Ligera y agridulce

Nada más de ti: Capítulo 12

Salió de la cama temprano para bajar a desayunar y fue una sorpresa encontrarse a Tomoki en la cocina, entre tazas, una caja de leche y la juguera. La saludó con una de esas sonrisas que de seguro ya sabía que la hacía avergonzar, dejándole una taza de té recién servido frente a ella.

- Anne fue de compras para el almuerzo.

Ella se preguntó por qué él no estaba en su práctica de basquetbol.

- al parecer quería aprovechar que está haciendo buen tiempo.

Miró los medicamentos que su madre ya le había dejado aun lado de la barra y se acompañó con la taza de té, sin dejar de pensar que en breve tendría que encaminarse hacia su cita con Mayumi. Por cierto, el té de Tomoki sabía bastante bien.

- Es una receta que copié de Starbusks, contiene jengibre y canela, y puedes ponerle crema- musitó como si hubiese leído sus pensamientos.

- estoy bien así…gracias.

Acompañó su té con una porción de fruta, y cuando estaba a punto de llevar sus cubiertos al lavaplatos Tomoki se ofreció a hacerlo.

-…Te pareces mucho a Anne- sonrió antes que ella se incorporara. Incapaz de responder desvió el rostro hacia el lado opuesto, avergonzada.

Antes de salir se examinó en el espejo del recibidor, aunque apenas se había pasado un cepillo por el cabello estaba bien peinada, y poniéndose un poco de brillo labial se miró en detalle, ahora aceptando con agrado que sí tenía un parecido con su madre…¿Se estaría volviendo más adulta?

Caminó al hospital agradeciendo la tibia calidez del sol, sin duda la primavera era su temporada favorita a tal nivel que todo parecía mejorar. Miró la sombra de su silueta en el pavimento y, como en mucho tiempo, se permitió cuestionarse si estaba o no aun delgada, y de inmediato eso pasó a ser una preocupación.

A penas entrar en la consulta Mayumi la saludó con una sonrisa. Tomó asiento y comenzó hablando sobre sus últimos días.

-…Es normal que sienta que estoy envejeciendo- balbuceó después de un rato, aun temerosa a la respuesta.

- bueno ¿lo dices por algo en especial?

-…creo que…es todo- se mordió el labio inferior.

- ¿y eso te genera algo?

- me da un poco de miedo- respondió pensativa, ciertamente desde siempre había tenido miedo a crecer – no quiero que las personas me traten de esa forma…además- titubeó- ahora que mi cuerpo ganó peso creo que eso se acentúa.

Mayumi la miraba de reojos, parecía pensativa.

- ser adulto además implica tomar decisiones importantes…

- no es como si ahora no estés tomando decisiones importantes- musitó ella- como volver al instituto, abrirte más ante la pareja de tu madre…darle espacio a tu mejor amigo. Todas esas decisiones que tal vez creas pequeñas te ayudarán al momento de tomar decisiones más complejas.

-…¿y si me equivocó?

- siempre se puede volver a empezar, ya lo has hecho.

-…tengo miedo de no ser capaz de volver a intentarlo.

- a veces solemos subestimarnos a nosotros mismos…

Aunque a veces sus consejos le parecían un poco conformistas y distantes, salió de la consulta meditando sus palabras, hubiese querido ser tan fuerte como ella le hacía creer que era.

Antes de volver hizo una visita en la panadería donde a penas verla llegar el señor Yamazaki le advirtió que ese día no tenía turno, no quiso alardear respondiendo que estaba allí porque probablemente todos en su casa estarían complacidos de comer algunos de los pasteles que ella misma había decorado. Al verla, Kouichi también la saludó y antes de despedirse le pidió saludar a su madre, ella asintió con una sonrisa pensando en cuan extraño seguía siendo todo.

Para Yuuri, que se había levantado temprano para ir por las compras, una vez en la cocina descubrió que todo era mucho más fácil si su amiga se mantenía al margen, ella se excusaba diciendo que sabía muy bien algunas recetas italianas, pero nada que tuviera que ver con Japón era su fuerte.

Y recordaron con cierta apatía las clases de economía doméstica en la secundaria donde Julianna siempre obtenía los peores resultados, definitivamente no era buena en la cocina, situación que al menos hasta ahora no había cambiado, por suerte ya no le importaba que fuera otra de las razones para que la hubiesen discriminado.

Ciertamente durante la secundaria se había destacado por su carácter impulsivo y determinado, por lo que solían verla como una chica fuerte, aunque pocos sabían, incluyendo a Yuuri, que en el fondo era la única opción si quería sobrevivir esos años.

-¿Orimoto?- escuchó su nombre una vez cuando se encontraba dentro de una caseta en el baño -¿estás loca?

-qué hay de malo...creo que es...linda- titubeó otra de las voces, haciéndola sentir aliviada.

-espera...¿cuál es tu concepto de linda?-agregó una tercera- ella ni siquiera es japonesa, y su cara ¡es tan rara!- las demás rieron.

-¿y has visto sus ojos? Tan grandes para un rostro tan pequeño, no tienen siquiera un rasgo definido- se burló haciendo muecas en el espejo-¡y están tan separados!

-su nariz puntiaguda también es horrible.

-sólo podría llamar la atención por su cabello, pero es obvio ¡está tan maltratado! Yo creo que Ryo sólo habla con ella por lástima...porque nadie más lo haría- finalizó la otra mientras salían.

Julie desde su escondite estaba envuelta en coraje y un poco de tristeza, al salir se miró en el espejo, en especial sus ojos...nunca había pensado en lo extraños que eran, nunca les había dado importancia hasta ahora.

-¿Ojos separados?- rió Yuuri cuando se atrevió a decírselo.

-¡no te burles!

-yo creo que así están muy bien.

-sólo lo dices porque eres mi amiga.

-¡claro que no! Aunque es cierto, tu rostro es diferente- comentó examinándola-eres...como decirlo...una belleza exótica.

- ¿exótica?- pensó que sólo era una forma amable de decir que era rara.

-posees una belleza particular- insistió -pero eres linda...una de las chicas más lindas que conozco, de hecho, esas tontas sólo lo decían por envidia.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.