Limbo

CAPÍTULO 1

 

"El ritual"

 

 

El 14 de septiembre fue un día que nos marcó a los cuatro, especialmente a mí ya que conocía a Alan desde que íbamos en segundo de primaria. Estábamos en la cafetería de Raven cuando recibimos un mensaje de la escuela donde se anunciaba el cierre temporal por un incidente. Alan se había suicidado arrojándose del tercer piso; la causa de muerte se había dictaminado como contusión craneal pero el rumor decía estallamiento de viseras, cualquiera de las dos era horrible pero no podíamos hacer nada más.

El padre de Alan fue detenido luego de que encontrarán una nota en su sudadera donde culpaba a su padre por su acción debido al maltrato, su madre se mudó junto con su hermana menor al centro de la ciudad para evitar entrevistas y comentarios. 

Se cumple un año desde que Alan nos dejó para siempre, Alyssa y Adam nos comentaron a Emily y a mi sobre algo que habían leído en un foro paranormal; un ritual que nos haría no sólo comunicarnos con Alan si no que también lo íbamos a poder ver, aunque la idea al principio sonó más que estúpida terminaron convenciendonos de que aún si no sucedía algo el intento no se desperdiciaria. En ese momento estábamos camino al mausoleo donde él se encuentra.

Mientras el auto avanzaba los cuatro nos encontrábamos rodeados de un silencio expectante, Emily estaba junto a mi sentada en la parte trasera. De reojo podía ver lo nerviosa que estaba mientras jugaba con sus dedos.

—¿Realmente están seguros de hacer esto?— preguntó rompiendo el silencio, sus rasgos asiáticos se fruncieron ligeramente en preocupación.

Adelante,Adam y Alyssa intercambiaron la mirada durante unos segundos antes de que la última se girase un poco en su asiento para verla.

—Emily, no pasara nada malo. Simplemente vamos a probar si el ritual funciona y podamos ver y hablar con Alan...— Tranquilizó después de notar su inseguridad.

—Si estas asustada quédate junto a mi, sólo es un "experimento" tonto Em— Le dije mientras le regalaba una sonrisa solidaria.

Aunque veía en sus ojos la incomodidad de hacerlo no parecía tener la intención de irse y dejarnos solos, Emily había sido muy apegada con Alan pero no al grado de sentir atracción; su vínculo era más de hermanos ya que ambos eran hijos únicos y su compañía los complementaba el uno al otro, era la principal razón por la que ella estaba en el auto aún. Adam estacionó el coche dos calles antes y el resto fuimos a pie, entramos primero Alyssa y yo, quince minutos después Adam y Emily para evitar sospechas, habíamos acordado ir todos de negro.

Al cabo de unos minutos encontramos el mausoleo donde yacía Alan, quien alguna vez rió con nosotros en la escuela, tragué algo de saliva pues la idea de lo que íbamos a hacer resultaba morbosa pero cometido se iba a hacer, entramos forzando la cerradura y vigilando los alrededores, el viento soplaba tan fríamente que nuestras mejillas comenzaban a tornarse rosadas y los escalofríos no se hicieron esperar.

—Antes de hacer esto quiero saber si alguno está dispuesto a hacerlo sin sentir remordimiento, no quiero obligarlos a hacer algo que no quieren—. Dijo Adam con seriedad.

Todos intercambiamos miradas por unos segundos pero nadie se opuso. Alyssa comenzó a prender velas y a colocarlas en cada esquina del cuarto donde pegado a una pared y al centro se hallaba la urna con las cenizas de Alan, el olor no era desagradable pero me hacían querer tapar mis las fosas nasales debido al aroma a humedad, flores marchitas y la cera quemándose poco a poco.

—Bien, sólo falta hacer un círculo donde todos vayamos a estar adentro hecho de sal y esto--. Alyssa sacó una bolsita con unos trozos de madera quemada y concreto en polvo y explicó mientras colocaba todo a un costado.— Esta cosa costó casi toda una semana de lo que me dan así que aprecien el esfuerzo.

—No tengan miedo si algo extraño sucede chicos, en cualquier momento lo podemos terminar— Musitó Adam para no ser descubiertos.

Cada uno se sentó como si formarámos los puntos cardinales de una brújula, Alyssa comenzó a recitar de una hoja unas palabras en otro idioma que imaginaba era latín; una campana de fuerte sonido la interrumpió haciéndonos sobresaltar un poco por la sorpresa.

—Eso quiere decir que ya están por cerrar el cementerio, apresúrate Alyssa— Le dijo Adam con un ademán.

Alyssa continuó recitando pero seguía sin suceder nada, el ambiente seguía sintiéndose igual y el silencio se presentaba cada que tenía la oportunidad, estaba a punto de decir que ya nos fuéramos cuando una de las velas junto a Alyssa se apagó haciendo que mi corazón comenzará a latir con más rapidez.

—Eso pudo haber sido el viento ¿verdad?— Dijo Em con tono preocupante.

—Eso espero...— Respondí de igual manera.

Un sonido cerca de la urna nos hizo girar a todos a esa dirección, aunque no había nada podía sentir que algo nos estaba viendo desde atrás, el aire se había vuelto más pesado y un ligero dolor de cabeza se comenzó a originar en mi.

—Chicos... no me puedo mover—. Dijo Alyssa preocupada y con un tono algo desesperante. 

No sentía la sensación de movimiento en mis brazos y piernas cuando intenté comprobar que efectivamente era verdad; no podía moverme aunque hiciese el esfuerzo. Ninguno de nosotros podía moverse, como si una fuerza invisible nos restringiera por completo, Emily comenzó a sollozar y su tez palideció.

Cuanto tiempo...—. Susurró una voz que venía de las espaldas de Alyssa, donde estaba la urna.

—¿Quien mierdas fue ese?— Dijo Alyssa mientras apretaba los dientes y contenía su histeria; la que pronto se volvería colectiva.

—Veo que me extrañaron chicos— Volvió a hablar aquella voz ahora con más claridad, era de Alan pero a la vez sentía que no.

Todos giramos nuestra atención hacia esa voz familiar y al mismo tiempo desconocida, esta vez junto a la urna se encontraba una figura masculina, las velas iluminando tenuemente el ambiente revelaron su apariencia. El rostro de Alan cubierto de sangre y piel desgarrada fue lo primero que noté; el ojo izquierdo colgaba ligeramente del lado desfigurado de su cara, llevaba una sudadera sobre una camiseta que debería ser blanca pero estaba manchada de sangre, la cual no dejaba de caer al suelo formando un charco oscuro a su alrededor.




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