Light [1]

2. El bosque

Luna

"El que busca la verdad corre el riesgo de encontrarla"
-Anónimo

Son casi las once, me despedí de mis padres, aunque costó mucho explicarle a mamá que la alfombrar favorita fue robada, porque a la final papá me ayudó a ocultar mi pequeña travesura. Me fui a buscar a las chicas para ir al bosque, ya que no quería estar más ahí, sabiendo que en cualquier momento terminaría diciendo que fui yo la arruinadora de alfombra.

Aunque ahora que lo pienso, ellas deberían de buscarme.

«Sí, qué loco.» Ellas deberían venir a buscarme a mí. Pero esto de caminar el doble no me gusta.

Ah, no te quejes conciencia de que la que camina aquí soy yo.

<<Nah.>>

Llegué a su casa, pero en vez de tocar la puerta, algo o más bien alguien me detuvo agarrándome del brazo, haciendo que dé la vuelta para verlo e impidiéndome realizar mi proceso de huida máxima al ver aquellos ojos.

«Y para todos los dioses o el creador del universo, fuimos al cielo y vinimos.»

En eso sí te apoyo conciencia, en eso sí.

Era Hero, el hermano mayor de las chicas, el chico de mis sueños, el amor de mi vida, el príncipe que toda princesa quería tener, el de mis pesadillas y tormentos... Jeje las últimas dos palabras, no cuenta.

En pocas palabras, era mi Crush.

Su mirada se encontró con la mía, cortándome la respiración, impidiéndome no poder apartar mis ojos de sus ojos verdes, esos ojos que me volvían loca y tonta con solo una mirada.

Provocándome cosas en mi ser, que solo sentía que solo éramos nosotros dos en el universo, pero el imbécil aparta la mirada. Y solo me deja pensando en lo lindo que es, y que es el chico más bello que hay aquí en este pueblo. Un catire con ojos verdes no se consigue en ningún lado y es mi catire con ojos verdes, aunque él no sepa nada y sus hermanas tan poco.

Jejeje, creo que ya se enteró, por lo roja que está.

Conciencia no ayuda.

—Hola, pote de leche. —saluda devolviéndome a la realidad cuando aparta su mano de mi brazo y deja ese lugar frío por su alejamiento.

—Hola, pelo teñido— de pequeño siempre nos decíamos así. Él me decía pote de leche y yo, pelo teñido, aunque a él más bien le molesta más que a mí.

«Y sí que le molesta.»

—Ya te he dicho que no me llames más así. — Dice frunciendo las cejas y apartándose de mí para abrir la puerta. — ¡Rous, Star, aquí está su otra mitad!— grita a la hora de entrar por toda la casa, dejándome en la entrada como ida.

<<Reacciona Luna. >>

—Nada, nunca me ha dicho nada. — Miento volviendo a la realidad y me río para mí adentro porque esto de tira y afloja me está encantado.

«Aunque sea discutiendo, hablamos más.»

—Sí, ajá... Deben estar arriba. — Se va directo a la cocina y me deja sola en la sala.

Decido subir la escalera para buscar a las chicas en su habitación y al llegar arriba en el segundo piso, toco la puerta antes de entrar y, como siempre, Rous está maquillándose y Star está leyendo un libro, me parece ver que es a dos metros de ti.

Las saludo a las dos y le digo a Rous que es para hoy y no para mañana, hasta que por fin deja de retocarse y nos vamos para el bosque. En todo el trayecto no paraba de hablar de que por fin hay vacaciones y que tiene pensado en ir a la playa, que se va a comprar nuevos trajes de baños y nos ruega para que vayamos con ella a la playa. Por mi parte dije que no porque no me gusta el sol, a igual a Star tampoco le gusta, así que decimos que no, para no ir. Rous se pone un poco de mal humor, porque en verdad quiere que vayamos. Hasta que entramos al bosque.

—Si vuelvo a tener otra convulsión, no llamen a mis padres, esta vez lo controlaré. — La última vez salió todo mal y mi mamá casi me mata por entrar al bosque a esas horas.

—Espero, porque no pienso llamar a tu mamá si te vuelve a dar otra vez. Se ve que no me quiere— dice dramáticamente Rous, volteándome los ojos.

—A mí me adora, siempre hacemos galleta todos los domingos. — dice Star con mucha alegría, y aplaudiendo.

Rous la mira como si no fuera normal y ella fuera la única cuerda del grupo.

—No digas eso de mi mamá, claro que te quiere, si no que después de la última convulsión de esa noche, tú le dijiste dónde estábamos. — Defiendo a mi mamá, aunque es verdad que no le cae muy bien después de todo.

Decido abrazarla, pero me esquiva.

—Bueno, bueno, como sea igual no me quiere. — contesta Rous caminando más de prisa que casi se cae encima de unas ramas de púa y lo único que hace es gritar y pegar pataleta.

A veces pienso que es hermana de Carly, porque a veces se comporta como una sifrina y me dan unas ganas de hacerle una maldad a ver si deja la ridiculez para después. Ella sigue en su ridiculez, pero se detiene cuando enseguida su celular comenzó a sonar. Al principio lo saca recelosa para después mirar la pantalla y comenzar a saltar de alegría.

— ¿Quién es?—preguntó porque nunca la había visto así en mi vida, pero ya me imagino quién es.

—Cole. — dice en risa y sigue escribiendo.

Ya sabía yo que era Cole, ¿y por qué ella no le escribió después?

—Ah, ok, ¿para qué te escribes? — no es nada bueno si ella está así de emocionada por él a estas horas.

Es un chico muy amable y todo, pero no me agrada como amigo. La primera vez que lo conocí, me chocó haciendo que todos mis trabajos cayeran en el suelo y ni siquiera se disculpó o me ayudó sino que siguió caminando.

Ese día me costó una advertencia por llegar tarde a la clase recogiendo los trabajos del piso y un día entero de Rous hablando de lo lindo y bueno que es.

«Sí, ajá, lindo y bueno, va a quedar este verano cuando me las cobre.»




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.