Tras un día completo durmiendo, Anne se asomó a su puerta ofreciéndole una porción de comida. Hotaru, de apariencia adulta, pero siendo aun una niña, y ahora más frágil que como la había visto en mucho tiempo, seguía sobre su cama con ese uniforme de instituto que en un par de días tendría que dejar de llevar. No se atrevió a despertarla, aun así, ella, como si de algún modo pudiese intuir su presencia, se giró en la cama y suspiró.
-…Hotaru- susurró-…ya es suficiente…tienes que comer…
Volvió a hacerse silencio, no quiso insistir.
-…me siento triste- su voz sonó como si viniera de debajo de la tierra-…y ni siquiera puedo recordarlo.
-…tal vez…por eso es que te sientes así.
-…después de tanto…tenía ilusión…creí que podría conocerlo…saber si de algún modo…yo le importaba.
En el fondo del pecho de Anne, otra fibra se rompió.
- por supuesto…claro que le interesabas- aunque quiso convencerse de ello sabía que no podía darlo por seguro.
Hotaru se quedó en silencio, con la mirada fija volvió a dar un profundo suspiro. Anne la miró de reojos y se lamentó, temiendo por un segundo que volviera a transformarse en aquella Hotaru.
En su mente se castigaba por haber sido, otra vez demasiado ilusa, ciertamente, todo lo que había planeado para su futuro próximo ahora no tenía sentido, y el corazón le dolía de sólo imaginarlo.
Se quedó viendo el plato con los trozos de manzana que Anne había dejado sobre el escritorio, pero su estómago se retorció, y no precisamente de hambre, sólo acabó tomando un vaso de agua. Luego de eso cambió sus capas de ropa por un pijama, y volvió a la cama.
La hora en su celular marcaba cerca del medio día, suspiró aun sintiéndose cansada, y se quedó mirando la pantalla, tenía un par llamadas perdidas de Umi y algunos mensajes de Keiji. Sin decidirse a decir o no la verdad, sólo acabó respondiendo que su ausencia se debía a un resfrío, después de todo, no valía la pena preocuparlos cuando sólo quedaban días para disfrutar de la preparatoria. En pocos minutos su amigo le respondió con una fotografía junto a Umi, mencionando que estaba en la obligación de mejorarse pronto. Y aunque no pudo evitar sonreír, al volver a apoyar su cabeza en la almohada, la imagen de su padre tocando por última vez en la azotea del hospital, volvió a llenarla de tristeza.
En poco rato Anne volvió dejando en su escritorio un vaso de jugo de frutas, no se atrevió a regañarla por no haber probado el desayuno.
-…La nieve ya se derritió en el jardín- musitó abriendo las cortinas.
La miró de reojos y suspiró, había demasiado silencio. La vio sacudir su uniforme y meterlo al armario.
- Qué haremos con esto cuando te gradúes- musitó-…serán sólo recuerdos…
Bajó la mirada, respiró profundo, no pudo evitar soltar el primer sollozo.
-…Lo siento- se llevó las manos a la cara- a pesar de tu esfuerzo…continúo siendo una hija que no mereces…Lamento no habértelo dicho antes.
Anne, sin reflejar una pisca de rencor, le acercó el vaso, y le pasó la mano por el cabello.
-…A pesar de todo- murmuró con una voz más grave- te pareces un poco a tu padre.
Apretó los labios.
-…Era demasiado orgulloso para aceptar que pedirme ayuda era mucho mejor que tratar de resolver sus problemas en silencio.
Se secó las lágrimas con la manga del pijama.
-…lo siento.
Volviendo al armario, cuidadosamente Anne alcanzó los sobres, vinilos, libros, revistas, fotografías y partituras que suponía secretas. Sorprendida salió de la cama, pero sin el valor de increparla.
-…Debí suponerlo- alcanzando una de esas fotografías más recientes, que hace unas semanas había descuidado bajo su almohada-…Pero descuida, no he visto nada más- añadió apretando los labios. - Cuando descubrí esta fotografía me tomó por sorpresa, pero…preferí respetar tu privacidad…A pesar de su apariencia no imaginé que Kenji pudiese estar tan enfermo.
-…no dije nada porque…no quería decepcionarte.
-…lo sé Hotaru…no me des explicaciones.
Aun confundida, con el corazón acelerado, se acercó y la rodeó con sus brazos, su madre le correspondió de inmediato.
- no vuelvas a creer que estás sola.
- ¿Así que ocho años menor?- murmuró el joven de cabello castaño, comentario que a Anne no le hizo mucha gracia.
- Anne es enfermera- sonrió Kenji ignorando por completo la actitud maliciosa de su amigo, y la expresión de disgusto de su acompañante.
- aun soy estudiante- se defendió.
- ¿significa que vas a cuidarlo cuando se haga anciano?- rio- ¿no queda mucho, verdad?
- ¡ya cállate!
- bueno- suspiró ella- no es precisamente una de mis metas.
Y aunque luego Ken se disculparía varias veces por los desafortunados comentarios de su amigo, Anne recordaría por siempre esa incómoda presentación con Junnichi…
Ahora resultaba curioso que después de todo, fuera precisamente él quien estaría con Kenji hasta sus últimos días, así que, aunque nunca hubiese terminado de agradarle, ahora sentía cierta gratitud.
- ¿No le has dicho a Jonh que ya recibiste la noticia?
Hotaru negó bajando la mirada.
- Junnichi y tu padre fueron buenos amigos incluso antes de entrar a la universidad- murmuró- pero las cosas cambiaron un poco cuando comenzamos a salir.
-…¿Junnichi?
-…no puedo culparlo…ambos eran muy cercanos.
Keiji se despedía de los alumnos de menor grado antes de salir de la cancha.
- ¡Adoro que pronto se vaya el invierno!- exclamó su compañero- al fin podremos entrenar con normalidad.
- lo dices como si nos quedara mucho tiempo- se burló.
- seguiré entrenando aun en la universidad.
Quiso volver a burlarse, pero la convicción de Momo lo hizo retractarse de su incredulidad.
- entonces yo también lo haré- sonrió- y si tenemos suerte, tal vez algún día podamos enfrentarnos.
- ¡no estés muy seguro que ganarás!- le revolvió el cabello.
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Editado: 01.07.2025