Tras varios días esa tarde entró a la panadería por la parte trasera y a penas verla llegar Megumi, quien esta vez había intercambiado sus turnos con Mizuki, agradeció por aceptar los cambios que le había pedido.
- Ahora tendré tiempo suficiente para estudiar para los siguientes exámenes- musitó acomodándose el flequillo. Ella le sonrió de vuelta, hasta ahora se había enterado que estaba en tercer año de licenciatura en ciencias sociales.
- espero que tengas buenos resultados.
- siempre estoy ansiosa al inicio, pero cuando logro aprobar el alivio es infinito- suspiró con entusiasmo.
Se cambió el uniforme y la alcanzó en la cocina, donde ahora le presentó los nuevos sabores y diseños para el cambio de temporada. Se quedó viendo el glaseado sabor mango descubriendo que nunca antes lo había probado.
- Los diseños son simples ya que prima el sabor- le alcanzó la nueva paleta de dibujos y colores.
-…huele bien.
- la base del sabor son ingredientes naturales, mis pastelillos favoritos son los de melón.
No pudo contenerse al impulso de tomar una fotografía.
- Mi fruta favorita del verano hasta ahora era la sandía- murmuró en cuanto salieron al descanso. Se disponía a subir las fotos de sus decoraciones en la única red social que a veces usaba.
- Eso me recuerda el viaje a Hokkaido que hice con mis amigos en el último año de preparatoria ¿sabías que las mejores sandías del país son de esa zona?...Pero éramos demasiado pobres para comprar una, tuve que aguantarme las ganas de probarlas- rio. Ella la miró con curiosidad, su compañera posó la vista en la pantalla de su celular- Creo que deberías indicar que esos deliciosos pastelillos pertenecen a la Panadería Yamazaki.
- Bueno- se avergonzó- la verdad es que no tengo muchos seguidores.
- o al menos indicar en tu perfil que trabajas aquí.
En ese momento vieron a Kouichi bajar del camión de repartos. Megumi le ofreció una lata de refresco. Hotaru lo miró de reojos agradeciendo que se quedara junto a ellas.
- A todo esto ¿harán algo divertido en las vacaciones de verano? ¿Son las últimas, verdad?
Parpadeó un par de veces, no le gustaba recordar que en poco tiempo ya no sería alumna de preparatoria.
- creo que sólo me quedaré en casa- murmuró consciente en que sonaba muy aburrida, pero sus habilidades sociales no alcanzaban para más.
- tal vez me reúna con mi hermano- musitó Kouichi. Cuando Hotaru elevó hacía él la mirada le sonrió de vuelta, avergonzándola.
Cuando iba de camino a casa notó que Jun le había enviado por correo una copia de los boletos para ir a Blue Notes, sin duda sorprendiéndola con la rapidez en que había hecho todo, aunque claro no iba a negarse a las diferentes posibilidades que esa invitación significaba.
El viernes llegó pronto, y a pesar de haberlo meditado, no sabía muy bien cómo se supone debería lucir, la gente que escuchaba jazz solía ser mayor y bastante conservadora, así que optó por una falda bajo la rodilla, blusa y una chaqueta delgada en tonos pocos llamativos.
Se encontraron en la estación de metro más cercana. Jun, con una camisa, chaqueta de cuero, jeans y bototos, lucía similar a como lo hacía en el instituto, aunque su cabello estuviese mucho menos ordenado y no llevara gafas. Comenzaba a dudar de cómo sentirse al respecto hasta que él mencionó que con ese estilo parecía mucho menos como niña de preparatoria. Caminaron por las elegantes calles de Aoyama, ella pensando en que probablemente nadie jamás imaginaría que se trataban de un profesor y su alumna.
Afuera del lugar, identificado con unas letras en neón azul, una fila de gente esperaba para entrar.
De camino al subterráneo ella se quedó admirando los muros color crema alrededor de la escalera decorados con fotografías de artistas famosos, cuando logró reconocer a un par de ellos Jun le indicó que se diera prisa. Con el corazón latiéndole fuerte lo siguió hasta una de las mesas, todas adornadas con una pequeña vela en el centro, las luces del escenario aun no se encendían, pero la música ambiental ya daba una sensación entre emoción y nostalgia.
Les sirvieron una bebida azul, sin alcohol, y compartieron una porción de papas fritas mientras él mencionó con cierto entusiasmo lo que sabía sobre el lugar y su historia con el jazz. Ella lo miraba de vez en cuando preguntándose, un poco avergonzada, si la situación contaba como una cita, aunque claro, ante sus ojos Jun debía seguir siendo un profesor.
-…Tengo veinticinco años, por si te lo preguntas- murmuró de pronto.
Ella lo miró avergonzada, luego sorprendida, ¡entonces era siete años mayor!
-…cuando no llevas anteojos…luces un poco menor- titubeó.
- lo sé- sonrió con evidente orgullo.
- en muchos países tener dieciocho años ya se considera ser mayor de edad - respondió como si se estuviera excusando, inmediatamente sintiéndose tonta. Él la miró con aire compasivo.
Por suerte la música comenzó pronto. La primera agrupación se componía de cinco integrantes, un cuarteto más un hombre en el saxofón, en el cual de inmediato ella intentó concentrarse. Jun a su vez intentaba explicar algunos detalles, pero sus palabras se vieron opacadas por la abrumadora admiración que comenzaba a sentir hacia él, hasta que en algún momento simplemente dejó de escucharlo, con la música del saxofón en sus oídos y su atención en ese diminuto lunar que acababa de descubrirle en la parte más alta de la mejilla.
La camarera, por suerte, logró sacarla de su trance al llevarse los vasos que acababan de ocupar. Pidió además otra bebida mientras Jun se comió una segunda porción de papas. Antes que se presentara la siguiente banda lo vio ponerse de pie en dirección desconocida.
Bebió unos sorbos para concentrarse otra vez en el escenario, ahora un joven bastante llamativo empezaba tocando el piano, sus compañeros de más menos similar edad lo acompañaban con un bajo, guitarra, batería y clarinete. Desde su perspectiva era inspirador que fueran tan jóvenes. Tal vez su padre también había comenzado a tocar a temprana edad, hubiese querido de alguna forma de averiguarlo…ciertamente había venido hasta ese lugar con la esperanza de algún día verlo tocar en vivo.
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Editado: 05.05.2025