Linaje de Sangre -0

Capítulo 9: La Prueba del Deseo

El bar estaba lleno, con luces bajas que parpadeaban al ritmo de una música que hacía vibrar las paredes. Alex se sentó en la barra, con una bebida sin alcohol en la mano, intentando calmarse. Cassandra y Viktor le habían dejado claro que esta prueba dependía únicamente de él. Era su primera inmersión en la sociedad como vampiro, y tendría que demostrar que podía manejarlo.

Desde el otro lado del bar, sus ojos se encontraron con los de una mujer que lo miraba fijamente. Era atractiva, con cabello oscuro que caía en ondas sobre sus hombros y una sonrisa juguetona. Alex recordó las palabras de Cassandra: "Los humanos se sienten atraídos por nosotros sin siquiera darse cuenta." Era momento de poner a prueba ese efecto.

Con una exhalación profunda, Alex se levantó y caminó hacia ella.

—¿Puedo invitarte una copa? —preguntó, intentando sonar más confiado de lo que se sentía.

Ella levantó una ceja, divertida, antes de asentir.

—Por supuesto. No esperaba encontrar a alguien tan valiente esta noche. ¿Cómo te llamas?

—Alex. ¿Y tú?

—Sofía.

La conversación fluyó con facilidad, como si Alex hubiera hecho esto toda su vida. Recordó los consejos de Viktor sobre cómo manejar una interacción social: mantener el contacto visual, escuchar con atención y, sobre todo, ser auténtico. A medida que la noche avanzaba, se encontró relajándose, disfrutando de la compañía de Sofía y olvidando, aunque fuera por un momento, el propósito de su misión.

Después de un par de horas, Sofía lo tomó de la mano.

—Mi apartamento está cerca. ¿Quieres venir?

Alex tragó saliva, su mente dividida entre el nerviosismo y la anticipación. Asintió, dejando que ella lo guiara fuera del bar.

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En el apartamento, la atmósfera cambió. Las luces suaves y el aroma de velas encendidas crearon un ambiente íntimo. Sofía se acercó a Alex, sus labios apenas rozando los suyos antes de besarlo con suavidad.

El tiempo pareció detenerse mientras Alex respondía al beso, sintiendo un calor que no experimentaba desde hacía mucho. Cada caricia despertaba algo primitivo dentro de él, una mezcla de deseo humano y vampírico que lo hizo sentir vivo de una manera nueva.

Las manos de Sofía exploraron su torso, desabrochando su camisa mientras lo guiaba hacia la cama. Alex intentó mantenerse enfocado en la misión, pero su mente se nublaba con cada segundo que pasaba con ella. Sus instintos vampíricos despertaron, especialmente cuando su respiración se aceleró y su pulso resonó en sus oídos.

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Cuando todo terminó, Alex se encontró sosteniéndola entre sus brazos. Sofía estaba relajada, con una sonrisa de satisfacción en el rostro. Él, por otro lado, luchaba con el siguiente paso.

—¿Todo bien? —preguntó ella, notando su silencio.

—Sí... —murmuró Alex, inclinándose hacia su cuello. Su pulso era hipnotizante, llamándolo como un tambor que solo él podía escuchar.

Con cuidado, Alex deslizó sus colmillos sobre su piel, sintiendo cómo su cuerpo respondía instintivamente. La mordida fue rápida, un instante de sorpresa seguido por un suspiro de Sofía mientras él bebía. La sangre era cálida y rica, llenándolo de una energía que nunca había sentido antes. Pero, tal como Viktor le enseñó, escuchó su corazón y se detuvo antes de que fuera demasiado.

Sofía parecía ligeramente mareada pero no incómoda. Alex la recostó en la cama, asegurándose de que estuviera bien antes de levantarse.

—¿Te quedarás? —preguntó ella con una sonrisa adormilada.

—Supongo que no tengo otra.

Ella asintió, cerrando los ojos.

Desde la distancia, Cassandra y Viktor lo observaban, ambos con sonrisas cómplices.

—Lo hizo bien, ¿no crees? —preguntó Cassandra.

—Mejor de lo que esperaba. Pero aún le falta mucho —respondió Viktor.

Alex, sin saberlo, había dado su primer paso hacia un mundo donde la tentación y el control serían sus mayores desafíos.




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