Ligera y agridulce

La velocidad de la luz: Capítulo 20

A penas llegar a casa cambió su uniforme y se puso un delantal de cocina, incluso antes de estudiar quería preparar algo para Keiji, merecía los mejores ingredientes del mundo, así que seleccionó los más frescos del refrigerador.

- ¿Vas a ayudarme con la cena?- comentó Anne al verla tan decidida.

Se sintió ruborizar.

- es para mañana…para una amiga- se excusó, sabiendo que sólo de esa forma no la interrogaría.

Cortó y peló cada ingrediente con absoluto cuidado, pensando en los sabores favoritos de su amigo, tortilla de huevo, camarones apanados, onigiris de salmón...Casi una hora más tarde miró el bento con satisfacción.

- Eso luce muy bien- musitó Tomoki, que había llegado hasta hace poco, ella asintió avergonzándose.

- Espero que algún día Hotaru se anime a preparar el almuerzo para todos- sonrió Anne.

Hubiese querido responder que sólo cocinaba para las personas que apreciaba, pero se limitó

a asentir, desviando la mirada.

Llegó a clases intentado memorizar las fórmulas con apoyo del cuaderno de física, por suerte había llegado lo suficientemente temprano para estudiar en silencio. Las chicas que le habían hecho cumplidos el día anterior la saludaron, se tocó el cabello preguntándose si solo por su nueva apariencia había dejado de ser invisible.

En el almuerzo Umi mencionó que parecía mucho más segura con esa apariencia, y sólo por el hecho de escucharlo casi pudo convencerse de ello. Pensativa, tomó un sorbo de su caja de jugo.

- Por cierto, creí que Keiji vendría con nosotras, salió muy a prisa apenas sonó el timbre del descanso.

-…tal vez esté con sus amigos- suspiró ella viendo la caja de almuerzo que había preparado.

Keiji que se había adelantado a la cafetería para comprar su almuerzo y el de Aki, pudo divisar entre los alumnos a Rin, quien, solitaria como acostumbraba, se dirigía a una de las mesas.

- Para mi está bien sin sopa de miso- musitó su amigo distrayéndolo.

Caminaron hasta una mesa contigua, Keiji en silencio comenzó probando pequeños bocados de arroz.

-…¿Tomaste una decisión?- murmuró Aki al rato dejándolo confundido-…me pareció extraño que no quisieras almorzar con ella.

Abrió los ojos, ahora un poco avergonzado.

-…qué…piensas…

- que ustedes no pueden sacarse el uno al otro de la “zona de amistad”- sonrió, haciéndolo suspirar con una sonrisa- Sólo déjala…creo que deberías concentrarte en los próximos partidos, o estudiar incluso.

Ahora miró de reojos a Rin queriendo saludarla, pero ella nunca le dirigió la mirada.

Sin que siquiera hubiese respondido a sus mensajes caminaron al salón de Umi con la esperanza de encontrarlo, pero de entre los alumnos que entraban y salían sólo pudo divisar a Hero y Naoki, quien de inmediato se acercaron a saludarla.

- ¿Vienes a visitarme?- bromeó Naoki logrando avergonzarla- te queda muy bien ese corte de cabello.

-…gracias.

- espero que pronto volvamos a vernos en el salón de música- se aproximó otros centímetros, ella bajó la mirada.

- deja de incomodarla- murmuró Hero obligándolo a tomar distancia- Pero es cierto, extraño no poder encontrarte antes de los ensayos – sonrió- ¿retomarás las clases de música?

Apretó los labios, y sólo se limitó a sonreír cabizbaja.

Umi y Naoki se habían quedado hablando, ella seguía tratando de encontrar una respuesta cuando al fin pudo divisar a Aki, quien al verla pareció retroceder, antes que incluso pudiese saludarlo.

- Creo que ya deberías volver a tu clase- musitó Umi- puedo decirle que has estado enviándole mensajes.

Se encogió de hombros, resignada, le entregó el paquete con el almuerzo, y se fue caminando pensativa.

En vez de poner atención en clases se mantuvo pendiente al celular, pero siquiera pudo saber si Keiji realmente los había leído sus mensajes, como si de pronto su existencia hubiese dejado de importarle.

-…¿Quieres compartirlo?- sonrió Keiji recibiendo el paquete, Umi lo miró incrédula.

- sólo hasta ayer dijiste…

- lo sé- suspiró llevando su atención hacia la ventana, Umi ahora pareció fastidiada.

- Sé que Hotaru se esforzó preparando toda esta comida, pensó en ti, en cada detalle, así que no atrevas a menospreciarla.

- lo dices con tanta convicción- volvió a suspirar resignado- aun así me cuesta creerlo…

Antes de dormirse esa noche, Hotaru se descubrió pensando en Keiji con una casi inexplicable nostalgia, rogó que solo fuera un capricho a su falta de atención, y no supo si eso también debía apuntarlo en su diario, o sólo decírselo a Mayumi cuando volviera a verla en la próxima sesión de terapia.

Por petición de ella misma, siendo fin de semana, salió sola y en silencio de casa. Caminó ese par de cuadras hasta el metro sosteniendo con nerviosismo la hebilla de su cartera, tenía cosas que preguntarle.

A pesar de la cantidad de asientos vacíos en su vagón prefirió quedarse de pie, el camino no sería largo. Al entrar en el oscuro túnel concentró su atención en la chica al otro lado de su propio reflejo. La miraba fijo, con unos ojos hundidos, algo tenebrosa y apática. Sus largos brazos parecían querer envolverla en la oscuridad, más allá del vidrio, tal vez para alejarla de la realidad, sintiendo temor y al mismo tiempo tentada cerró los ojos por unos segundos y la chica pareció sonreír maliciosamente dentro de sus propios pensamientos. Por suerte la luz de la nueva estación y el abrir de las puertas se la llevaron consigo. Entonces decidió tomar asiento, ahora confundida y a salvo de sí misma.

A penas entrar a la consulta Mayumi la avergonzó con un cumplido por su nuevo corte de cabello. Tomó asiento, y luego de hablar respecto a la alimentación y el estrés de los deberes del instituto, pidió que le entregara el diario.

Al cabo de varios minutos de silencio, mientras ansiosa intentaba distraerse siguiendo con atención los granitos de arena bajar por el nuevo reloj de su escritorio, Mayumi leyó en voz alta, con un tono de voz y rostro inexpresivos…




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