Limits ❃ Hyunin

 ♡ : CAPÍTULO XXI

 

—¡No me jodas! —soltó Minho, con la vista clavada en la puerta de la cocina que daba al patio trasero de la casa.

Todos miraron en la misma dirección y vieron a Hyunjin con Yang Jeongin. Se lo estaba presentando a la hermana mayor de Chan y al novio de esta.

—Eso sí que es una sorpresa —dijo Chan, despatarrado en el suelo del patio con Jisoo sentada entre sus piernas—. Sabía que le gustaba, pero no que le gustara tanto.

—Hacen buena pareja —indicó Jisoo. Le dio un trago a su cerveza e inclinó la cabeza para mirarlos desde otro ángulo.

—Pero ¡qué buena pareja ni qué nada! —exclamó Minho—. ¿Soy el único que ve que esta historia no puede funcionar de ninguna manera y que cuando se termine, porque terminará, Hyunjin se va a quedar más jodido de lo que ya está? Ustedes no lo conocen como yo. No está bien. Y lo de Seungmin… Ni siquiera ha vuelto al cementerio y se comporta como si no hubiera pasado nada. Cuando explote, Hiroshima será un petardo comparado con él.

Changbin apartó la cabeza del cuello de Jennie, que estaba sentada a horcajadas sobre él, y le dio un golpecito a Minho con el pie. —Está bien que quieras protegerle, pero es su vida. ¡Pasa del papel de hermano mayor por una noche, chico, y deja que se divierta!

—Lo que tú digas —masculló Minho.

—El problema de Minho no es ese chico, sino su amigo el rubiecito… ¿Cómo se llamaba? —comentó Jennie.

—Jisung —informó Chan .

—Ese chico lo pone de los nervios, y cree que por ser amigos son iguales —continuó Jennie—. ¿Les ha contado que nos encontramos con él en el centro comercial? ¿No? Fue un encanto, en especial con Min. —Miró al chico con una sonrisita burlona—. Lo mejor de todo fue cuando te enseñó el dedo. ¡Está loco por ti!

Minho se giró hacia ella con los labios apretados. —No podrías ser más zorra aunque quisieras —le espetó. Jennie hizo el mismo gesto que Jisung le había ofrecido un par de días antes.

—Eh, amigo, no te pases. Sabes que está de broma —le dijo Changbin, acurrucando a su novia sobre su pecho. Miró a Jeongin—. Habría que darle una oportunidad. Y si a Hyunjin le gusta…

—Le gusta —aseveró Jisoo con una risita.

—Yo he hablado un par de veces con él y no es como esos imbéciles del Club —intervino Chan.

Minho resopló. —¡Bien, dejenlo ya! Me dedicaré a beber y mantendré la boca cerrada. Pero les juro que no pienso despegarme de su culo para ser el primero en decirle “te lo dije”.

—Eres un encanto —masculló Jisoo con tono irónico.

Minho adoptó su expresión más inocente y alzó su cerveza hacia ella. —Vamos, Jisoo, sé que estás loca por mí. Algún día dejarás al corista de Step Up y acabarás conmigo.

—El corista de Step Up sabe moverse muy bien, y no solo cuando baila —dijo Jisoo, y agitó sus caderas. Todos se echaron a reír, incluso Minho, que se inclinó y besó a Jisoo en la mejilla mientras ella arrugaba la nariz con un mohín.

—¿Qué pasa, no puedo dejarlos solos sin que se maten? —preguntó Hyunjin con una enorme sonrisa. Todos alzaron la vista hacia arriba y, en un acuerdo tácito, nadie mostró su sorpresa por que Jeongin estuviera allí.

—¿Qué tal, amigo? Pensé que ya no venías —le saludó Chan. Hyunjin se encogió de hombros.

—Bueno, pasé a buscar a Jeongin.

Lo miró y le dedicó una sonrisa. Jeongin se la devolvió, pero no pudo disimular que estaba muy nervioso. Le puso una mano en la parte baja de la espalda y lo acarició para tranquilizarlo.

—¡Bienvenido a mi casa! —exclamó el anfitrión.

—Gracias, Chan —repuso Jeongin. Notó que se ruborizaba y se alegró de la penumbra que había en el patio.

—¿Cerveza? —inquirió Minho, lanzando una mirada cargada de preguntas a Hyunjin.

—Estoy harta de cerveza —intervino Jisoo. Se puso de pie y se sacudió el trasero con las manos—. ¿Quién quiere mojitos? —Todos levantaron la mano—. ¿Me acompañas? —pidió a Jeongin al pasar por su lado.

—¡Claro! —respondió él.

—Yo también voy —se apuntó Jennie, saltando del regazo de su novio. Juntos entraron en la cocina. Jisoo despejó parte de la encimera y sacó unos vasos de un estante. Jennie apareció con una bolsa de hielo y unos limones, y empezó a exprimirlos. Jeongin guardó silencio mientras las oía bromear y preparar las bebidas a una velocidad asombrosa. Miró a su alrededor. La cocina era tan humilde y sencilla como lo que había visto hasta ahora de la casa, pero tenía un encanto especial. Invitaba a sentirse a gusto.

—Ahora debería decirte eso de… ¡Te lo dije! —comentó Jisoo a Jeongin—. Te dije que Hyunjin no pararía hasta conseguirte y no me equivoqué.

Jeongin se sonrojó. Se frotó los brazos y se encogió de hombros sin saber muy bien qué decir. —Bueno. No es que se dé por vencido a la primera —contestó.

Jennie se dio la vuelta para mirarlo y se apoyó en la encimera. Sus ojos lo recorrieron de arriba abajo con cierto desdén. —Hyunjin es un bombón, el premio gordo de la lotería, y es como un hermano para mí. Has tenido suerte de que se fije en ti, cielo. Espero que sepas apreciarlo… — Hizo una pausa cargada de intención y entornó los ojos— y que no le hagas nada que no te gustaría que yo le hiciera a tu hermanito o a tu papá —le espetó, forzando una sonrisa.

—¡Jennie! —la reprendió Jisoo.

—¿Qué? —soltó la pelirroja—. No soy hipócrita, es lo que pienso. Lo que todos pensamos. Y dicho esto… ¡Encantada de conocerte!

—No le hagas caso —le dijo Jisoo a Jeongin mientras miraba mal a Jennie—. Hyunjin ya es mayorcito y sabe lo que hace. Lo que pase entre ustedes es cosa suya y de nadie más, ¿bien?

Jeongin asintió y le dedicó una sonrisa, agradecido. —No es tan mala como parece —añadió Jisoo en voz baja mientras colocaba unas hojas de hierbabuena en dos vasos y se los entregaba.

—Si tú lo dices —susurró Jeongin con serias dudas. Jisoo sacudió la cabeza y le guiñó un ojo. Juntos salieron y cruzaron el patio entre risas.



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En el texto hay: hyunjin, jeongin, hyunin

Editado: 29.07.2023

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