Ligera y agridulce

Nada más de ti: Capítulo 15

Ahora que la había dejado entrar en sus pensamientos le fue imposible no encontrarse intentando recordar sus gestos y expresiones desde la última comida, analizando una y otra vez ese lenguaje corporal que en su caso transmitía mucho más que sus palabras. Dejó de lado la guitarra consciente en que ya no podría concentrarse.

A los pocos minutos Keiji entró saludando animado, al menos ya parecía haber superado su ruptura amorosa y era el mismo de siempre, no se molestó de que hiciera tanto ruido ya que incluso le estaba poniendo atención, claro, hasta que su celular comenzó a vibrar con una llamada de su amiga, intencionalmente tardó en responder, aunque obvio, no lo perdonaría si no lo hacía.

Trató de explicar varias veces que tenía que ensayar con sus compañeros, Yuuri se esforzó hasta doblegarlo.

-“¡Excelente! será divertido, ya hemos ido juntas a muchos lugares, Kouichi no puede acompañarnos, así que agradezco que te nos unas”.

Suspiró pensativo.

-…”aunque por otro lado, si aún te empeñas en averiguarlo, No, ella no me gusta”.

Un breve silencio se hizo en el auricular de su amiga y al fin, no le reclamó nada más antes de colgar.

Al día siguiente miró el cielo varias veces antes de salir, había un cálido sol, aunque en su celular el pronóstico del clima indicara lo contrario, viéndose en el espejo del baño se puso la chaqueta sin cuestionarse si Yuuri tenía planeado molestarlo de alguna forma.

Al encontrarlas en la salida del metro las saludó sin dirigirles la mirada, debía abstenerse en analizar cada detalle de Julie, aunque su mente le pidiera lo contrario.

Durante el camino intercambió algunas palabras con Yuuri, quien mantenía su vista concentrada en Julianna, hubiese querido decir que actuaba como una madre.

Algunos cerezos se mantenían en flor, por lo que Julie se detuvo varias veces a sacar fotos, al igual que a los peces del templo y a cada cosa que llamara la atención, al parecer todo. Ambas se vieron la suerte, pidieron deseos, e hicieron todos los rituales propios del lugar, él las miraba de vez en cuando con menos entusiasmo.

Julianna, por su parte, a pesar de la presencia de Ryo, y que el cielo se hubiese nublado, intentaba disfrutar su tarde.

Por muy mala suerte que Yuuri le habría explicado que tendría en los estudios, decidió guardar el papel al descubrir que al menos en el amor no estaba todo perdido. La particularidad que tenía ese templo era que además de los amuletos tradicionales había algunos para peticiones bastante particulares como adquirir o mejorar en alguna habilidad.

Los miró por un buen rato y se inclinó para alcanzar uno de los que estaba más arriba, sin éxito a pesar de su altura, por suerte un chico con vestimenta tradicional que se encontraba a su lado lo tomó por ella.

- ¿Querías este?- musitó con una sonrisa.

-…gracias…

-…Disculpa...¿eres mestiza? Te estuve observando -titubeó- tus facciones…son llamativas.

Debido a sus experiencias en el pasado fue inevitable sentirse un poco incómoda.

-…soy mitad italiana...

-eres muy bonita- agregó, esta vez avergonzándola.

-…bueno, no es para tanto.

-Lo siento, no me presenté, me llamo Hiroshi, ayudo en este templo, pero también soy dibujante…me preguntaba si…me dejarías retratarte.

Pestañeó un par de veces, nunca le habían hecho una petición tan extraña.

-Si lo haces te daré el amuleto que quieras.

En ese momento Yuuri llegó a su lado, el recién presentado les explicó la idea.

Julianna tomó asiento intentando paralizar los músculos de su rostro, el chico estaba concentrado en ella, aunque más temor le causó sentir que Ryo también la miraba de vez en cuando. Por suerte el artista en poco tiempo tuvo listo su retrato.

-Excelente- exclamó Yuuri, incluso más entusiasta que ella misma.

-gracias-sonrió-pueden llevárselo, y también el amuleto, claro.

-¿amuleto?

-este- le indicó Julianna, tenía bordado un signo para mejorar su habilidad en la cocina.

Su amiga rio incrédula.

- Qué persona tan amable- sonrió- aunque fue una situación un poco extraña.

- recuerdo una vez que dije que tu belleza era exótica.

-…bueno, creo que es algo relativo.

-tal vez-asintió Yuuri- aunque claro, llamar la atención de alguna forma a veces tiene sus beneficios.

Ambas rieron. Mencionando que le llevaría el dibujo a su madre Julie guardo el dibujo en su bolso, evitando doblarlo, aunque sin demasiado éxito.

Con el cielo gris producto de las nubes Yuuri supo que sería el momento preciso para llevarla a esa cafetería tradicional de la que tanto le había hablado.

- Acá llueve mucho más de lo que recuerdo- murmuró viendo como las gotas de lluvia empezaban a deslizarse por la ventana- normalmente en Milán sólo llueve en invierno, aunque son inviernos muy fríos.

- al menos no es una lluvia fría, nuestro clima es casi tropical.

- agradezco no tener que pasar aquí otro verano.

Sin siquiera mirar la carta Yuuri ordenó tres porciones considerables de helado de matcha, sabor que de por sí Julianna desconocía, pero ella había insistido en que debía probar.

- Si no me gusta tendrás que comértelo tú.

- y si no te gusta además tendrás invitarnos a los tres – la desafió ella.

Julianna levantó la mirada hacia Ryo, quien, imparcial, permanecía sentando junto a su amiga.

- eso suena muy injusto.

- no te preocupes por mi- respondió él sin levantar la vista de su celular.

Era una copa con fondo de chocolate y frutos rojos con dos esferas de un helado verdoso, para ella similar al popular helado de pistacchio italiano, y cubierto con dos barquillos y dulces tradicionales. Dudó esperando que sus amigos empezaran. Yuuri con una mirada desafiante la siguió tomando el primer bocado. Primero reclamó por su amargor, aunque al mezclarlo con los otros ingredientes mejoró bastante.

- Bien, no me mires así, aun lo estoy procesando.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.