Cuando la vi el sol se reflejaba en ella, se podía distinguir su largo cabello café claro, sus ojos tenían aquel brillo de inocencia pero su mirada era fría, aquello me encantaba. Mientras la veía con detalle de pies a cabeza dentro de mi empecé a sentir algo que hiso mi corazón latir con tanta fuera y como nunca antes había sentido. Incluso sentí que el tiempo se detuvo, fue algo tan mágico para mí.
Nunca creí en el amor a primera vista, sin embargo aunque no la conocía, aunque no sabía nada de ella logro tocar mi corazón sin mover ni un solo dedo. Era maravillosa por lograr aquello.
-Es hermosa- susurre mientras la miraba sin despegar un ojo de su presencia
Y sin dudarlo me acerque, le pregunte su nombre y me respondió con una sonrisa aquello solo hiso que mis emociones se desbordaran, es que como no iba a gustarme aquella sonrisa en ese bello rostro. Desde aquello nunca me separe de su lado, por el momento eso me bastaba. Su compañía era suficiente para mí pero como todo ser humano mis deseos se hacían más grandes, quería tocarla, sentir su piel, quería acercarme a sus labios y tomar de su mentón para darle un beso suave y dulce que demostrara cuánto la amaba.
Mis fantasías siempre eran las mismas, nunca pensé estar así por una chica. Pero yo no decidí de quien enamorarme, incluso me siento culpable de eso.
En ocasiones mis impulsos me dominaban haciendo que mis manos se deslicen por su piel sin desearlo, sus reacciones no eran del todo placenteras pues me miraba asustada incluso asqueada, tal vez fue mi imaginación pero así lo vi.
Aquello se volvía insoportable, me dolía estar a su lado, sé que ella no me iba a amar y no saben cuánto dolía dejar estos sentimientos y botarlos a la basura. Todo el tiempo que estuve a su lado seria en vano, no pude enamorarla ni un poco, no pude ni hacer que me mirara con otros ojos.