- Admito que extraño a Julie- musitó Yuuri volviendo a la cama- pero también extrañaba estar así de juntos.
Kouichi le devolvió una sonrisa.
Era cerca del mediodía, él le había llevado desayuno a la cama, ella había abierto las cortinas. A pesar de la temporada el cielo estaba completamente nublado.
Ahora buscaba en su celular alguna receta para sorprender a Ryo, quien se había mantenido algo distante tras la partida de su amiga.
- No sé si la comida italiana sea la mejor idea- murmuró él viéndola repasar una y otra vez el video de una receta de risotto.
-…probablemente no logre conseguir todos los ingredientes…
- bueno, más bien lo decía por…
- no importa- lo interrumpió- ya pensaré en algo bueno. Si quiera hemos empezado con el almuerzo.
- tal vez deberíamos ordenar algo- agregó con una mirada cómplice- y tener más tiempo para nosotros.
Acostándose a su lado ella asintió con una sonrisa.
- Me es inevitable pensar en ellos y sentirme un poco triste.
- sólo sé que Ryo necesita tiempo.
- Al menos sé que Julie desea a Ryo, tanto como yo te deseo- musitó pensativa-…y eso es demasiado.
Kouichi analizando sus palabras la miró compasivo, y sonrió.
-…¿me deseas?
- bueno- su rostro había enrojecido-…me…me refería…
- creo que no te había oído decirlo de aquella forma- susurró.
Ella acarició su mejilla, siempre había amado su rostro, pero ahora por alguna razón, comenzaba a sentirse embobada por cada uno de sus gestos.
-…bueno…lo admito- musitó rozando sus labios.
Él le devolvió el beso, la sonrisa de Yuuri también le hacía sentirse un poco atontado. Tras unos cuantos besos sus labios le dieron el paso a su lengua, tibia y escurridiza. Rodeándola con sus brazos la apegó a su cuerpo, la dejó acomodar sobre él una de sus piernas, también atrapándolo. Recorrió con sus labios el camino desde su frente, mejilla y cuello, logrando sacarle los primeros suspiros. Ella a su vez enredaba las manos en su cabello, dejándose llevar por la pasión, con menos delicadeza.
Aun por sobre su ropa pudo sentir sus pechos, viéndose en la necesidad de abrir los botones de su blusa y dejarlos al descubierto. A pesar de conocerlos a la perfección era una imagen infinitamente placentera. Antes de continuar Yuuri le dio un beso, sonriéndole de vuelta. Se inclinó para besarlos con delicadeza, su piel cálida, suave, le causaban también a él escalofríos en cada roce. Jugó un poco con su lengua, antes de hacerle emitir el primer gemido y a pegarlo tanto a él hasta lograr sentir cada curvatura de su cuerpo. Ella le quitó la polera, e intentó también llenarlo de besos.
-…te amo- susurró ella con una sonrisa.
Dada la calidez y humedad entre sus piernas, se acomodó al fin sobre su cuerpo, Yuuri apretó los labios para contener los gemidos causados por sus caricias.
-…Ha comenzado a llover- suspiró con una sonrisa hacia a la ventana. Centenares de gotas golpeaban ligeramente el cristal.
Y la analizó en detalle, por instantes pareciéndole sumamente ligera e indefensa.
-…De verdad…¿quieres intentarlo?
-…tal vez…el ruido de la lluvia- musitó-…impida que alguien pueda oírnos.
Le fue inevitable sonreír, compasivo.
Se acomodó sobre su cadera, las piernas de Yuuri ya le permitían el paso, pero era cierto, no tenía experiencia, por lo que debió esforzarse en contenerse. Fue como si una ligera corriente eléctrica lo recorriera desde esa zona por el resto de su cuerpo, también debió suspirar profundo.
No pudo contar la cantidad de veces que esa tarde Yuuri dijo que lo amaba, pero se aseguró de enseñarle que él estaba sintiendo exactamente lo mismo.
Se negó a hacer distancia de su cuerpo aun cuando ya ambos habían acabado, estaba exhausto, ella también sonreía extasiada, le acariciaba el cabello, rozaba suavemente los dedos por su espalda. El ruido de la lluvia, incesante y ensordecedora le hacía casi creer que estaba soñando. Se habría quedado inmediatamente dormido de no ser porque estaba disfrutando tanto sentir incluso los latidos del corazón de Yuuri, y su aroma, empapando de endorfinas su cerebro.
Despertó aferrado a la almohada, Yuuri continuaba a su lado, pero ahora con más ropa y con su atención en el celular. Le acarició el cabello cuando descubrió que estaba despierto. Con una mirada cómplice se incorporó a su lado, para alcanzar su mejilla.
-…Buenos días…
- Buenas tardes- musitó- son casi las tres.
-…lo siento- sonrió pensativo- olvidé pedir el almuerzo.
- no pasa nada- se acurrucó a su lado- incluso ya he perdido el apetito.
Necesitó dar un suspiro antes de continuar.
- aun así deberíamos ir por las compras para la cena, Ryo llegará en unas horas.
Tras meterse a la ducha la acompañó al mercado, con la habilidad que acostumbraba la vio escoger algunos ingredientes, finalmente se había decidido en preparar albóndigas de pulpo.
De algún modo esa tarde siguió sintiéndose embobado, su aroma continuaba envolviéndolo, y le era inevitable seguir cada uno de sus movimientos, incluso soltar su mano le pareció casi un sacrificio. Ciertamente sentirse así de enamorado era un peligroso estado de vulnerabilidad absoluta.
- Piel de pescado seco- murmuró para sí mismo, la joven tras el mostrador le indicó unas cuantas opciones- Está bien con el primero.
- aunque si quieres preparar takoyaki recomendaría el de trozos más pequeños.
Se quedó mirando el paquete, luego la miró a ella, ciertamente el valor era bastante más elevado.
-…claro- asintió con la atención en su rostro y una ligera sonrisa.
-…aunque…puedes llevarlo por el mismo precio- pareció avergonzarse ella.
- No es necesario- musitó Yuuri volviendo a su lado, dejándola desconcertada. Aun agradeciendo su gesto Kouichi le entregó el dinero manteniendo su sonrisa.
Dejando que lo tomara del brazo continuaron su camino.
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Editado: 05.05.2025