Al final de cada viaje en la vida: Capítulo 12

Por suerte Anne parecía demasiado ocupada como para volver a tocar el tema de los exámenes de ingreso, ella se preguntaba si tal vez esa calma se debía a las influencias de Seichiro, quien siempre tenías las palabras exactas, que para su madre era como un bálsamo ante cualquier preocupación, ciertamente eso le agradaba.

El último fin de semana antes de navidad se había librado de trabajar así que estuvo dispuesta en ayudar con la decoración. A diferencia del año anterior cenarían en casa, pollo frito y ensaladas, y por supuesto, Tomoki se encargaría de traer algún postre desde el trabajo.

Al ver a Tomoki saludar a Natsuko un poco antes de la medianoche, ella con evidente nostalgia se quedó mirando también la fotografía, y pensó, que a diferencia todas las otras navidades de su vida, esta vez hubiese deseado con todas sus fuerzas poder saludar a su padre, saber si estaría acompañado o incluso si también pensaba en ella. Suspiró resignada, de no ser por la interrupción de Anne se habría quedado con ese sentimiento durante toda la noche.

El sentimiento de estar otra vez en Yokohama, para Kouichi, era de infinita nostalgia, Yuuri, en silencio, había tomado su mano al notar su expresión al bajar del tren.

Llegaron un día antes de navidad para hospedarse en aquella antigua casa del barrio tradicional donde estaban su hogar y el restaurant de su padre. Ella seguía en extremo emocionada con la idea de ver a su hermano mayor con quien por cierto sólo se encontraban en contadas ocasiones.

A pesar de estar en condición de invitada ayudó a su padre con la cena, quien para incomodidad de ambos mencionó que con esas habilidades ya podría convertirse en una buena esposa, ella se defendió diciendo que Kouichi también se estaba volviendo muy bueno en la cocina.

- ¡Entonces si te casas con mi hija tendrás que hacerte cargo del restaurant!- declaró al acabar su primer vaso de sake.

Kouichi sonrió evidentemente avergonzado ante la mirada burlona del imponente Satoru, el hermano mayor. Yuuri, sabiendo que bromeaba solo emitió una leve risita.

- creo que aun están jóvenes para pensar en eso.

- en mis tiempos, si los padres daban la aprobación los jóvenes ya podían hacer planes de matrimonio.

- ¿no has pensado que tal vez yo lo haga primero?- se defendió Satoru.

- ¡ya veremos si lo haces cuando acabes la universidad!

Yuuri, bajo la mesa tomó la mano de Kouichi, quien continuaba mirándola incómodo.

- tal vez ambos podríamos ayudarte de alguna forma- musitó para tranquilidad de su padre.

Pocos minutos antes de la medianoche Yuuri se encargó de ordenar la cocina y poniéndose un abrigo y rodeándolo con la bufanda que acaba de regalarle salieron a la calle.

- Hace mucho frío y aun así no ha comenzado a nevar- exclamó cubriéndose la cara con ambas manos. Un aliento plateado escapaba de la boca de ambos.

- debí comprarte unos guantes- respondió tomando su mano.

- no pasa nada- sonrió- tus manos siempre están cálidas.

Él la miró de reojos y sonrió.

A pesar de la temperatura las calles estaban repletas de jóvenes parejas, algunas haciendo compras de último minuto, otras fotografiándose, o como ellos, sólo disfrutando de esa especial noche.

Yuuri se detenía de vez en cuando a admirar las novedosas decoraciones. Él a su lado se ofrecía a hacerle fotografías.

-…Papá suele decir ese tipo de cosas extrañas cuando bebe- musitó ella al ver que continuaba pensativo - no te preocupes.

Kouichi se sintió sorprendido, asintiendo un poco avergonzado.

-…lo siento.

- no te disculpes- apegándose a su brazo apoyó la cabeza sobre su hombro.

Y de esa forma continuaron atravesando las calles con sus luces alegres, disfrutando de la música proveniente de bares y restaurantes y las risas de aquellos que en plena calle parecían recién comenzar a celebrar.

- Por suerte papá decidió no abrir el restaurant esta noche.

- tal vez porque vendrías tú.

Se quedó pensativa.

- o quería darnos un poco de tiempo libre – sonrió divertida.

Kouichi la miró de reojos, para luego inclinarse y darle un beso a un lado de la frente. Yuuri se detuvo y apoyó la cabeza sobre su pecho dejando que la rodeara con sus brazos. Cerró los ojos y un sinfín de ideas pasaron por su mente, volviendo a despertar en ella ese deseo que había estado reprimiendo.

- Tal vez creas que es un poco tonto- suspiró con una sonrisa-…me siento un poco tonta al admitir que quería que por ser navidad esta noche fuera especial.

Él, sabiendo perfectamente a qué se refería, le pasó la mano por el cabello.

- no es tonto- musitó buscando su rostro, para en medio de toda esa gente, alcanzar sus labios.

Con una mezcla de adrenalina y emoción bajó del ascensor para encontrar la habitación que en secreto ella misma había reservado, tenía una iluminación cálida, y olía a fragancias florales, se sintió más emocionada al escuchar que él admitiera que el lugar parecía agradable, consciente que tenía un poco más de experiencia en aquellos sitios.

Liberándose del abrigo lo ayudó con el de él, descubriendo por un momento que sus propias manos estaban temblando, no supo si era por la emoción. Kouichi le sonrió apoyando una mano sobre su mejilla, y susurró.

- No pasa nada…

Ella sonrió apretando los labios, el corazón ya se le había acelerado.

-…no había estado antes en un lugar como este- suspiró avergonzada- ahora que lo pienso…no sé si pueda relajarme.

Kouichi apagó la luz principal y se acercó a la lámpara asegurándose de no dejar más que una tenue iluminación.

- sólo intenta no pensar en nada.

Tras beber al menos la mitad de la botella de champagne cortesía del lugar, y bromear en que si no se daban prisa estarían haciendo mal uso de la habitación él la guio hasta el borde de la cama, donde alcanzó sus labios. Yuuri, con los ojos cerrados, intentando concentrar en él todos sus sentidos lo acarició y se dejó acariciar y besar hasta sentir que su respiración se aceleraba. Con delicadeza comenzó a desabotonarle la camisa, señal para que él lo hiciera con su blusa, y pudiese descubrir así que incluso había procurado usar una lencería especial.