Louis volvió a ser ese chico azul, como le decían que era, azul, ya que era una persona triste, que cargaba con peso, penaba, su amor había muerto, su color volvió, el era ahora un azul más intenso del que antes se le había visto, porque si, el era azul y seguiría así.
Las noches lloraba, le necesitaba, pero él le había dejado porque simplemente el dejo de ser azul y era un morado, uno alegre, llamativo al juntarse con el rojo de su amado.
Era un omega, uno solitario, fuera de familia, en un cuarto apenas decente, que se decía departamento, el sueldo era apenas suficiente para sus necesidades de la semana, su omega estaba muriendo y con él se estaba llevando al omega.
Era su alfa, el lo sabía, como el alfa sabia que él era su omega, pero al ver el cielo morado que se formo cambiando el azul que le rodeaba él decidió que ese color no era para él.
Le dejo, sin una marca que le uniera, un nudo que haya consumado siquiera algo, nada, solo habían habido besos y el alfa le dejo en cuanto el cambio, cuando él fue feliz, y regreso a ese azul, pero uno mas intenso, cargado de mas tristeza, mas penas, el era un omega, uno frágil, que sobrevivía, pero no creía que por mucho tiempo.
El estaba hundido, por alguien, que se suponía que debía de haberle marcado y cuidado, su alfa, Zayn.
El pequeño Louis había estado deambulando por las calles por distracciones, el había caído tan bajo, el había sido roto, el ya no valía, eso pensaba él, cuando tu alfa, el que el destino te daba te dejaba su vida ya no valía, el lo tomo así, el era azul y seguiría así hasta volverse más fuerte o más un negro intenso, un suicida.
Pero eso no pasaría, no aun, no se veía aun, el solo cometía errores, el valía, pero él no lo veía, el se metió con tantas cosas, cosas que se contaran, con tiempo, con paciencia, con detalles, porque la historia de Louis es algo que debe ser contada así, el era valioso, más de lo que el imaginaba, o siquiera los demás, pero él nunca logro verlo, no aun, tal vez en el paso del tiempo lo haga.
Zayn era un idiota, uno muy grande, había dejado un omega tan bueno, valiente, que luchaba, que se mantenía a flote pese a todo lo malo que había pasado, y aun más idiota era por dejar a él omega que le perecía, el omega que debió marcar.