Estoy corriendo directo a mi clase de biología, que por suerte mía queda en el tercer piso, después de lo que acaba de pasar, que de hecho fue algo súbito, me tiembla hasta los pelos.
*4 minutos antes*
Después de el "BUU" grite como loca desquiciada, sentía que mi corazón iba a reventar del gran susto que me lleve.
Abrí mis ojos y vi a nada más y nada menos que al becado, o sea Lil.
Lo vi de cerca muy de cerca, lo suficiente como para poder contar sus pestañas, él se encontraba de cuclillas hacia mí, su miraba era fría y hasta podría decir que macabra.
— ¡¿Qué haces aquí?! Me seguiste ¿No?—dijo en tono acusador.
Tragué grueso.
—Yooo.....— piensa en algo Uzi, piensa en algo.
Genial, no supe que decir. Me paré rápido he hice que Lil cayera de espaldas al suelo, no sabía si reírme o avergonzarme.
— ¡¿Qué haces?!— no he terminado contigo, regresa!, ¡Me las vas a pagar!
Oí como me gritaba, pero ahora lo único que me importaba era estar lejos.
Ahora lo que necesitaba era subir gradas arriba y perder de vista a Lil.
Cuando llegué al segundo piso me detuve, con la respiración agitada puse mis manos en mis piernas, tratando de tranquilizarme.
1, 2, 3, respira Uzi, unas cuantas gradas más y estas a salvo, tu puedes.
Traté de alentarme a mí misma.
Estaba a punto de continuar y empecé a escuchar pasos, pasos que venían de las gradas en las que estuve hace un rato, pasos que se aproximan a... ¿mí?
Una voz me toma por sorpresa:
— ¡Te encontré!
Tú culpa Uzi, tu inmensa culpa, tuya por seguir a Lil.
Maldición.
Me pongo a correr de nuevo como Tarzan en la selva, volteo a ver por un momento y definitivamente Lil viene a toda prisa detrás de mí.
Dos maldiciones.
Ahora nos encontramos en una escena que ni en mis sueños creí pasar. Estoy corriendo lo más que puedo y Lil viene detrás de mí como asesino en serie y su víctima, como cazador y su presa, dos locos, uno siguiendo al otro.
Choco con otros alumnos que me miran enojados, no me importa en estos momentos nada. Lo que más me asusta es lo que vaya a hacer Lil cuando me atrape, no estoy diciendo que él sea un asesino de verdad, aunque tampoco puedo descartar la idea.
Siento como ya no puedo dar más y Lil se ve más cerca de mí. El aire empieza a faltarme y ya no puedo más. Mis pies duelen por la fuerza que hago al correr, no puedo creer que del segundo piso haya llegado al primero, increíble.
—Ríndete, ya no tienes salida. —dice Lil con la voz demasiado agitada. Los dos nos encontramos igual, cansados, sudados.
—No, ¿qué quieres de mí, que me harás? —digo aun corriendo levemente.
—Ya no lo hagas difícil, detente.
Veo que delante de mí sólo hay un muro, es decir, me quede sin salidas. Sin hacer más reclamos me detengo, mi respiración todavía se ve agitada, miro a Lil y el ya no corre, ahora camina lentamente hacia mí.
— ¿Po-porque me seguiste? —pregunto sin medir mis palabras.
—Tú me seguiste primero. —dice mirándome fijamente. —Yo pregunto y tú respondes.
Eso me deja atónita. No sé qué decir o que hacer, y por Dios tan lindo el cuándo suena amenazante.
Ya no digas estupideces Uzi, es súper lindo y todo, pero, no es para que te dejes manipular.
—¿Quién eres y porque me seguiste? —dice parado frente a mí.
—Yo, yo solo me perdí. —mentí.
—Mentirosa, al parecer conozco más la Universidad que tú, di la verdad.
Hay, que tonta eres Uzi, ni mentir sabes.
— Si, está bien, te seguí, ¿Contento?—le dije mientras decidí irme.
Pero en eso Lil me tomó del brazo, algo que me sorprendió bastante.
—Acabas de jugar con fuego, Uzi, tu decidiste seguirme, tu misma elegiste tu futuro ahora atenta a las consecuencias.
En shock.