Ligera y agridulce

La velocidad de la luz: Capítulo 23

Para Kouichi fue una sorpresa recibir una llamada de su hermano de forma tan espontánea.

Esa mañana, Ryo, procurando no hacer ruido y dejando a Keiji dormido después de verlo al fin descansar, salió del instituto antes del desayuno. Ya en pie lo esperaba Yuuri en el departamento de su hermano, que hace poco se había ido al trabajo. Lo recibió con una sonrisa y se avergonzó cuando mencionó con sarcasmo la novedad que no estuviese en su propio departamento.

- Anoche se me hizo tarde para volver- se excusó sirviéndole una taza de té.

Ryo la miró pensativo ante lo evidente que era que dormían juntos, aunque por su puesto no quería inmiscuirse.

Bebió un sorbo mientras su amiga partía el pastel con cara de conejo, hecho en crema y frutilla, mencionando lo aliviada que estaba que se acercaran las vacaciones de primavera.

- Papá me pidió que lo visitara, incluso dijo que podría ir con Kouichi- sonrió con satisfacción- también vendrá mi hermano desde Osaka, puedes venir si quieres, si aun no tienes planes.

- supongo que me quedaré en el instituto…

- o podrías hablar con tu padre…

-…tal vez sea una opción- la interrumpió con menos interés.

- bueno, seguro tendrías más opciones si fueras más sociable o salieras con alguien- agregó con un aire de fastidio, haciendo que Ryo la mirara fijo, levantando las cejas-…el otro día…hablé con Julie...

-…supongo que era a eso a lo que querías llegar…- suspiró hastiado.

- no es que crea que deberían salir- se excusó- pero supongo que es de las pocas personas que realmente te entiende.

Se quedó pensativo.

- No bajas la guardia con nadie y bueno…si sigues así las chicas no van acercarse…

Suspiró por la nariz, incrédulo.

- por qué crees que quiero que se me acerquen.

- cielos- bufó- no tienes remedio.

Era cierto, Julianna había insistido hasta lograr entenderlo, pero no estaba seguro de querer descubrir si ella seguía siendo la persona que le había gustado, o peor, si había cambiado demasiado. Prefería pensar en la Julianna del pasado, aunque su recuerdo aun siguiera teniendo un matiz incómodo.

-¿Te vas a casa?- preguntó ella en la entrada de la secundaria, sacándolo de sus pensamientos.

Ryo negó con la cabeza, viéndola caminar tras él las siguientes cuadras.

-Deberías irte a casa- murmuró con poco entusiasmo.

-¿y me lo dices ahora que te seguí casi hasta la playa?- bufó fastidiada. La miró de reojos.

-nadie te pidió que lo hicieras.

Aun así ella siguió sus pasos hasta que al llegar al mirador que daba hacia la playa, él se apoyó en el pasamanos, donde fue alcanzado.

-...¿No quieres hablar?

Estaba confundido, no quiso que ella pudiese notar su tristeza, así que solo suspiró fijando la vista en el horizonte.

-...Por qué crees que los adultos se sienten con el derecho de hacer nuestras vidas a su antojo...

Julianna pareció pensativa, y se encogió de hombros.

-…supongo que ese es su trabajo.

- piensan que somos tan estúpidos para jamás saber si se equivocan...

Una vez más sintió que se le había comprimido el pecho, apretó los dientes y se quedó en silencio, su amiga fue en busca de un par de refrescos, y se lo entregó pareciendo no atreverse a hablar. Bebió un par de sorbos antes de continuar.

-...Conocí a un chico- confesó con voz ronca-...sabía que estaba siguiéndome...pero no lo tomé en cuenta...-suspiró pesadamente –hasta que...el otro día, camino a casa- se detuvo, tratando de encontrar el aliento necesario- Desde un principio la sensación fue extraña...todo en él fue desconcertante...empezando por su apariencia...

El revoltijo en el estómago disminuyó por breves instantes mientras relataba con dificultad su trágico primer encuentro con Kouichi.

- Entonces…- murmuró ella sorprendida-...¿es tu...hermano?

-...gemelo-susurró.

-pero...¿estás seguro?...tal vez...sólo quería dinero...o algo así.

Suspiró con dificultad, como si ahora se tratara del último.

-...tenía una fotografía...de su madre...de...mamá...qué otra evidencia puedo pedir...-tragó saliva, sosteniendo su frente con ambas manos.

Julie, al igual que él, se había quedado pasmada. El silencio, gélido e inquebrantable, se oponía al suave murmullo de las olas, que por un momento lograron aliviarlo.

-…¿Puedes creerlo?...crecí convencido de ser hijo único, que mamá había muerto...y luego de ¿cuánto…trece años?...alguien aparece...

-...¿no has hablado con tu padre?

-...eres la única que lo sabe.

Ella pareció dudar antes de apoyar una mano sobre su hombro. Para Ryo fue la gota de amabilidad y consuelo que necesitaba.

-...Gracias...-susurró ella con una sonrisa, la sonrisa más placentera que Ryo jamás había visto sobre sus labios.

Se mantuvo cabizbajo, sabiendo que lo observaba de vez en cuando, probablemente sin saber cómo continuar. Apretó la mandíbula, aun así el nudo en la garganta fue aumentando, y no pudo evitar que una lágrima se le escapara...Él, que nunca antes había mostrado debilidad, ahora lloraba frente a ella.

-R-Ryo...-susurró- de verdad...de verdad lo siento.

Se sorprendió al sentir que Julianna apoyaba una mano sobre la suya, supuso que tal fue su expresión que la hizo ruborizar.

-...Ryo...tú siempre eres...tan fuerte-suspiró manteniendo con valentía el contacto visual que él mismo sabía que intimidaba a cualquiera-...y te admiro mucho por eso…

La examinó conmovido, sus ojos decían la verdad. Y sin poder contenerse disminuyó la distancia y la abrazó con delicadeza...

-…es un alivio tener a alguien como tú...

Siendo correspondido hundió el rostro entre sus cabellos y se quedaron así el tiempo suficiente para sentirse aliviado.

-…Gracias- murmuró con una voz ronca.

“No sé si soy la persona correcta, ni si sabré decir las palabras adecuadas, pero si necesitas a alguien ya sabes que siempre estaré ahí, puedes llamarme cuando quieras... incluso si es de madrugada...prometo que voy a escucharte.”




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