Limerencia

-2-

Tal vez ella ya sabía que tenía mi corazón y no dijo nada para ver qué pasaba.

Aun si lo sabía o no, yo se lo iba a decir. Le iba a confesar mis sentimientos, le diría lo que me hacía sentir con cada mirada que ella me daba.

Así que un día, antes de que saliéramos a las vacacione de verano planee como y donde se lo diría.

-Vamos, quiero darte algo solo será un momento- como siempre me miro con una sonrisa en sus labios para luego caminar junto a mi mientras me seguía. Llegamos a un pequeño parque y nos subimos a un columpio cada una. Mire al suelo y tarde unos minutos en hablar.

-Vamos ya, dime lo que me querías decir- su tono de vos era dulce, demonios yo realmente no quería sepárame de ella

- Violette, tal vez ya lo sabes aun así quiero decírtelo yo misma, me gustas desde hace tiempo, estoy enamorada de ti- después de aquellas palabras el silencio era notorio, solo el pasar del viento se podía escuchar. Mi corazón latía muy rápido mientras esperaba una respuesta de su parte, tenía miedo de lo que pensara de mí, tal vez le daría asco incluso a mí me daría asco recibir una confesión por parte de una chica. Pero yo no decidí de quien enamorarme.

-lo sabía, también me gustas- mi corazón se detuvo unos momentos, regrese mi vista a ella mientras de mis ojos salían lagrimas que recorrían mis mejillas.

Todo salió bien, es lo que me gustaría que hubiese pasado pero no todo sale como uno quiere, aquello fue lo que me hubiese gustado que pasara pero no, aquello no fue lo que dijo.

-lo sabía, eres asquerosa incluso deje que me tocaras en ocasiones- soltó una risilla y se levantó del lugar donde había estado sentada y me miro con aquellos ojos fríos y hermosos.

-nunca más te acerques a mí- y así mismo como la primera vez que nos vimos, se fue tan repentinamente de mi lado.

Nunca más la vi desde aquella vez. Como hubiese deseado que tan solo ese amor me dejara un amargo recuerdo pero se llevó parte de mí, parte de mi corazón. Y ahora solo la recuerdo como la primera mujer que me robo el corazón sin mover ni un solo dedo y me dejo con la amargura de aquel amor que no pude ser pero a pesar de eso trato de mantenerme tranquila porque sé que no hay un solo amor en la vida y cada uno puede ser mejor que otro e incluso puede sanar un corazón roto.

 

 

 




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