Con el estómago revuelto había salido del dormitorio después de devorarse el último de los pastelillos tradicionales que Aiko le había traído de la casa de la abuela en el campo.
- ¡No vayas tan de prisa!- exclamaba Momo varios pasos más atrás en su segunda vuelta por los jardines del campus, pero era inevitable, tenía demasiada energía.
- treinta y siete minutos- cantó Aki mirando el cronómetro de su reloj deportivo, Momo suspiró derrotado.
- ¡qué le pasa! Está muy animado.
Keiji seguía bebiendo de su botella de agua.
- más bien yo diría lo contrario- balbuceó Aki casi para sí mismo.
- ¡Quién quiere jugar un partido!
- ya hay suficiente luz.
- ¿creen que después de esto quiero jugar?- bufó Momo secándose el sudor de la frente.
Aki por su parte se quitó la chaqueta entrando a la cancha.
- No me digas que sólo te dejaste ganar- entornó los ojos cruzando la malla a su lado de la cancha.
- creo que en algún momento alguien dejó de contar los puntos- murmuró mirando a Momo, quien ahora dormía en la banca.
- debería hacer lo mismo- soltó su raqueta dejándose caer sentado en el piso, y suspiró- pero sigo sintiéndome extraño.
- ¿Estás bien?
- Aiko dijo que si ganaba mis partidos del campeonato podríamos salir de vacaciones en el verano, pero no sé si pueda reunir suficiente energía para lograrlo…
- No es una posibilidad intentar concentrarse en otra cosa ¿verdad?
- aun me siento mal por Rin -suspiró con resignación- aunque resultó ser más suspicaz de lo que imaginaba.
Aki pareció quedarse pensativo, Keiji lo analizó con la mirada, su cabello claro entornando su rostro delgado. A pesar de la opinión de sus admiradoras siempre había creído que sus facciones rozaban lo común, aunque admitía intentar mantener al margen esa curiosidad de tocar su piel y confirmar si era tan suave como parecía.
-…Creo que tal vez sólo debería salir contigo- se encogió de hombros.
- tal vez…
- ¿Sabías que al inicio Hotaru pensaba que éramos novios?
-…quizás porque a veces pareces un poco afeminado- sonrió incrédulo.
- seguro por eso sólo me ve como un amigo…tal vez si…
- simplemente no le gustas porque le gusta alguien más- lo interrumpió ahora menos amable-…acéptalo.
Era más bello el camino con la avenida rodeada de cerezos y los árboles en flor, el clima estaba lo suficientemente agradable como para intentar caminar hasta el instituto y ejercitarse.
Las clases entre literatura, matemáticas y ciencias se hicieron cortas ahora que tenía tanto que estudiar, sin pensar en el trabajo ni las clases de música…se consolaba pensando en que al menos era un sentimiento de ahogo habitual de cualquier estudiante de preparatoria.
Apenas su día acabó fue su por flauta al casillero y caminó al salón de música. Temprano como siempre estaba ella ordenando sus partituras y Rin por su lado tensando las cuerdas de su violín. No se saludaron, al parecer ambas se esforzaban en ignorar la presencia de la otra. Fue un alivió ver entrar a Jun, dejar su portafolio sobre la mesa y quitarse los audífonos para saludarlas. Ella asintió ahora pensando qué tipo de música podría interesarle, ojalá jazz o rock, aunque claro, también podría inclinarse por algo más moderno, ya que de seguro no debía tener más de veinticinco años…¡Era la edad similar por la que se llevaban Kenji y su madre!...
Se acercó a Rin para luego ir por ella.
- ¿Has practicado lo que te dejé?
Asintió mirando sus partituras.
- bien, compás cuarenta y tres.
Pestañeó un par de veces y se apresuró en buscarla.
- de prisa.
-claro- e inspiró profundo antes de comenzar. Por suerte había repasado unas cuantas veces, tenía la melodía en la memoria, y sabía que Jun no podría decirle nada peor que debido a su falta de confianza había sonado como una bocina averiada, que a pesar de sus esfuerzos seguía siendo una ridícula principiante.
- Cómo te sientes- la miró a los ojos con esa actitud que intimidaba, ella suspiró antes de responder que a pesar de todo lo había disfrutado.
-…creo que…bien.
-bien, entonces tendrás que esforzarte más, porque te unirás a nosotros para la presentación de fin de semestre.
Y aunque su tono de voz era severo, los músculos de su cara le obligaron sonreír. Volvió a mirar las partituras y en el metro de camino al trabajo planificó sus horarios, debería tener el tiempo suficiente para ensayar hasta que los dedos se le durmieran, después de todo Jun había vuelto a poner en ella esa pizca de confianza que también necesitaba.
Con una sonrisa saludó a todos y se cambió el uniforme, repentinamente le habían dado muchas ganas de trabajar. Con una habilidad nunca antes vista decoró los pasteles que ya estaban hechos, incluso le dio tiempo para ayudar a su compañera a hornear los siguientes.
Cuando se fue a la parte delantera a dejar los panes y pasteles recién preparados, Kouichi estaba en la caja, y de seguro al verla tan enérgica la Señora Yamazaki le pidió que se quedara ayudando a los clientes. Entre idas y venidas a la cocina y ordenar la vitrina la tarde pasó rápido. Miraba a su compañero admirando su paciencia incluso con los clientes extranjeros que apenas manejaban el idioma, era una tarde particularmente concurrida.
Acababa de hacer una nueva reposición de los pasteles de animalitos cuando divisó un rostro que le resultó familiar, una chica bajita, menuda, pelirroja, caminó de inmediato hacia la caja, la seguía otra, varios centímetros más alta, examinando el lugar con expresión de sorpresa. Su apariencia se llevó su atención por completo, era delgada y su cabello largo y rubio le hizo pensar por segundos que lucía como Miu, pero por su rostro, de ojos grandes, verdes y almendrados pudo sospechar que tal vez era Halfu.
- Apuesto a que no hacen este tipo de pasteles en Italia- murmuró la chica pelirroja con una voz casi chillona.
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Editado: 05.05.2025