6. Parentesco.

Abro la puerta para salir de esta jaula dorada. Tanto lujo no me afecta, tanta mierda me dejo de afectar hace años.

La casa parece vacía, bajo por la escalera principal encontrandome con la entrada y mi futura salida. Intentó abrir la puerta pero no cede a mi intento de abrir la maldita puerta.

Escucho pasos cercanos.

-No saldrás, antes tienes que escucharme.

-Déjame salir quiero irme de aquí- digo empezando a sentir furia.

-No tienes sitio al que ir, eres  de la calla. Estas solo.- me refuta.

-Mejor sólo que mal acompañado.

-Siempre has estado mal acompañado tu eres tú peor enemigo.- dice la verdad siempre he sido mi peor enemigo mi propia familia mi propio amigo. Siempre sólo y mal acompañado de mi mismo.

No le habló ya que a dado en el clavó.

-Olvidemos este mal comienzo -Parece lamentarse de sus palabras- Desayunemos.

-Aarón.

Lo miró mal. ¿Cómo sabe mi auténtico nombre?

-Me llamó Fabián- digo sin objeciones.

-Ambos sabemos que tu nombre es Aarón. No diré Fabián no me gusta- termina diciendo.

-No me gusta ese nombre, por algo me lo cambie. La cuestión aquí es como usted lo sabe.

Acabó de terminar de desayunar y lo miró fijamente.

Silencio.

Me mira, su mirada transmite cosas que no soy capaz de descifrar.

-Me vas a responder no tengo toda la vida para esperar tu respuesta.

-Soy tú pad...padre- lo suelta nervioso.

A este se le fue la pinza.

-Claro usted es mi padre y yo me acabo de casar con Zendaya- me río, mejor me voy de la mansión de este chiflado, y yo pensaba que yo  estaba realmente mal, pero ahí personas que están peor que yo.

-Aarón lo digo en serio. Tu madre tuvo gemelos uno de ellos eres tú. Eres el único hijo que me queda.

Creo que acabo de entrar en shock. No puedo moverme lo único que hago es respirar profundamente me cuesta. El se acerca a mí, gesticula palabras que no logró escuchar. Me zarandea desesperado, pero yo no puedo moverme, ni siquiera puedo hablar sólo respirar. Siento mucho calor, todo me da vueltas no puedo más ¿patético no?

Sólo escuchó un pitido en mis oídos antes de desplomarme y perder el conocimiento.