Lily y Tommy

Lily y Tommy


 

"Hace mucho, mucho tiempo, cuando mi conciencia sintió mi propia existencia, tuve un solo pensamiento.

"Ama hasta más no poder, sin embargo, sentí la imperfección en ese extraño anhelo. ¿Quién merece ser amado completamente?"

Mi historia empezó cuando te vi, en tus ojos interpreté la eternidad que tanto anhelé. Quería que solo me miraras a mí, pero ellos eran todo lo que querías, pero no lo que necesitabas. Sabía que nadie te amaría tanto como yo lo hacía.

En una tarde de invierno, salía como de costumbre de clases completamente indiferente al mundo y a su gente, buscando en mi mente el propio consuelo de una vida plena llena de sueños y fantasías. Todo me resultaba completamente vacío y sin sentido, sin embargo, quería encontrar esa chispa, ese simple instante que me ate a un destino ajeno al mío. Quería... Pertenecer.

Esa noche papá y mamá discutían fuertemente y con el tiempo empezó a parecerme hostigante y tonto. Solía encerrarme en mi cuarto con la música al máximo volumen para no escuchar las mismas quejas, pero mi mente conocía a detalles el hilo de la conversación y fue entonces cuando decidí salir a dar un paseo.

Tomé mi abrigo más cálido junto a mis auriculares y emprendí una pequeña caminata por el sector, pero parecía no funcionar, ya que aún escuchaba sus voces en lo profundo de mi mente.

El sector no era tan peligroso y rara vez se escuchaba alguna noticia fuera de lo común, como robos y hurtos.

De regreso a casa, empecé a caminar un poco más despacio. Quería evitar encontrarme a papá y mamá en plena discusión.

Desde hace unos años, cuando mamá me golpeó en la mejilla, empecé a tener conversaciones conmigo mismo y aunque al principio sentí demencia, poco a poco entendí que esa voz en mi mente era lo más cercano que tenía.

Esa voz repetía con frecuencia una línea...

'He estado solo por mucho tiempo.'

Esa línea tan corta me hacía sentir frustración; me sentía como un alma en pena que se lamenta por no tener esa parte que le falta, pero esa noche dijo algo más.

'He estado solo por mucho tiempo, pero ella está aquí', susurró.

En ese momento sentí que alguien tocó mi hombro y al regresar la mirada hacia atrás no vi a nadie. Me quité los auriculares y escuché un grito de auxilio, fue entonces cuando desde lo profundo de mi ser algo gritó.

'¡Ve!'

Rápidamente corrí al lugar de donde surgía el grito de auxilio y vi a un hombre mayor encima de una chica que aparentaba tener mi edad. Lo tomé del cuello y el sujeto rápidamente se levantó conmigo en su espalda.

Después de un par de vueltas, caí de espaldas y el hombre se lanzó a golpearme. Golpe tras golpe, sentía lo patético que era y aunque cubría mi cara, los golpes eran fuertes.

Esa voz surgió de nuevo preguntándome.

'¿Eso es todo lo que tienes?'

'No, eso no es todo lo que tengo', pensé.

Incorporé mis piernas y lo impulsé hacia atrás, luego tomé una piedra y al acercarme lo golpeé fuertemente en la cabeza. Cuando cayó, me subí sobre su barriga y lo golpeé una y otra vez hasta que mis manos dejaron de sentir dolor. El hombre quedó maltrecho a golpes y mis manos quedaron muy lastimadas.

Cuando alcé la mirada, la chica se había ido.

Al llegar antes de tocar la puerta, caí desmayado. Al día siguiente, al despertar, vi a mamá y papá abrazados fuertemente frente a mí. Llegó la policía a interrogarme sobre lo sucedido, pero esa voz me pidió que guardara silencio. Al final, quedó como un intento de robo, ya que no encontraron al sujeto.

Después de una semana, me dieron de alta. Mis padres dejaron de discutir y su atención se centró por completo en mí, pero realmente me daba igual, solo quería saber...

¿Quién es ella?

Al otro día, cuando volví al colegio, noté que la voz que solía escuchar se mantuvo en silencio. La línea que solía repetir, no la volví a escuchar desde ayer que me dieron de alta. Al llegar al receso, volví a sentirme indiferente al resto y me senté solo en una mesa a comerme un sándwich que mamá había preparado cuando volví a escuchar.

'Detrás de ti...'

Volteé la mirada y a lo lejos una chica un poco más pequeña me miraba fijamente en silencio. Todo a mi alrededor se tornó oscuro, excepto el frente, ella era todo lo que veía.

La vi bajar la mirada y desaparecer al lado de los demás estudiantes del colegio. Llevaba consigo un gorro gris, cabello negro y sus ojos eran completamente oscuros. Llamó mi atención por completo.

Después de ese día, no volví a verla y admito que la buscaba entre la gente, pero no estaba. No la encontraba.

Comencé a hacer ejercicio frecuentemente porque sentía la absoluta necesidad de volverme más fuerte. Después de varios meses, desde enero hasta agosto, mi físico había cambiado y hasta me había cortado el cabello.

Empecé a recibir cartas de amor y cumplidos en mi colegio, pero seguía manteniéndome indiferente al resto. Perdí la noción de encontrar a esa chica hasta que, sin pensarlo, esa voz después de mucho tiempo volvió.

'Ella vendrá...'

Sentí una gran desesperación y volví la mirada. En ese momento no había nadie detrás de mí, pero podía sentir algo, podía sentirla tan cerca de mí.

Accidentalmente, al caminar presuroso, un chico se tropezó conmigo y empezó a reclamarme por mi comportamiento indiferente hacia algo accidental. Me lanzó un golpe directo, logré esquivarlo y le di un golpe certero en el estómago. Su amigo intentó tumbarle y fuertemente lo tumbé al suelo y comencé a golpearlo sin la intención de detenerme. Entonces alguien me abrazó y me dijo.

'Detente...'

Mi voluntad se doblegó a esas palabras y la ira y ansias de lastimar se fueron. Volteé la mirada y entonces la vi, era ella. Sus ojos eran completamente oscuros, en ellos vi mi eternidad.

Me llevaron a la comisaría y recibí un fuerte castigo. Quedé suspendido por un mes completo, ya que no tenía antecedentes de violencia en la institución, pero si se repetía, podría ser expulsado o detenido por violencia física.




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