La noche había llegado más temprano de lo habitual y se había pasado la tarde repasando en su guitarra las recomendaciones de Hero sin si quiera darse el trabajo de encender la luz de la habitación. Cuando pensó en hacerlo la pantalla de su celular se encendió de pronto quitándole la visión por unos segundos, era un nuevo correo de Julie. Suspiró por la nariz, con un sentimiento agradable que quiso negarse.
“Buenos días, o tal vez buenas noches para ti, esta vez decidí hablar por acá. Yuuri dijo que estás bien, aunque tampoco hablas muy frecuentemente con ella. Yo por mi parte he estado más ocupada, comenzamos el período de evaluaciones, ya nos han llevado a un montón de ferias universitarias para que decidamos qué queremos hacer, papá también está presionando mucho para que estudie administración y lo ayude con sus negocios, pero si quiera puedo imaginarme en un ambiente tan formal como ese. Mamá al menos prefiere que me tome el tiempo necesario para decidir, aun así acepté comenzar a asistir a clases especiales para dar los exámenes de admisión, creo que aun si los paso sería todo un desastre en la entrevista personal.
Espero que hayas visto las fotografías que subí en mi blog de uno de los carnavales, fue súper divertido, quisiera hacer algo similar cuando me visiten. También espero que estés disfrutando tus últimos meses como estudiante preparatoria.
¡Baci e abbracci!”
Al acabar de leer, escribió, casi de memoria la dirección de su página.
Pasó con rapidez las primeras fotografías de personas disfrazadas paseando por la calle, para quedarse viéndola con cierto agrado posar con un vestido, nada fuera de lo común, pero sus dientes blancos ahora menos chuecos gracias a la ortodoncia y sus ojos sonrientes se dirigían directamente hacia él, el cabello, alborotado por el viento le hacía lucir espontánea y divertida, tan característico en ella, sin duda abrumadoramente atractiva. Fue difícil dejar de analizarla.
Dejó su celular sobre el velador, y teniendo en cuenta que Keiji regresaría pronto sin si quiera ponerse una chaqueta decidió salir de la habitación.
Hotaru no era muy hábil con los peinados así que ayudándose con algunas ideas de internet y mucha paciencia logró trenzar un par de mechones de cabello atrás de su cabeza. Se miró en el pequeño espejo que tenía en el escritorio poniéndose brillo labial, y dado que su madre y Seichiro habían salido desde temprano se escabulló en la habitación para rociarse un ligero toque de perfume, por alguna razón esa tarde tenía la necesidad de lucir bien. Salió de casa con una expectante e inevitable sonrisa cargando en una bolsa de tela oscura el par de discos de vinilo.
Jun ya estaba en la salida de la estación y se sorprendió placenteramente al ver que no llevaba sus gafas, sintió sobre ella también su mirada recorrerla antes de llegar a su lado.
Caminaron un par de cuadras mientras el viento otoñal desprendía con suavidad las hojas que quedaban en los árboles, el cielo estaba nublado, era el clima ideal para buscar un lugar donde refugiarse, de lo contrario se habrían quedado viendo a los artistas callejeros afuera de las cafeterías y bares.
Entraron a un edificio que albergaba un pequeño centro comercial de antigüedades musicales, y a pesar que él se lo pidió ella insistió en usar las escaleras automáticas en vez del ascensor. Se sorprendió por la gran variedad de tiendas, con reliquias como radiocassettes, tocadiscos y reproductores de VHS, también había algunas de productos exclusivos de artistas de hace más de un siglo.
- Estuve en Koenji hace unas semanas, pero no pude divisar este lugar- murmuró con curiosidad.
- ¿ya conocías Koenji?
-…bueno- suspiró- papá lo mencionó en su segunda carta…
Jun le dirigió una pensativa mirada.
La cafetería se encontraba en la azotea, sus paredes principalmente de vidrio eran la antesala a una especie de jardín interior hasta los límites del edificio. Por suerte, aun siendo fin de semana, había varias mesas desocupadas, y al poco tiempo de sentarse una de las camareras les ofreció la carta.
- ¿Vas a beber té en una cafetería?- murmuró él incrédulo.
- creo que lo prefiero mucho más que el café- se defendió- no me digas que también eres adicto.
- tal vez puedas entenderlo cuando te veas obligada a pasar horas despierta preparando exámenes para la universidad- sonrió con ironía.
Ella se quedó pensativa.
- eso suena como que la carrera de música fuese en realidad una tortura.
- ¡sí!- la miró serio.
- Creo que no había mencionado que papá dio clases en la universidad- respondió con orgullo.
- ¿a sí? ¿y era tan buen profesor como yo?
- bueno…- sonrió un poco avergonzada- sólo sé que lo despidieron por tener una relación con una alumna.
Jun frunció el ceño, bebió un sorbo de café. Se hizo un breve, y tal vez para ella, incómodo silencio.
-…Tal vez en un par de años también serás adicta al café- finalizó sin dirigirle la mirada.
Ella continuó pensativa, tras varios segundos suspiró por la nariz.
-…Aun no estoy completamente decidida, creo que me gustaría conocer a papá antes de saber o no si debería ir a la universidad.
El rostro de Jun reflejó cierta sorpresa, haciéndole creer que no la tomaría en serio, pero fue otra su respuesta.
- si es lo que deseas…al menos sabes que tienes una oportunidad- murmuró con seriedad- En mi caso creí que acabaría odiando la música luego que mi padre se fuera después de haberme esforzado prácticamente desde que tengo memoria en aprender a tocar a la perfección cada uno de sus instrumentos antes de los once años…Pero acabé convirtiéndome en músico por sus influencias…y porque no descubrí a tiempo si era lo suficientemente bueno en otras cosas…Tú aun estás a tiempo…
Se quedó viéndolo con cierta compasión y suspiró. Le era inevitable mirarlo de reojos, aunque él se mantuviera en silencio. Pensó en lo mucho que le agradaba esa asertividad con la que a veces hablaba.
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Editado: 05.05.2025