A penas entrar a clases saludó a Ryo con una ligera sonrisa, quien, a pesar de parecer pensativo, se quedó mirándola y asintió.
Quitándose los audífonos buscó el celular en el bolsillo descubriendo el montón de mensajes de su amigo mencionando que no importaba que no hubiese llevado algo especial, él compraría bebidas, aunque no estaba segura si continuaba bebiendo chocolate.
-…Umi almorzará con su novio- sonrió él cuando abrió la puerta del jardín. Sorprendiéndose al verlo ya sentando en la banca.
- llegaste antes.
- ¿tienes sed? Preferí comprar té.
- gracias- sonrió sentándose a su lado- hace un buen clima, podré venir acá más seguido.
Keiji pareció examinar con la vista todo el jardín. Los nuevos brotes casi caían de las macetas entre las hojas secas, la maleza crecía sin parar quitando protagonismo a los arbustos en flor.
- ¿Quieres que te ayude con el mantenimiento?
Parpadeó un par de veces, aun sin querer juzgar su repentino interés por todo.
- claro, sería de mucha ayuda especialmente ahora, me han elegido para estar en la presentación de fin de año, sé que faltan meses, pero tengo mucho que ensayar así que no tendré demasiado tiempo.
Él se quedó viéndola y sonrió apoyando una mano sobre su cabeza.
- me alegra que luzcas tan animada.
- bueno…tal vez sólo sea por los medicamentos- suspiró- pero supongo que está bien.
- es porque te has esforzado- musitó pensativo- aunque también está bien si a veces no estás bien…recuérdalo.
Lo miró de reojos sintiendo que se le apretaba el pecho, extrañaba tanto poder hablar con él de esa forma.
-…¿Quieres un poco?- murmuró ofreciéndole su almuerzo- lo preparó mamá.
Keiji comió un par de onigiris en silencio mientras ella hacía observaciones al azar sobre el penoso estado del jardín, ahora que sabía que había llevado a su novia ya no se sentía tan animada por limpiarlo ni arreglarlo.
- ¿Tienes algo que hacer después clases?- agregó de pronto, ella lo miró de reojos y negó con la cabeza probando un nuevo sorbo de té- podríamos salir, conozco un nuevo lugar para beber tapioca y además…debemos renovar nuestras fotos.
Sonrió complacida, si él era el de la iniciativa estaba demás hacerse de rogar.
- Nuevo día, nueva cita- murmuró Momo mientras terminaba de ordenarse el cabello frente al espejo del camerino- veo que ya te recuperaste.
-…sólo es Hotaru- intervino Aki con cierto hastío.
- A ella no le gustas- susurró con malicia en su oído.
- sólo somos amigos- se hizo a un lado.
- es porque estás en la “zona de amigos”.
Hotaru miró su mensaje con una sonrisa antes de salir de la biblioteca donde lo había estado esperando.
Tomaron el metro hasta Takeshita Dori, ella concentrada apreciando en los mostradores la ropa de diseñador, él buscando la tienda de Té de tapioca se adelantó a hacer la fila.
Consistía en un autoservicio donde podía coger un vaso, escoger su té y todo tipo de golosinas y agregados.
- Definitivamente es la mejor tienda té que existe- musitó sosteniendo su vaso con ambas manos.
- pero solo le pusiste té de mango y crema.
- podemos venir otra vez y hacer todas las combinaciones que ya tengo en mente- agregó con entusiasmo.
Él por su parte se quedó viéndola y sonrió, pensando en que era la Hotaru de siempre, esa Hotaru inteligente, adorable e inalcanzable, que a pesar de lo que dijeran sus amigos se había propuesto acompañar todo el tiempo que fuese posible…
- Deberíamos ir al purikura antes que cierren- murmuró sacándolo de sus pensamientos.
La calle de camino comenzaba a volverse estrecha con la cantidad de jóvenes y estudiantes esperando su turno para entrar a una caseta. Ella lamentó no haberse puesto un poco de brillo labial al ver cómo la mayoría de las chicas de su edad se maquillaban. Aun así se divirtieron haciéndolo a él parecer una chica y a ella dibujándole garabatos en la cara.
- Creo que no podré mostrarle esto a Momo- agregó divertido.
- ni a tu novia.
- bueno…a ella definitivamente no- suspiró con cierta resignación.
Lo miró pensativa, se contuvo en bromear que de milagro ella lo hubiese dejado salir con alguien más.
-…Rin…
- lamento no poder agradarle- se apresuró, su amigo suspiró con una nostálgica sonrisa.
- está bien…Nosotros ya no estamos saliendo.
De inmediato Hotaru sintió que se le apretaba el pecho, se avergonzó y no pudo evitar sonreír, debió mirar hacia otro lado para que él no pudiese notarlo. Dio un par de pasos hacia una vitrina, donde él la siguió.
-…Hotaru…
- Me distraje con esa promoción de artículos para el cabello- exclamó de sobresalto, sintiendo sobre su hombro la mirada confusa de su amigo. Apretó los labios, con un nudo en el estómago.
Lo miró a través del reflejo, ahora serio, incrédulo, esperando una respuesta, pero cómo iba a explicarle lo que estaba sintiendo, cómo decírselo sin hacerle evidente que aun dentro de ella estaba la egoísta y calculadora Hotaru.
-¿No vas a comprar nada?
-…no- murmuró con una voz menos sonora, bajó la mirada del cristal- Lo lamento- le tomó la mano, por la tensión de sus músculos supo que él quiso poner resistencia, pero se rindió rápido-…Keiji…lamento haber estado celosa cuando los vi por primera vez…y lamento por cómo…me estoy sintiendo ahora.
Él, en silencio, ahora confundido y un poco apenado por no querer esforzarse a entender a lo que se refería. Ella tampoco quiso que él descubriera si eso significaba algo más ¿Este era el tipo de relación que quería seguir teniendo? ¡Por qué estaba sintiéndose tan feliz!
- Estás molestando a los que sí quieren ver- aseveró, soltándola.
Levantó la vista, y decepcionada le siguió el paso.
Durante algunos minutos, antes de salir a la avenida principal caminó tras él analizándolo. Su cabello castaño cobrizo, pelirrojo, esa expresión amable aun cuando estuviese enojado…tenía tantas cualidades, cómo no iba a quererlo…
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Editado: 14.03.2025