Una semana extrañando la presencia de Anne que para ella fue una eternidad. Semana en la que había descubierto que la casa era incluso más grande sin ella, que Seichiro se preocupaba de todos más de lo que aparentaba, y que Tomoki era en verdad agradable y no sólo fingía, y por sobre todo, que no soportaría demasiado tiempo más teniéndola lejos. En una pelea interna en estos años de volverse más independiente sólo descubrió que su cariño y atención le eran indispensables, pero era una sensación diferente a lo que había sentido siempre, una sensación que le parecía agradable.
Cuando Seichiro subió al auto para ir por su madre ella y Tomoki se quedaron preparando la cena. Él complacientemente siguió todas sus instrucciones aludiendo a que era la experta.
Al verla llegar no se contuvo en ir a abrazarla, un abrazo en que la sintió más frágil y delgada, pero donde al menos pudo volver a sentir su aroma dulce y calor reconfortante.
- No me fui para siempre- sonrió Anne mientras le ayudaba a cambiarse el calzado. Ella le respondió con una sonrisa avergonzada.
Cenaron entre risas y comentarios sobre lo mala que era la comida del hospital, Anne mencionó también que había sido visitada por algunas de sus compañeras, y corroboró de inmediato, al ver su expresión, que por el momento no tenía intenciones de volver al trabajo.
Tomoki y Seichiro se encargaron de ordenar, ellas en pocos minutos se fueron al segundo piso.
- Creo que tendré que volver a acostumbrarme a esta escalera- sonrió- por suerte tengo el baño de mi habitación.
- yo me puedo encargar de la cocina y de las compras.
- claro. Y gracias por la cena, estaba deliciosa, gracias por dejar que Tomoki te ayudara, parecía muy satisfecho con eso- agregó, ella se sintió un poco avergonzada.
- también hicimos nuestros almuerzos para mañana.
Su madre se sentó en la cama y cuando se acercó le pasó la mano por el cabello.
- haz hecho un gran esfuerzo.
-…pero no vuelvas a irte por tanto tiempo- respondió cabizbaja, Anne rio.
Le pidió que alcanzara el bolso más pequeño comenzando a ordenar cada una de sus pertenencias.
- Creo que el maquillaje fue de mucha utilidad.
- …tú siempre luces bien…
- este es tuyo- musitó entregándole un labial del estuche de cosméticos- es sólo un brillo labial- aclaró al ver su expresión.
-…gracias.
- no es necesario que lo uses ahora, sólo consérvalo.
Volvió a mirarlo y se ruborizó, preguntándose si se vería ridícula, después de todo, no era su estilo llamar la atención de ninguna forma.
Keiji por su parte, a pesar de ser domingo, había acompañado a Rin a una presentación en la academia. Era tan hábil con su instrumento que verla tocar significaba un placer similar al que le causaba ver a Hotaru tocar la flauta, y claro que ante sus ojos seguía destacando por sobre el resto de sus compañeros. La esperó a que cambiara su refinado atuendo, y ahora sonreía con satisfacción al escuchar sus palabras de agradecimiento.
- Mientras nuestras fechas no coincidan prometo que iré a apoyarte al próximo torneo.
- creo que estás bastante más ocupada que yo- musitó- así que yo iré a verte también al concierto del instituto.
Rin lo miró y pareció pensativa, tomó un sorbo de café.
- ¿Irás incluso si tu amiga no está en la presentación?
-…¿Hotaru?- respondió distraído.
- el profesor sólo seleccionó a los que tenemos experiencia.
- debí suponerlo- sonrió con cierta resignación- no fue una decisión fácil para ella volver a la orquesta. Hotaru ha tenido algunos problemas, pero me alegra que los esté superando- musitó con convicción- ella…es una persona muy fuerte.
Rin pareció contenerse de levantar las cejas y fruncir el ceño. Se hizo un breve silencio.
-…Hablas de ella como si…fuera alguien especial- agregó, ahora con una voz menos sonora- ¿ustedes…se conocen hace mucho?
- bueno- musitó con aire nostálgico- no es tanto tiempo, pero nos conocemos bastante.
En ese momento ella volvió a mirarlo, algo suspicaz, al parecer Keiji era más ingenuo de lo que aparentaba.
Antes de salir al instituto se despidió de Anne, quien ya despierta respondía correos desde su notebook. Se sentía tan aliviada de tenerla de nuevo en casa que deseó jamás volver a darle un disgusto. Tomoki le entregó su almuerzo y subieron al auto.
Caminaba a su salón aun pensando en los planes para la cena, cuando al meter una mano en el bolsillo de su sweater, recordó que llevaba el brillo labial que le había dado, aunque no se había atrevido a ponérselo antes de salir, así que caminó al baño y encontrándolo vacío, dado los pocos minutos que quedaban para entrar, se miró en el espejo. Su rostro era ahora más similar al de su madre, supuso que eso debía ser una buena señal. El labial tenía un suave aroma a fresas, aunque descubrió que en sabor no se parecía en nada. Al menos frente al espejo el color fue casi imperceptible.
Entró al salón al mismo tiempo que la profesora de Historia tradicional entrega los resultados de sus ensayos. Se volteó hacia Ryo, que había recibido el informe, de inmediato y menos serio que de costumbre le indicó la nota, habían obtenido casi el puntaje máximo, no pudo evitar sonreírle de vuelta.
- Puedes guardarlo- agregó él con una expresión apacible, más habitual de encontrar en el rostro de Kouichi, lo que la hizo ruborizar.
Asintió volviéndose hacia su mesa, consciente que estaría embobada al menos los siguientes minutos.
Fue en busca de Umi al finalizar las clases esa tarde. Tras disfrutar uno de sus partidos la vio despedirse de sus compañeras de equipo con una sonrisa enérgica, a pesar de lo arduo que había sido el entrenamiento. Al encontrarse mencionó el listado de ingredientes que compraría para la cena y continuaron su camino.
Al pasar cerca de las canchas masculinas de manera inconsciente buscó a Keiji, aun así no pudo divisarlo.
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Editado: 05.05.2025