Star
Me escape de mi casa desde muy temprano no sabría decir qué hora era, pero de algo si sabía era que estaba muy temprano porque todavía era oscuro afuera.
No podía dormir y lo único que pasaba por mi mente era John, tuve que llamarlo por teléfono porque no pensaba subir por las escaleras oculta que él tenía en su ventana a esas horas de la madrugada.
Además ni que fuéramos Romeo y Julieta, para hacer una escena de esa.
El como siempre me contesto el teléfono entre dormido y me dijo que pasara por la parte de atrás de la cocina que él me iba a estar esperando.
Cuando había llegado a su casa lo único que el cargaba puesto eran una bermudas de color negro hasta la rodillas y andaba sin camisa. Vi su cuerpo casi desnudo por la luz de la luna y sentí un remolino de emociones por dentro. John tenía el cuerpo de un modelo y siempre iba al gimnasio así que el hacía ejercicio casi todo los días y en su cuerpazo se notaba que era modelo de ropa interior, claro en mi mente.
—Vamos pasa. —fue lo primero que dijo cuando abrió la puerta y me invito a pasar a su habitación.
Me pase las manos por los brazo por el frío que hacia afuera ya que no me iba a quedar a fuera, con el frio que estaba haciendo podía morir de hipotermia. No entendía porque hacia frio tan de madrugada, qué pensaría que estuviera en el polo norte. Lo único que faltaba afuera era la nieve, para completa que estábamos en diciembre pero no era así.
Me quede a dormir con él en su habitación, me dijo que sus hermanas no estaban así que teníamos la casa para los dos solo. Y su forma de decir: tenemos la casa para los dos solo. Sonaba muy sexual de su boca, pero tuve desechar esa idea de mi mente porque él sabía que yo no me había escapado para hacer esa cosa.
John siempre me respeta y sabe sus límites, él sabe que yo no soy como las demás chicas. Por lo que lo mande a contarse de un lado y yo del otro, poniendo las almohadas en el medio como una barrera. Y si se sobre pasaba me largaba a la habitación de Luna. Pero a la final no funciono, cuando me desperté en la mañana, él estaba abrazándome y parecía dormir como un ángel. Y eso me encanto, jugué un rato con su pelo mientras que él seguía dormido y después me quede junto a su lado abrazado como churro.
Porque yo no pensaba moverme si eso él quería.
Todo el día nos quedamos en su casa echando cuentos, viendo películas y hasta algunas veces nadamos en su piscina. Yo me rehusaba a bañarme en la piscina porque no tenía traje de baño, pero dijo que Luna a lo mejor tenía. Le hice caso y busque unos que Luna tenia de cuerpo completo, y me coloque un short corto arriba del traje de baños. John no me soltaba para nada y yo no quería alejarme de él. Ya eran casi las nueves cuando me acorde que Rous debía estar preocupada por mí, así que le envié un mensaje que estaba con John.
—Mi lucero, ¿qué pasa si algún día deja de quererme?—me pregunta John pasándome un pedazo de pizza.
Como rayos me va a preguntar eso, yo jamás dejaría de quererlo si eso es lo que él piensa.
— ¡Eso no pasara!—hable subiéndome a su regazo con una sonrisa y dándole un beso.
—¿Pero qué pasa, si lo haces?
—Pues si pasa, es porque no estábamos destinado a estar junto.
Pude sentir en la comisura de sus labios que se formaba una bella sonrisa no muy grata a la respuesta que le di, mientras no besábamos.
Así que el continuo besándome, quería estar con él y no me quería aparta por ningún momento.
Necesitaba sus caricias y sus besos.
Y borrar aquellas palabras que no le gusto, pero que tenía que aceptar.
—Mi lucero, prométeme que no me vas a romper el corazón.
¿Porque siento que ya esto lo había vivido?
He leído miles de historia de amor y siempre se promete a no hacerse daño y terminan más dañados y roto que nunca. Pero al final los dos, se ayudan mutuamente para corregir ese estúpido daño que ellos mismo se hicieron. Y terminan más felices que nunca.
Pero eso no nos pasara a mi John y a mí.
Eso no.
—Te lo prometo. —Le doy un piquito en los labios. —No romperte. —le vuelvo a dar otro. — Tu corazón. —y termino con uno apasionado, colocando mi mano en su cabello y revolviendo todo por completo.
Sentí que sus manos se posaron en mi cintura y subieron hasta mi espalda. Subiendo y bajando con suavidad, produciéndome un calor y un deseo intenso sobre él. Mis manos bajaban por debajo de su camiseta y comenzaba a recorrer desde su abdomen hasta su pecho, le levante su camiseta y nos separamos para que él se la pueda quitar. Observe un rato su pecho, su abdomen, están más firmen que nunca por tanto ejercicio.
En un momento él me vuelve a besar con más intensidad y de repente el timbre suena por toda la sala, me separe de él rápido sentándome del otro extremo del sillón.
—Mierda, es que no podían fastidiar en otro momento. —Él recogió su camiseta y se la coloco, se dirigió a abrir la puerta.
Yo solo me quede recuperando el aliento que había perdido y tuve que agarra un pedazo de pizza para calmar mi intensidad de deseo.
Si, digámosle así por los momentos.
—Brother, por fin te encontramos... Esta más perdido que tarzan en nueva york. —escuche la voz de un chico.
— ¡Sí! Bueno estuve ocupado, tu sabe cuidando a mi hermana, porque casi se muere. —le contesta John al chico de afuera con sarcasmo.
Él nunca lo dejo entrar sino que hablan desde afuera.
—¡Bueno solo te vine a visar que hoy hay fiesta!—dice el chico muy alegre.
—Brother, mira la hora que es y de paso hay toque de queda. —dice John.
Mire el celular y ya eran como las nueve y media.
—Ah ¿pues el niño se metió a moja o qué?—pregunta el otro chico incitándolo. —Tu sabes que nosotros no nos importa eso ¿Vas o no?
— ¡No!... No voy tengo que cuidar a mi hermana y será para otro día. Y tú sabe muy bien Rafael que a mi si me importa, yo podre ser de todo pero siempre cumplo las reglas. Tu sabe que hay toque te queda y ¿si llaman a la policía? Tú no me vas a sacar. —dice John, creo que ya se irrito.