Lila

Capítulo 10

Y otra vez estoy fuera de la casa fea a punto de entrar; detrás de mí se posiciona Oliver esperando a que entre, lo volteo a ver, me ve a los ojos y me da una media sonrisa antes de incitarme a entrar.

Al entrar ya no escucho la voz de aquella mujer desagradable, ni la veo por ningún lado, solamente me encuentro con los demás, ellos no me dicen nada al verme entrar junto a Oliver.

Parecen ignorar lo que paso hace un momento al seguir con su conversación sobre como planean salir del pueblo.

—¿Están todos de acuerdo?—Finaliza la conversación Keith.

Todos dan una respuesta afirmativa, pero un no sé cuál es el plan para salir de aquí, nadie me dice nada al levantarse.

Keith se levanta y camina directamente hacia a mí, me pongo un poco nerviosa, pero hago como si no lo viera como si lo mas importante fuera la cara de Oliver que me ve divertido.

—Ya dejaste de hacer tu berrinche— me dice delante de mí.

Lo volteo a ver, me doy cuenta que es un poco más alto que yo, su piel parece ser suave, me resisto al impulso de tocarlo.

Él parece hacer lo mismo conmigo detallarme mi rostro, pero sus ojos se topan con los míos.

—Solo no voy a dejar que nadie me trate como quiera, menos una mujer como esa—respondo sin quitarle la mirada.

—Esa mujer es mi mujer, así que no quiero que la vayas a ofender— me dice.

—Si bueno, entonces enséñale a respetar— le digo sin titubear.

No sé de donde sale este enojo cuando lo veo de frente, no sé si es porque siento que se está riendo de mí, porque se siente con el derecho de darme órdenes.

—Tú no tienes derecho a venir aquí a darme órdenes—frunce las cejas.

—Tú tampoco me des órdenes.

—Si quieres salir de aquí, tienes que obedecerme.

—Yo no pedí tu ayuda.

Keith se aleja, caminando hacia donde se encuentran los demás.

—Si no quieres mi ayuda, vete de aquí— me da la espalda—. No tolerare a una persona como tú.

Sin decir nada más se encamina al piso de arriba. Mientras tanto Caleb hace un ruido con unos papeles que tiene en sus manos.

—Deberás aprender obedecer a Keith, nos conviene tenerlo de nuestro lado—me dice sin levantar la mirada de esos papeles que tiene.

—¿A quién le conviene? Yo no he hecho ningún trato con él—le digo molesta. Sé que no debería pero estoy frustrada por todo lo que ha pasado.

—A toda Lila, no te sientas especial. No todo se trata de ti— levanta la mirada levemente y regresa hacer lo que estaba haciendo.

—Déjala Caleb— alza la voz Oliver detrás de mí, recargado en el marco de la puerta— ella solo esta confundida con todo esto.

Caleb y Hanna, levantan la mirada hacia nosotros. Como incrédulos a lo que está pasando. Caleb entre cierra los ojos hacia nosotros, pero no dice nada al respecto y sigue como si no le importara.

—Vamos chicos, debemos prepararnos— anuncia Hanna subiéndose la capucha de su sudadera gris.

Caleb y Hanna son los primeros en salir. Todo esto me da mala espina, pero no tengo de otra que ir con ellos, para que me puedan acercar a algún lugar y después irme por mi cuenta.

—¿Vienes?—me dice Oliver colocándose la gorra negra sobre su cabeza que hace un momento no la traía.

Asistiendo, salimos de la casa caminando hacia donde los demás ya van adelantados.

—¿Cuál es el plan?—pregunto mientras meto las manos en las bolsas de mi vestido. Tomando con fuerza el celular que comenzó a vibrar.

— Debemos tomar algunas cosas para poder abandonar este pueblo. Después regresaremos al pueblo donde vives—Oliver ve mi cara de preocupación— ¿oye? Tranquila, estarás bien.

—¿Para qué regresar?

—Porque Keith debe asegurarse que el camino este despejado, esa es la única salida principal que le da salida los demás pueblos que están cerca— explica.

—¿No hay más, solo una?—pensé que sería más fácil salir de aquí.

—No. No hay más.

—Entonces regresare a mi casa— afirmo para mí misma.

—Sí, pero iremos contigo. Nos quedaremos en una casa cerca de la tuya.

—¿Es seguro?

—Puedes venir a quedarte con nosotros.

Me lo pienso por unos minutos, estaría bien. Pero eso implicaría estar viendo a Keith y a su novia, sobre todo porque ellos ya planearon desde un inicio quedarse cerca de mi casa, eso quiere decir que no planearon que me quedara con ellos en la misma casa.

—Lo pensare, pero creo que estaré bien en mi casa— no es verdad, lo sé.

Solo de pensar el regresar me hace sentir miedo, me aterra el pensar que me quedare en una casa enorme.

Que varias personas me buscan y me quieren lastimar.

Llegamos a casa de los mellizos, ellos empacan sus cosas. Yo me encuentro en la sala observando las fotos familiares que tienen con su madre.

Mi maleta es pequeña, ni siquiera he desempacado nada. Solo la muda de prendas que use en la mañana y guarde las anteriores.

—¿Lila?- Caleb se acerca detrás de mí.

—Que— le digo sin voltearlo a ver.

—¿Estas molesta?—me quiere tomar de la cintura, pero me quito antes de que me tomara completamente— por lo que sucedió en la mañana.

—No, porque lo estaría—lo volteo a ver.

—Debes entender que es por tu bien, obedecer— se acerca a mí.

—¿Es una amenaza?

—No, solo es una sugerencia por tu seguridad.

—Muy bien, lo tengo en claro—pongo mis manos en su pecho antes de que se acerque más—ahora aléjate de mí.

—¿Por qué ahora pides que aleje, si antes no replicabas cuando lo hacía?— reclama; acariciando mi mejilla.

No me di cuenta que estoy retrocediendo hasta que mi espalda choca con la pared, él parece acorralarme sin dejarme ninguna salida.

—Porque así son las cosas, antes quería; ahora no quiero—lo empujo levemente.

Él sonríe, pero yo no le encuentro ninguna gracia en lo que está sucediendo. Piensa que siempre voy a ceder cada vez que él quiera, pero está equivocado.

Se acerca rápidamente hacia a mí, tomándome por sorpresa. Me arrincona más a la pared, su boca roza el lóbulo de mi oído.




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