"Te quiero"
Suni estaba algo inquieta e incómoda.
No sabía si esconderse, mirar hacia abajo o simplemente ignorar la intensa mirada de Hyunjin sobre ella. No sabía como hacer para ignorar aquello, le era difícil. Era como si el chico le estuviera reclamando en silencio, pues la miraba intensamente, como si estuviera con toda la intención de incomodarla.
— Oh vaya, se ve increíble. Gracias —dijo Suzy mirando a la cocinera cuando ésta le dejó su plato con hotcakes.
Mari le sonrió amable e hizo lo mismo con Hyunjin, pero éste ni la miró, pues estaba más entretenido mirando a la chica al otro lado del desayunador.
Suni se levantó sin decir palabra alguna y buscó un tazón, cereales y la botella de leche. Se sentó otra vez y en silencio se concentró en preparar su desayuno.
Las cosas con Hyunjin no eran malas, sólo que él ya no insistía ni aparecía de la nada, no, hace dos días que simplemente se dedicaba a cumplir su trabajo, como ella le había dicho.
El morocho seguía molesto y algo herido, pero había entendido que Suni no quería nada con él y por eso mismo decidió darle su espacio. Pero joder, se le estaba haciendo demasiado difícil, habían momentos que le picaban las ganas de ir con ella y besarla, o simplemente quedarse a su lado un momento.
Estaba peleando contra sí mismo para mantener su posición, y debía ser la batalla más fuerte y difícil que tuvo alguna vez en su vida.
Y ahora ahí, con Suni enfrente se le dificultaba más todavía. Hace dos días que habían discutido, y hace dos desayunos que la miraba insistente, pero no obtenía nada de ella, sólo la ignorancia hacia su persona.
La vio abrir la botella de leche, y por alguna razón su vista se quedó fija en el liquido blanquecino. Suni colocó la tapa y se dispuso a comer de sus cereales, pero rápidamente sintió la mano de Hyunjin sobre la suya, impidiendo que se llevara la cuchara a la boca.
— ¿Qué ocurre? —preguntó ella, viéndolo.
— No lo comas —soltó. Le manoteó la botella y volvió a abrirla, olió un poco y al instante frunció el rostro; se podía sentir rápidamente el olor a veneno de ratas. Alguien había colocado veneno en la leche —. Suni déjalo, tiene veneno.
— ¿Qué? —murmuró ella algo incrédula.
Rápidamente soltó la cuchara y alejó el tazón.
— Hay que decirle al Señor —dijo Suzy seria.
Hyunjin miró a la castaña algo preocupado, sabía que ella era susceptible a este tipo de cosas, le afectaba cuando algo iba mal hacia ella, o se presentaba algún incidente, como lo que sucedió en el instituto.
— Uhm... ya no tengo hambre —avisó sonriendo mientras se colocaba de pie.
— Pero te puedo hacer cualquier cosa —objetó Mari, preocupada mientras sacaba el tazón de ahí y tiraba a la basura el contenido. Hizo lo mismo con la botella de leche luego de vaciarla por completo en el lavabo.
— No te preocupes —sonrió y luego salió de la cocina a paso veloz.
Subió las escaleras y estuvo a punto de entrar al despacho de su padre para decirle de lo sucedido, pero oyó varias voces dentro y supo que no estaba solo. Suspiró, mejor no lo molestaba, seguro estaba en una reunión en donde habían mafioso y hombres de mala vida, como él.
Pasó de largo a su cuarto y ahí se encerró. No podía evitar preocuparse, ¿incluso en su propia casa iba a correr peligro? Y si Hyunjin no estaba con ella en ese momento, ¿estaría muerta?
— Después de todo, quizá si lo necesito —musitó frunciendo los labios mientras se sentaba en la cama.
Antes creía que no era necesario, pensó que estando en la seguridad y comodidad de su casa la compañía del chico no sería necesaria. Ahora se daba cuenta que quizás no era tan así, porque incluso en su casa alguien había metido veneno de rata en la leche.
¿Y ahora qué? ¿No comer nada por miedo a morir envenenada? ¿Desconfiar de los empleados? Joder, no, tampoco debía ser tan paranoica.
— Suni —volteó algo ausente al oír la voz de Hyunjin. Otra vez entraba sin permiso, le hubiera tirado algo pero no estaba de ánimos, así que tampoco le iba a reprochar —. ¿Estás bien? —preguntó quedándose a los pies de la cama.
— Sí —dijo enseguida, dedicándole una pequeña sonrisa. Rápidamente volvió a verlo —. Gracias.
— Debes decirle a Jiso, alguien intentó matarte.
— Lo sé, pero está ocupado. Luego hablaré con él —respondió ella.
— ¿Quieres qué haga algo? —preguntó.
En esos momentos, Suni no pudo evitar recordar los primeros días, cuando Jaebum le pedía permiso para todo. No supo explicar la urgencia que la atacó, las ganas de verlo hacer cualquier cosa sin su permiso, como venía haciendo los últimos días antes de la discusión. De cierta forma, lo notaba distante, y aunque él seguía preocupándose y hablándole normal, la sensación de distancia la sentía bastante palpable.
— ¿Algo cómo qué? —indagó atenta.
— Descubrir quien lo hizo, puedo hacerlo, no sería difícil.
— Y cuando lo encuentres, ¿qué harías? —quiso saber.
— Matarlo, ¿qué más? Darle cariño no creo —dijo él como si fuera algo obvio.
Suni no pudo evitar soltar una risa al oírlo, causando que el chico sonriera y pensara que definitivamente ella se veía mejor sonriendo.
Se estaba controlando demasiado para no tirarse encima de ella, abrazarla y decirle que todo iba a estar bien porque él estaba ahí para ella, realmente quería hacer eso, pero se reprimía sólo para que Suni estuviera cómoda.
Sólo pensaba en ella, manteniendo distancia como le había pedido, porque para él no era nada bueno, se estaba volviendo loco y la necesidad lo estaba matando.
Pero al instante, todo ese autocontrol se fue a la mierda cuando la vio llorar. Suni no aguantó la angustia y comenzó a llorar enfrente de él, tapándose el rostro con pena.
Ella no era fuerte, no podía aguantar algo así aunque intentara, no pensó que fuera a llegar tan lejos.
En cuestión de segundos sintió los brazos de él rodearla. La abrazó y ella no opuso resistencia, al contrario, también le correspondió el gesto.