Ligera y agridulce

Nada más de ti: Capítulo 23

Consciente en que al fin podría ver a Jun esa mañana antes de salir de casa metió en su bolso uno de los libros de su padre.

La clase de deportes la dejó exhausta en la primera hora, aunque al menos pudo corroborar, a pesar que una de sus compañeras mencionara con malicia que ya no estaba tan delgada, en comparación con las demás y de acuerdo a lo que dijo Miu en su defensa, que su delgadez era adecuada.

Se fue al casillero apenas la última clase terminó, divisando aquel brillo labial que le había dado Anne, luego de sacar su flauta se puso un poco con suma discreción y caminó hacia el salón de música.

Ya había un par de alumnos, pero no estaba Jun ni pudo divisar Rin en su rincón esperándola para dirigirle su amenazante mirada.

- Bien, los que estén listos tomen asiento y busquen la partitura que comienza en la página veintidós- murmuró Jun sorprendiéndola. Le pareció más serio de lo habitual - Adaptación para flauta traversa- murmuró dejando sobre su atril un nuevo par de hojas.

Asintió, el resto de alumnos no tardaron, por suerte Rin no apareció.

Lo vio regañar sin compasión a quienes habían arruinado esa casi perfecta interpretación, por su parte aliviándose de al fin haber logrado acoplarse a los demás.

- Si mejoras tu postura podrás mejorar la respiración, si no puedes hacerlo entonces tendrás que ponerte de pie- suspiró- Pero suena bien, continúa practicando.

Quiso alardear que en realidad no había hecho lo suficiente, pero sólo prefirió asentir. Y dado el humor de Jun aquella tarde debió esperar que sus compañeros salieran para volver a hablar. Él prendió un cigarrillo sentándose al borde del escritorio.

- No me interrumpas, lo necesito antes de continuar-ordenó con seriedad.

Acercándose a la ventana lo miró de reojos, se había abierto los primeros botones de la camisa y se pasó la mano por el cabello, si lo analizaba bien no era tan intimidante después de todo. Y se preguntó si su expresión habitual sólo se debía al cansancio.

-…¿Trabajas también…en otras escuelas?

-…no, pero estoy dando clases de música a los alumnos de primero y supliendo a la profesora de coro mientras se recupera de su embarazo- respondió después de botar una bocanada de humo- y hago clases particulares los fines de semana.

Sonrió, compadeciéndose. Tomó el cuaderno se su padre y se quedó hojeándolo esperando a que se terminara el cigarrillo.

- ¿Hay algo en particular que quieras aprender hoy?- Murmuró. Ella indicó la página donde aparecía el título de “Stairway to heaven”- Led Zeppelin, buena elección.

Apretó los labios y sonrió, sintiendo el sabor a fresa de su brillo labial. Jun elevó el cuaderno por sobre sus ojos y musitó la parte inicial de la melodía.

- Lo admito, es una buena adaptación.

Jun tomó su flauta para comenzar con las primeras notas, un primer intento que en instantes hizo que su piel se erizara, sin duda era mucho mejor que ella, al punto de sentirse intimidada cuando, aun consciente de todo lo que había practicado antes, le indicó que era su turno. A pesar de sus esfuerzos fue como si de pronto sus dedos se hubiesen vuelto rígidos, le costó controlar la respiración y no pudo evitar cometer varios errores.

-…No está tan mal…- murmuró con una voz más amable- pero intenta no apresurarte…y relaja la mandíbula.

Suspiró por la nariz, asintiendo un poco avergonzada.

- hay algunos ejercicios que puedes hacer, después de un rato tocando pueden aparecer molestias en los músculos faciales- agregó viéndola con expresión pensativa.

Ella se fijó en sus ojos, más allá del cristal de sus lentes por un segundo admitió que lucía atractivo. Debió desviar su atención.

- Búscalos acá- continuó, apuntando la dirección de una página de internet en una de las hojas de su libreta. Ella sólo asintió con la cabeza- Bueno, espero que puedas continuar por tu cuenta, lamento no poder quedarme, aun debo preparar una clase para mañana- se excusó guardando su flauta.

Antes que saliera miró el libro que aun descansaba dentro de su bolso, y se apresuró en volver a llamar su atención.

- Quería…quería agradecer por tomarte este tiempo…- él pareció incrédulo.

-…sólo llevamos un par de clases, no agradezcas.

- aun así- levantó el libro con ambas manos, “The song of the Hawk”- está en inglés - Jun se quedó analizando la portada, ella sintió que se le apretaba el pecho- era de papá…quiero que lo tengas.

-…¿estás segura?

-…tal vez…te pueda ser útil.

Aun sin parecer convencido, lo recibió, pasó la mano por las letras plateadas escritas en relieve e hizo correr las páginas.

- Kenji Tanaka- leyó en la contraportada-…¿él…era tu padre?

-…bueno…- se avergonzó-no tengo su apellido porque mis padres no se casaron…pero sí.

Se hizo un breve silencio.

-…de seguro se trata de un objeto valioso…si insistes lo tendré por un tiempo- aseveró, ella no pudo esconder su sonrisa- Bien, no dejes de practicar.

Lo siguió con la vista hasta que la puerta tras de él se cerró. Si en su juventud su padre había sido como Jun sin duda ahora sentía más deseos de saber sobre él.

Revisando la hora en su celular descubrió que aún le quedaban algunos minutos de práctica, así que con mayor entusiasmo tomó su flauta, y ahora sin la presión que alguien pudiese juzgarla cerró los ojos para comenzar, no era necesario si quiera mirar la partitura, estaba en su cabeza, sus dedos se movían solos. Se puso los audífonos y escuchó la canción un par de veces, había muchas cosas que mejorar, cosas que apuntó en su libreta, y volvió a tocar pensando en que no hubiese sido mala idea grabar un video para evaluar su progreso.

Empezaba una vez más cuando de sobre salto la puerta se abrió. Hiroki inclinó la cabeza para saludarla, no alcanzó a responder al ver que Ryo lo seguía.

-…Ya…ya me iba…- se excusó recogiendo las partituras del atril, incapaz esconder su bochorno.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.