De no ser porque el viaje al instituto era tan corto en automóvil se habría dormido todo el camino, estaba cansada, a diferencia de Tomoki, quien se despidió de ella con una sonrisa deseándole suerte.
Menos temprano de lo habitual entró a la sala encontrando a sus compañeros revoloteando, y a Ryo en su lugar sólo viendo el celular, cómo si no pudiese percibir el ruido de los demás. Inclinó la cabeza al sentir su mirada, hubiese querido decir algo sobre el trabajo, pero al hacer contacto visual su mente quedó en blanco. Así que sólo se sentó y revisó la hora, en poco tiempo debía empezar la cirugía de su madre.
En el horario de almuerzo en su jardín secreto Umi se sorprendió al ver que no llevaba comida, viéndose obligada a dar una explicación antes de ser regañada.
Sacó un sachet de multivitamínico y jugo de frutas del bolsillo, su amiga le ofreció parte de su bento, incluso más variado de lo que ella hubiese hecho.
- Lo preparó Hero- aclaró.
Con un ligero suspiro tomó un par onigiris, y en completo silencio se obligó a tragar.
- Aunque no la conozco en persona no dudo en que tu madre es una persona bastante fuerte, apostaría a que se recuperará pronto.
-…si, pero…sé que se esfuerza demasiado para no preocuparnos- volvió a suspirar, Umi pareció pensativa.
-…tal vez es tu oportunidad para demostrarle lo fuerte que también te has vuelto- sonrió, sorprendiéndola.
- ¿fuerte?...¿lo crees?
- ¡por supuesto! Aunque en apariencia sigas siendo la de siempre estoy seguro que tú misma te sorprenderías si comparas a la Hotaru de hace un año con la persona que eres ahora – enfatizó- solo confía más en ti misma.
Umi sonaba tan decidida, tan madura, que se quedó pensando en que podría ser cierto. Le ofreció uno de los bombones que le había dado Tomoki. El otro continuó en su bolsillo.
Al regresar a clases debió acercarse a Ryo para entregarle una copia del trabajo que acababa de imprimir, él la examinó, fijándose en las hojas recién compaginadas.
- No podré quedarme hasta el final del día- musitó – lo siento.
- claro- parpadeó un par de veces, viéndola fijo, era ese gesto que casi le causaba escalofríos- yo me encargo.
- gracias- sonrió sutilmente avergonzada, ahora tomando su mochila.
Sin duda, aunque lo quisiera nunca sería capaz acercarse a él tanto como aun deseaba, no obstante interactuar con su lado menos apático le había dado ciertas esperanzas.
- ¡Ustedes me estresan!- bufó Umi camino a la clase de deportes- se aprecian demasiado como para herir sus sentimientos, pero a la vez el hecho que todo este tiempo te hayas esforzado en ignorarla hará que Hotaru crea que ya no le importas.
- pero sí me importa- se defendió apenado.
- lo sé- suspiró- por eso sólo dile que lo sientes.
Keiji se quedó complicado.
- no todos preferimos ser tan directos- murmuró Aki tras ellos en su defensa.
Caminaba hacia la salida con una expectativa como nunca antes de ver a Seichiro, al punto de no notar que un poco más allá de su casillero alguien seguía cada uno de sus movimientos. La expresiva mirada de su amigo la sorprendió al cerrar la puerta, ninguno de los dos articuló palabras hasta que él sonrió, avergonzándola.
-…Hola- titubeó.
- creí que no te alcanzaría- musitó, vestía el buzo de deportes- fue difícil escapar.
-…ah…bueno…pudiste escribir un mensaje.
- no- dio un ligero suspiro- creo que prefería verte.
Bajó la mirada, queriendo sonreír, pero se contuvo.
- Umi mencionó lo de tu madre, lo siento mucho pequeña- murmuró haciendo que a ella se le apretara el pecho solo de nostalgia ¿hacia cuánto que no la llamaba de esa forma?- …espero que se recupere pronto…
-…claro- asintió sabiéndose avergonzada- gracias.
Keiji disminuyó la distancia apoyando una mano sobre su cabello. Ella apretó los labios, sintiendo de inmediato esa energía cálida que sólo él podía entregarle, hubiese querido abrazarlo. Antes de arriesgarse a actuar de manera inconsciente dio un par de pasos hacia atrás, le entregó el bombón que aun llevaba en el bolsillo, buscó su mirada, y en silencio, cómplices, ambos sonrieron.
- gracias- susurró dando media vuelta- ya debo irme…
- Hotaru- sonrió antes que se alejara- sólo dime si necesitas hablar…
Suspiró con una sonrisa…La emoción de reencontrarse ahora era mayor que la tristeza de extrañarlo, aunque al parecer tendría que acostumbrarse a ese tipo de encuentros esporádicos.
Subió al auto de Seichiro saludándolo con una ligera sonrisa. Él mencionó que la cirugía había terminado hace unas horas. No hablaron durante el trayecto, aun así, como nunca antes, se sintió cómoda en su compañía.
Aunque parecía dormida cuando pudo verla, apenas se acercó, Anne abrió los ojos y musitó un suave saludo. Lucía pálida y seguía somnolienta, así que no se atrevió a hablar demasiado. No recordaba haberla visto así antes y se preguntó si el temor que ahora sentía era similar a cómo ella se había sentido con sus desmayos. Le tomó la mano y se quedaron así hasta que una joven enfermera entró a inspeccionar sus signos vitales.
Seichiro la dejó en casa y se quedó sola el resto de la tarde. Cenó en silencio junto a la fotografía de Natsuko y preparó los almuerzos del día siguiente para ella y Tomoki. Descubriendo que en realidad ya no le agradaba tanto estar sola.
Como ya acostumbraba, Keiji se cambió de prisa al terminar el entrenamiento y una vez más debió rechazar la invitación de Momo de ir a comer hamburguesas.
- Creo que tendré que buscar alguna chica que quiera acompañarme ahora que tú ya no lo haces.
- dudo que haya alguna que quiera comer hamburguesas todas las semanas – rio.
- ¡por supuesto! ahora solo tienes citas románticas- se burló, Keiji lo miró de reojos y lo ignoró, intentando seguir su camino- sabía que esa niña de primero terminaría atrapándote. ¿Cuánto llevan, un mes? ¿Y aun no lo admites?
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Editado: 05.05.2025