Light [1]

42. Último Adiós ( Capítulo final)

Seguridad y confianza dentro de la tormenta, todo se ve más bonito.

Luna

Ya se había cumplido los dos días y Rous que nada se despertaba. A Nathan no lo volví a ver desde nuestra pelea de ayer en la tarde, Hero se quedó conmigo apoyándome y estuvimos hablando de todo lo que me había pasado. Tuve que ahorrarle que en dos ocasiones Nathan me había besado y también no le conté lo que él me había susurrado, aunque Hero no siguió insistiendo.

Afuera todo seguía siendo un caos y se seguían escuchando gritos. Star para calmarse se puso a arreglar mi habitación como una loca, mientras que Cole seguía alado de Rous pendiente de ella.

Yo por mi parte estaba sentada junto a Hero mientras que el me retaba a dibujar cualquier cosa. 

No tenía ánimos para nada. 

Solo quería bajar y hablar con Nathan, pero el Ángel era tan terco que no subía. 

Ese bobo sabía que yo no podía moverme de aquí, así que él no iba a subir. 

Ni porque mi mamá le rogara o yo.

—Star ¿qué haces?—pregunto mi hermano viendo que Star sacaba algunas de mis prendas del closet. 

No me había figado porque Hero tenía horas distrayéndome dándome beso y haciéndome dibujar.

—Limpio, no vez— dijo ella dándole la espalda.

—Yo sé que limpias, ¿pero porque lo haces?—pregunto el acercándose a ella.

—Estoy cansada de estar caminando de un lado hacia el otro, sin poder hacer nada.—dijo ella irritándose.

—Te apuesto un dólar que explota antes que él diga algo—me susurra Hero a mi oído burlándose de la escena. 

—Shh... Te apuesto tres besos a que comienza llorar antes que John la tome por los hombro. — le susurro.

—Trato hecho— susurro y en su rostro se mostró una enorme sonrisa.

Ok, ya me perdieron. 

Me encantaba apostar siempre a esta cosa y no lo iba a desaprovechar, ya que no tenía nada mejor que hacer. 

—Todo los estamos pero no es para que te pongas a limpiar.—dice él colocándole las manos en los hombro a Star. 

Y ahí gane yo la apuesta. 

Star cayó en el suelo llorando como una pequeña niña.

—¿Cómo lo hiciste?—inquirió el echándose hacia adelante para verme el rostro. 

Él estaba sentado tras de mí y yo estaba adelante, como dos los loco enamorado que éramos.

—Es un don y también una maldición— dije emboscando una amplia sonrisa de victoria.—Ahora mi premio.— reclame mi premio porque ya no sabía que hacer a esta altura.

Estábamos por el tercer beso cuando alguien toco la puerta interrumpiendo nuestro beso. Pensé que era papá y tuve que moverme muy rápido, pero para mi sorpresa era Nathan. Traía en la mano una charola grande de comida.

—Lamento interrumpirlo pero la señora Susie le manda esto, porque no había nadie más que se atrevería a subir.—dijo el sonando muy apagado.

Me levante muy rápido para agarrar la charola. 

No culpo a mis hermanas de tenerme miedo por hipnotizar a mis padres, pero tampoco las culpo por no saber comprenderme.

—¿Nathan podemos hablar?—pregunte acercándome a él. 

Pero el negó con la cabeza, me entrego la charola y se fue. 

Así de fácil. 

Entró y salió, como si nada. 

Todo el santo día fue lo mismo, Nathan no volvió a subir y Star ya había arreglado mi habitación como seis veces contando. Cole había abajado por agua y algo de comer. También Hero, ya se lo había suplicado aunque él se negara. Le dije que necesitaba hablar con Star a solas si eso servía de algo y lo comprendió.

En realidad quería estar en mi habitación a solas sin que nadie nos estuviera rodeando o estuvieran observando mi habitación. Me sentía juzgada, en todo mi dieciocho años de vida nunca jamás habían entrado tanta gente por igual chicos, yo sabía que papá estaba molesto porque no se atrevía a subir solo mandaba a Nathan y este como seguía molesto solo asomaba su cabeza y volvía abajar. 

Mi habitación estaba perfecta como yo la tenía antes, me gustaba. mi librería de libros revuelto por orden alfabético desordenado, mis dibujos todos colocado con alfileres en una sola pared, mi ropa revuelta por todo el piso, mi closet de ropa, bueno para que decir si eso ya no me importaba y los muebles que tenía, estaban perfecto donde yo lo había dejado.

Ya ni sabía dónde estaba de tanto que Star se puso arreglar mi habitación. Mis dibujos, proteste mucho porque me costó converse a papá de pegarlo a la pared para que Star viniera y lo colocara en una estúpida cartelera grande que le había pedido a John que trajera del sótano. Mis libros estaban ordenados perfectamente por orden alfabético. 

Quería matarla pero no podía, me decía:

Luna tu puede otro días más.

Me lo repetía una y otra vez, mientras que ella movía los muebles. 

Lo que le falto fue mover la cama, pero no podía porque estaba Rous encima de ella y le agradecía a Dios en serio por eso.

—Deja de acomodar mi habitación, ya van más de siete veces que lo hace y eso me molesta. Yo jamás me he metido con tus cosa Star, ni con las de Rous— dije agarrando asiento alado de Rous en la cama. 

Ya estaba comenzando a molestarme, en verdad.

—Lo siento, sabes que cuando estoy nerviosa comienzo hacer todo esto.— dice ella metiendo toda mi ropa en el closet de nuevo. 

Ya he perdido la cuenta, cuantas veces la ha doblado y la ha ordenado por color.

—¿Si está nerviosa porque no te sientas en la puerta con John y comienza a besarse o hablar que se yo? Montale una de esa escena estúpida de novia celosa— dije resoplando. 

¿Porque ya mi paciencia se había acabado?

Afuera seguían los gritos y esto parecía a the walking Dead. Y estaba así de mi poquita paciencia, que volvería a correr al pacillo para volver a ser arrastrada por la electricidad con demasiada fuerza para no estar pensando en cualquier estupidez. 

Me acomode a lado de Rous, se veía tan dulce e inocente. En verdad parecía a la bella durmiente con su pelo rubio y tan tranquila durmiendo.




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