Ligera y agridulce

Al final de cada viaje en la vida: Capítulo 1

“Estimado Señor Murakami:”

“Si quien usted menciona es el de Kenji Tanaka que yo conozco, tal vez deba saber que soy su hija…”

“Él único Kenji Tanaka que conozco es mi padre…”

“Sí, conozco a un Kenji Tanaka”

Después de titubear, esa última frase escueta fue la respuesta. No podía arriesgarse a entregar información personal a un desconocido. Suspiró antes de apretar enviar, e inmediatamente apagó la pantalla de su notebook.

Ver a su madre a la cara se sentía casi como si la estuviera traicionando, en especial sabiendo que se había ilusionado en vano esperando una pronta respuesta. Por suerte ahora que se acercaban los días para el matrimonio, estaba distraída y con menos atención en ella.

Era otra vez verano y recordaba el año anterior con cierto hastío, antes sus planes no habían sido más que hacer dieta y descansar, en cambio ahora tenía una casi familia con la que, quisiera o no, tenía que compartir o incluso hacer planes.

Tomoki mezclaba su trabajo con las prácticas de básquetbol, por lo que seguía levantándose temprano, ella sólo lo hacía los días en los que tenía que ir a la panadería. Al menos no tuvo que volver al instituto después del festival, evitándose alguna situación incómoda.

Sabía que Umi y Hero saldrían de vacaciones, no se atrevería a molestarla a pesar que ella mencionara que podía hablarle. Y estaba al tanto que Keiji pasaría el verano en casa de sus abuelos junto a sus hermanas. Tampoco tuvo el valor de hablarle a Jun, por lo que debería mantener en secreto todo respecto a la carta, aunque incluso casi lo sintiera como alguien cercano.

Ryo por su parte decidió pasar las vacaciones complaciendo con su presencia a su pequeña hermana, e intercambiando su tiempo visitando a Yuuri, al menos era un escenario menos solitario.

- Me hubiese gustado pasar el verano en alguna playa- suspiró Yuuri esa tarde, acabando el almuerzo que ambos habían preparado.

- creí que irían a Yokohama.

- lo haría, pero Kouichi trabaja demasiado- esta vez su expresión fue de resignación.

- …supongo que está ahorrando para algo- murmuró pensativo.

- imagino que en algún momento quiere independizarse de su padre- bebió un sorbo de té- tú deberías hacerlo lo mismo.

La miró por sobre su hombro, odiaba que le dijera qué hacer, pero no quiso responder algo desagradable.

- ¿Has pensado que harás cuando se acabe el instituto?

Era una pregunta que casi le hacían a diario. Suspiró por la nariz, ahora hastiado.

- Me dan mucha enviada esas personas que ya saben exactamente lo que quieren- agregó ella.

-…no es necesario que lo decidas ahora…

- al menos en el instituto nos presionan mucho- suspiró- aunque primero que todo me gustaría visitar a Julie, sé que después ya no habrá mucho tiempo ni dinero.

Desvió la mirada un poco incómodo al notar que Yuuri intentaba analizarlo. Seguro Julie ya le había dicho que se mensajeaban con frecuencia y que incluso habían hecho video llamadas…No sabía cómo sentirse respecto, si lo hacía para complacerla a ella, o peor, para complacerse a sí mismo…Al menos hasta que pudiese decidir qué haría en el futuro prefería evitar pensarlo demasiado.

Tras varios días sin noticias Hotaru ayudaba su madre con la limpieza de la cocina cuando sintió vibrar su celular, desde la noche en que había enviado el correo a Jonh Murakami cada notificación suponía ser su respuesta, por lo que procuraba revisarlo en privado.

Ahora en su habitación se quedó mirando la pantalla, era Keiji indicando que estaría algunos días en Tokio y esperaba verla. Repasó el mensaje un par de veces ahora sin poder contener una sonrisa, y como no pudo evitar enviar una rápida respuesta no tardaron en acordar un lugar y día.

Por suerte la emoción de verlo fuera del instituto fue estímulo suficiente para mantenerse animada los siguientes días.

Al volver del trabajo se pasó la tarde pensando en cómo debería lucir, era sin duda una ocasión especial para usar uno de esos vestidos que le había obsequiado Anne. Aunque su cuerpo ya no estuviese compuesto por sólo piel y huesos le alivió al menos notar una sutil cintura.

Debió suponer que su estilo estaba fuera de lo habitual dada la mirada de Anne al encontrarse en el primer piso, tal vez demasiado femenino para ella, aunque pareció contenerse a emitir comentarios.

Se ordenó el cabello, puso brillo labial, un poco de perfume y se miró en el espejo varias veces antes de salir, hacía calor a pesar de las nubes, aun así se cubrió con un sweater ya que la tela de su vestido era bastante ligera.

En la estación de trenes su amigo levantó enérgicamente la mano al divisarla. Se quedó viéndolo un par de segundos antes de acercarse, qué bien lucía sin uniforme, seguro seguiría siendo adorable a pesar que en poco tiempo se convertirían en adultos. Una vez encontrando un par de asientos libres en el vagón él la entretuvo mencionando que había ayudado a su abuela en la tienda de pastelillos de arroz de su rural pueblo.

- Mi abuela dijo que tenía brazos fuertes- sonrió viéndose en el reflejo de la ventana.

- puede que sea cierto- asintió con una sonrisa-debiste decirle que era gracias a los entrenamientos.

- ella cree que es herencia de familia- rio- fue un alivio que al menos uno de nosotros ayudara, mis hermanas se la pasaron descansando en los baños termales.

Ella rio.

- ¿entonces volverás el fin de semana?

- al menos el viaje será más cómodo ahora que Meiko tiene licencia de conducir- asintió- la ayudé a estudiar para el examen así que también aprendí un poco, ya me decidí a practicar para cuando tenga edad suficiente para poder sacar una licencia.

Se sintió compasiva ante tanto entusiasmo, ya que jamás se lo podría imaginar conduciendo.




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