3. Symif.

El primer año fue el peor. Me convertí en un niño de la calle dormía en un duro cartón con niños de doce y catorce años, ellos me enseñaron todo.

Nos levantavamos a las seis de la mañana todos los días. Caminábamos hasta el centro de la ciudad durante una hora hasta llegar a nuestras posiciones.

Por ser el más pequeño me tocaba pedir limosna mientras ellos robaban a los turistas.

Cada persona que caminaba me miraba con lástima y no hacían nada sólo darme unas simples monedas que serían mi desayuno y el de mis compañeros aquella mañana.

No los podía llamar amigos, porque no lo eran. En la calle no existe la lealtad. Yo lo sabía muy bien.

Cuando pasaba la policía, todos nos dispersabamos y sabíamos en que lugar reunirnos y contar el pequeño botín.

Cada mes que pasaba íbamos creciendo y nos convertimos en la pandilla Symif. El nombre no era muy original bueno era la inicial de los cinco.

Simón 14
Yoana 14
Mirrón 12
Iron 13
Y por último yo 'Fabián' de seis años. Decidí dejar a Aarón atrás.

Pasaron cuatro años y de esa pandilla sólo quedaban Iron, Mirrón y yo.

Yoana estaba harta de esta vida y se convirtió en una prostituta pensó que con eso su vida mejoraría que encontraría a alguien le engañaron varios hombres y le rompieron el corazón. Terminó embarazada y en ese instante pensé que la historia se repetía. Murió por una horrible paliza a manos de su último cliente. Salió en los noticieros como una joven con una mala vida. Nadie hizo nada nadie se preocupó por ella. Me dio rabia. Supuestamente no había culpables pero nosotros lo encontramos. Seguía frecuentando el mismo burdel donde la mató. Golpeaba a las mujeres después de pagar por ellas.

Symif decidió tomarse la justicia por su mano.

Dos días después él también salió en los noticieros a el si lo buscaron e investigaron su muerte. Por el lloraron. El no quedó como un mierda sino como una persona que estaba en aquel lugar en el momento equivocado.

Volví a sentir rabia con tan sólo diez años sentía Ascó por la humanidad y por mi mismo, pero no me arrepentia de mis actos. ¿Está mal?

Simón por miedo se fue lejos y no volvimos a saber de él.

Pasó otro año y el siguiente en irse fue Iron. Era de contestura gruesa quería más y se metió en las peleas clandestinas. Fue su primer combate y el último. Un golpe fuerte en la cabeza lo dejó cao. Todos se fueron corriendo incluso yo. El no volvería a levantarse lo sabíamos todos y nadie declararía al demente.

La vida tiene límites son predecibles pero pasamos ante ellos. Tenía 11 años cuando vi mi tercer muerto. Y sólo pensé en que fue un idiota más.

Pasó otro año y no se fue Mirron sino yo. Por obvias razones.

En la calle no hay amigos, el intentó venderme casi caí en la trampa pero me di cuenta que nada iba bien.

Me fui pero me encontró:

-Maldito niño, ¿sabes el dinero que me has hecho perder? No, no lo sabes- dijo enfurecido.

-Si querías ser un proxeneta haber comenzado contigo- le dige sonriendo.

Recibí el primer golpe en el rostro, su fuerza y la mía no se comparaban yo acababa de cumplir los doce y el los dieciocho.

Iba a recibir otro golpe, pero fui ágil y saqué de mi bolsillo una navaja afilada le apuñale innumerables veces. Hasta por fin terminar con él.

Era de noche todavía, tenía cerillas y decidí provocar un incendio en su puto cuerpo.

Me trasladé de territorio.

Dejé de pedir limosna para comenzar a robar, dejé de robar para vender droga, dejé de vender droga para volverme un asesino.

Volví donde comenzó todo, volví a ser el mismo vagabundo para vagar por las tierras y calles de la ciudad.

Tengo veintiséis años y estoy harto de vivir. Las mierdas que hice en el pasado vuelven a mí todas las noches.

Nunca intenté hacer el bien porque nunca supe lo que era aquella palabra.

Dicen que la mala hierba nunca muere, pero si digo la verdad siempre tienen un final trágico lleno de dolor sufren el fuego del infierno en sus propia piel.