Se había mantenido al pendiente de la puerta desde que Kouichi salió en busca de Ryo. Su amiga ya le había hecho un par de bromas, concluyendo juntas que debía dejar de actuar tan ansiosa y sólo ser la de siempre, aunque ella sabía que le sería difícil.
Apenas llegar Kouichi le entregó a Yuuri las bolsas con verduras, quien sirvió unos vasos de refresco. Intercambiaron un par de miradas, pero al parecer él tampoco se atrevió a acercarse. Vestía como acostumbraba, atractivo, y se preguntó si ella también debió esforzarse por mejorar su aspecto, aunque ya era demasiado tarde.
Por suerte la interacción de sus amigos llenaba el vacío del silencio que ninguno de los dos se atrevía romper por iniciativa propia, y al parecer cada vez que se sentía dispuesta a acercarse de algún modo supuestamente casual Ryo centraba su atención en otra cosa, como si se esforzara en evitarla. Al cuarto intento se sintió desanimada y decidió que no volvería a dirigirle la mirada.
- Julianna habló con su madre ayer y dijo que podría quedarse más tiempo a pesar de las clases- mencionó Yuuri durante la cena, después de haber estado repasando las salidas que aun tenían pendientes.
- De todas formas no podemos volver si papá no ha terminado sus asuntos de trabajo- asintió resignada.
- ¡qué suerte! quisiera faltar a clases también.
- probablemente tu padre se enteraría de inmediato- sonrió Kouichi conmovido.
- y me haría trabajar en el restaurant- suspiró.
- por suerte en Italia la mayoría de las personas son más relajadas.
- ¿es verdad que además son más alegres?
- en realidad creo que sólo son muy ruidosas.
- supongo que por eso te adaptaste bien- bromeó su amiga.
- ¡eres muy mala!-exclamó con una sonrisa. Sintió en ese momento los ojos de Ryo sobre ella, obligándose a desviar la mirada avergonzada.
Afuera el cielo estaba estrellado, pero corría una brisa fresca que hacía recordar que aun faltaba para el verano, así que cuando decidieron salir se puso una de las chaquetas que había tomado prestada de Yuuri, y con las mangas quedándole un poco cortas decidió meter las manos en los bolsillos. Frente a ellas caminaban los hermanos, a pesar de sus deseos, intentaba concentrar su atención en la figura de Kouichi. Yuuri la tomó del brazo.
- Estás muy callada- musitó- no me digas que te has creído lo de ser ruidosa.
La miró de reojos.
- no pasa nada- suspiró por la nariz, tal vez sin ser demasiado convincente.
El mirador al que caminaban estaba un poco más allá del departamento, en el puente de uno de los ríos que cruzaba la cuidad, por ser de noche un montón de parejas jóvenes disfrutaba de la vista y shows de artistas callejeros. Después de haber estado suficiente tiempo pegada a su amiga se alejó para observar a un atractivo rubio que solo con la ayuda de una guitarra interpretaba canciones en japonés, las cuales no identificaba, pero al parecer lo hacía bastante bien, ya que la mayoría de los transeúntes le daban alguna que otra moneda. Ella iba a dejarle el único par de monedas que tenía en el bolsillo cuando sintió a su lado la presencia de Ryo.
-…Sólo lo hace para atraer la atención de mujeres- murmuró sorprendiéndola.
Ella apretó las monedas dentro de su mano, el chico ahora no dejó de mirarlos hasta que su canción hubo finalizado.
- ¡Eres un aguafiestas!- se acercó discretamente a Ryo, dejándola confundida.
- ya tienes suficiente dinero- bufó viendo el estuche de su guitarra.
- le diré a Hero que intentaste sabotearme- entornó los ojos, pero a ella le pareció cómico.
El chico siguió bromeando, comprendiendo así que ya se conocían, y fue de hecho divertido ver la forma en que Ryo se dejaba ser molestado.
- me llamo Naoki- sonrió ahora en su dirección- discúlpalo por no presentarnos, siempre actúa tan descortés.
Asintió con una sonrisa, queriendo decir que le estaba de acuerdo.
- si me ayudas con alguna canción te perdonaré- musitó ofreciéndole la guitarra.
Ryo suspiró, y sin pensarlo demasiado la recibió volviendo a sorprenderla. Naoki le guiño un ojo, y tras intercambiar algunas palabras en secreto Ryo se colgó la guitarra y comenzó a tocar.
Naoki se posicionó más delante para cantar, las personas que pasaban volvieron a reunirse, si bien el rubio era el centro de atención, ella, extasiada no pudo contenerse en mirar a Ryo. Sus manos se movían con una fluidez natural y parecía más confiado que en cualquier otra circunstancia, le fue inevitable buscar sus ojos y sentirse avergonzada al descubrir que de vez en cuando él también la miraba.
…Yosete wa kaeshiteku nami no you ni
kono kokoro wa sarawarete
kyou mo machi wa aimo kawawarazu
omoi megurase sorezore ni egaite yuku
sayonara ai wo kureta ano hito wa
tooi sora ni koigogarete
kono hitomi ni yurameteita
usuri yuku machi nami ni tame iki wa koboreta
…
- The fourth avenue cafe!- musitó Naoki haciendo una reverencia ante los aplausos de sus espectadores.
Ella sonrió sintiendo el pecho apretado, incapaz de aplaudir. Vio como Ryo ponía otra vez la correa de la guitarra en la espalda de su amigo, dejándole unas monedas en el estuche antes de despedirse. Ella le hizo una señal de despedida y caminó tras él, sin estar segura si debía decir algo.
-…Yuuri y Kouichi deben estar buscándonos- murmuró con un tono de voz mucho más bajo de lo que la caracterizaba.
Ryo no le hizo caso y se adelantó un par de pasos.
Tenía ahora la cabeza y el pecho colmado de emociones y pensamientos que necesitaba expresar, pero con una actitud como la suya sabía que sería difícil encontrar el momento adecuado. Miró su espalda durante varias cuadras asegurándose de no estar demasiado lejos ni perderlo de vista entre las parejas que paseaban.
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Editado: 05.05.2025