose gorda otra vez y lo peor, volver a ser esa Hotaru que tanto odiaba.
- ¿Quieres beber algo antes de irnos?- agregó pasando frente a la cafetería- tal vez te parezca raro, pero extraño el café que venden aquí, no sabes cuan delicioso es, en especial después de hacer un doble turno- sonrió.
Al evaluar su entusiasmo no tuvo más opción que asentir, el aroma a café se escapaba incluso más allá por los pasillos del primer piso. La siguió hasta una de las pocas mesas que no estaban ocupadas por personas vistiendo uniformes clínicos y batas blancas, algunos riendo despreocupados, y otros con expresión exhausta, agradeció que su madre ya no fuese uno de ellos. Anne pidió su capuccino de vainilla, y para ella té de sabores frutales.
- Creo que estuve a tiempo de evitar que toda esa crema no me tapara las arterias- bromeó
-…huele bien- asintió mirando su vaso.
- ¿Estás satisfecha con los resultados de hoy?
-…supongo que está bien- respondió pensativa, tal vez sin el interés que su madre esperaba.
Anne sonrió con un suspiro, y pareció que iba a decir algo, pero se limitó a beber un poco más de su vaso.
Ella mantuvo su atención en las personas de la cafetería, sin duda eran bastantes ruidosos, e iba a decir algo al respecto cuando unas mesas más allá, notó a un par de jóvenes que les hacían señales. Su madre no ponía atención, así que debió darle aviso, cuando Anne miró la señal fue más efusiva, y no dudaron en acercarse.
La primera y más entusiasta era una joven que apenas debía pasar los veinte años, la segunda, aunque más silenciosa, no dudó en mencionar cuánta falta les hacía su presencia. Se quedó sorprendida por el nivel de respecto con la cual la trataban.
-Le diré a los demás que vengan a saludarla.
- no la molestes- murmuró su compañera- no creo que esté aquí por placer.
- no pasa nada- sonrió Anne.
- ¿está aquí por un problema médico?
- acompañaba a mi hija…
Hotaru les dirigió una ligera e incómoda sonrisa.
- ¡es un gusto!- respondió la primera.
- no sabía que tuviera una hija tan grande.
- eso es porque luce muy joven.
- ¡cielos! demasiados halagos- bromeó Anne, ambas rieron. Y vieron acercarse a otro par de mujeres, de mayor edad.
Fueron rodeadas, comentando los sucesos del último tiempo en su ausencia, su madre parecía complacida escuchándolas, les daba algunos consejos.
-…Sólo espero que vuelva pronto, necesitamos más gente amable y con experiencia.
- yo espero que no tengas otros planes.
Anne sonrió incapaz de responder. Ella tomó el último sorbo de té, se miraron con una sutil complicidad.
Al despedirse Anne se quedó con su atención en sus compañeras hasta verlas salir de la cafetería, para luego incorporarse, tomar ambos vasos y ponerlos en un basurero.
- ¡Qué buen café!- musitó alcanzando su cartera- ¿nos vamos?
La siguió en silencio ahora con una sensación extraña, era de verdad su madre una persona admirada entre sus pares, hubiese querido conocer sus sentimientos al respecto.
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Editado: 05.05.2025