Ligera y agridulce

Al final de cada viaje en la vida: Capítulo 17

Tal como si acabara de cometer un delito, miró a ambos lados del pasillo antes de entrar al salón, el corazón le latía de prisa, apretó los labios, y atravesó el umbral suspirando aliviada al no encontrarlo. Saludó tímidamente a un par de compañeras y tanto como pudo bajó la cabeza hasta segundos antes que se cerrara la puerta cuando lo sintió caminar a su lado. Aun sin saber si se había fijado o no en ella la piel se le erizó, y en vez de sentir latir su corazón rápido esta vez fue como si quisiera detenerse bajo a una intensa sensación de derrota.

Esa mañana, tras contextualizar la obra a analizar, la profesora los dejó leer en silencio, era un relato tan largo y en lenguaje metafórico que le fue imposible concentrarse nada más en no hacer ningún movimiento en falso. Sólo con imaginar que él en más de algún segundo podría poner en ella un poco de atención le hacía querer volverse invisible.

Con la idea de evitar que sintiera lástima por ella, decidió mantener a Umi indiferente. Rechazó la invitación a almorzar juntas, teniendo en cuenta además que su apetito era inexistente. Así que para el horario del descanso corrió a refugiarse, aun con la nieve cubriendo los arbustos a su paso, en la parte más alejada de los jardines.

Sólo había sido una mañana y ya estaba exhausta, era demasiada presión incluso ahora que creía poder afrontarlo. Por suerte en clases de deportes, fueron divididos en diferentes grupos.

Miu, de seguro notando que se había mantenido aislada más de la mitad de la hora, se le acercó con esa sonrisa que ella ya sabía que era algo forzada.

- Aunque las habilidades de nuestro equipo de voleibol sean casi nulas, creo que no es para que te sientas deprimida.

Intentando analizar su esfuerzo no pudo evitar sonreír, agachó la cabeza cubriéndose la boca, ciertamente se las había ingeniado para no parecer invasiva.

-…bueno, tal vez sea porque acabaré el instituto sin lograr ser buena en ningún deporte- le siguió el juego.

- al menos tenemos muchas otras habilidades- se sentó a su lado- en especial tú Hotaru…eres la misma persona, pero diferente.

Se quedó observándola interrogante, sin duda también sonaba más madura.

- bueno- suspiró con una sonrisa- eso es algo como lo que diría Akiho, la novia de papá- y dado que ella no respondió nada más, se retiró con la misma sonrisa.

Así que al menos si Miu, que conocía muchas de sus limitaciones lo creía, tal vez debía sentirse un poco halagada.

Hubiese querido de alguna forma grabar con exactitud esas palabras en su mente, para no sentirse tan insignificante al menos por el tiempo que le quedaba seguir soportando la presencia de Ryo.

La incomodidad de Hotaru había sido evidente para él con tan sólo notar la rigidez de sus movimientos, incluso aunque no hubiese querido buscar su rostro. Lo mejor sería limitar cualquier tipo de interacción, aun cuando de manera casi inconsciente siguiese deseando volver a sentir el aroma de su perfume de cerezas y avellanas.

Dejó que el resto de alumnos saliera para luego dirigirse al salón de música.

- Es un alivio poder reunirnos más temprano ahora que los clubes de música casi no usan el salón- suspiraba Naoki en dirección a Tooru.

- coincide con mis horarios de la universidad- respondió- es lo que me importa.

Él levantó la mirada en señal de saludo y comenzó afinando su guitarra. En pocos minutos Hero se unió al ensayo.

Ahora intentando sacar los acordes que Hero les entregó, junto a Naoki se quedaron a un lado.

- Creo que deberías mejorar ese Do mayor en la segunda parte- murmuró Naoki con una segunda corrección.

Suspiró por la nariz y lo miró con evidente hastío.

- admito que tienes más habilidades que yo…en cierto sentido, pero estás distraído.

Dejó de lado su guitarra y parpadeó un par de veces.

-…supongo que tienes razón- respondió para sorpresa de su compañero, quien esperaba que quisiera debatir lo contrario - Tomaré un descanso.

- pero lo digo por el bien de ambos.

- como sea…

Naoki logró alcanzarlo y le revolvió el cabello.

- déjame en paz.

A los pocos minutos que Ryo saliera llegó Umi, quien tomando un respiro entre sus horas de estudio entró al salón con un saludo.

- El video de Stairway to heaven ya tiene más de treinta mil visitas- musitó indicándole su celular, dejando a Hero complacido.

- tal vez deberíamos hacer una versión completa.

Naoki levantó la mirada hacia la guitarra de su compañero y musitó con malicia.

- aunque creo que Hotaru no vendrá a nuestros ensayos por un largo tiempo.

Umi lo miró de reojos y pareció confundida.

La nieve bordeando los jardines del edificio, y el frío afuera del salón le hicieron retractar de alejarse demasiado. Necesitaba respirar en paz, aun sin encontrar una razón evidente para su agotamiento. Cuando estaba por regresar con unas latas de bebidas calientes para él y sus compañeros sintió su celular vibrar en el bolsillo de su chaqueta. La imagen de Julianna apareció en su mente incomodándolo. Consciente que escucharla podría ser placentero, pero de seguro ella con esa intuición que la caracterizaba, notaría de inmediato su tono de voz distante. Por fortuna fue poca su insistencia, de lo contrario el sentimiento de culpa hubiese incrementado.

Aun sin apetito al día siguiente cargó su bolso de comida y escapó a la biblioteca.

Lejos de los grupos de estudio y del ruido quiso encontrar un refugio, pero antes de alcanzar su lugar del rincón, sentado en dirección hacia la ventana, con la vista en un cuaderno de ejercicios y la atención probablemente muy lejos del mundo real divisó a Keiji. Dudó en acercársele, hubiese sido un desperdicio perderse esa oportunidad de verlo tan concentrado. Sólo cuando notó que levantaba la cabeza hacia su lata de bebida supo que era el momento.

Él la saludó con una ligera sonrisa y un extraño apretón de manos, la miró a los ojos y tras unos segundos dejó de sonreír como si acabara de recordar algo.




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