Habían pasado ya un mes desde que Alex comenzó su entrenamiento intensivo con Viktor y Cassandra. Durante ese tiempo, había aprendido a dominar sus habilidades básicas y comenzaba a conocer mejor su poder único, las estacas de sangre, las cuales podía disparar a voluntad. A pesar de los avances, había algo dentro de él que seguía sintiéndose incompleto. Aún no había desvelado todo el potencial de su habilidad, y aunque se sentía más fuerte, sabía que aún quedaba mucho por aprender.
Una mañana, mientras el sol comenzaba a filtrarse entre los árboles del bosque, Alex despertó con una sensación extraña. A través de la ventana de la mansión, vio cómo los rayos de luz se colaban entre las ramas, pero había algo más, algo en el aire que no podía identificar.
—Alex, ven aquí. —La voz de Cassandra lo sacó de sus pensamientos. Estaba esperando en la sala de entrenamiento, una sonrisa divertida en su rostro.
Alex se levantó y se dirigió rápidamente hacia donde ella lo llamaba. Al entrar, encontró a Viktor sentado en una mesa, con una gran cantidad de bolsas de sangre apiladas frente a él. Alex frunció el ceño al ver las bolsas.
—¿Qué es esto? —preguntó, con una mezcla de curiosidad y aprensión.
—Hoy es el día. —Viktor levantó una bolsa de sangre. —Es hora de que te reintegres al mundo. Deja de vivir en las sombras. Este mes ha sido solo el comienzo. Estás listo para volver a la sociedad.
Alex se quedó inmóvil por un momento, tratando de procesar lo que escuchaba. No sabía qué esperar. ¿Reintegrarse al mundo? Había estado tan centrado en su entrenamiento que apenas había pensado en cómo sería regresar a la vida que dejó atrás. ¿Cómo podía vivir como si nada hubiera pasado después de todo lo que había aprendido sobre sí mismo y sus orígenes?
—¿A qué te refieres? —preguntó, intentando sonar tranquilo, aunque una leve preocupación comenzaba a formarse en su pecho.
Cassandra se acercó y, con una sonrisa juguetona, tomó una bolsa de sangre.
—Lo que Viktor quiere decir es que ya estás listo para regresar a la vida de estudiante. Claro, con algunas precauciones. No puedes presentarte con tu viejo apellido ni tu identidad pasada. Eso sería un error fatal. Otros vampiros podrían rastrearte y descubrir quién eres realmente. —Ella mordió la bolsa, bebiendo la sangre de manera tranquila.
Alex observó con curiosidad.
—¿Cómo se supone que debo hacer eso? —preguntó, más pensativo. —¿Qué identidad usaré?
Viktor se inclinó hacia adelante, sujetando una de las bolsas de sangre con firmeza mientras miraba a Alex fijamente.
—Nos haremos pasar por tus padres. —Viktor sonaba serio. —Así podremos mantener tu origen en secreto. Al ser un vampiro descendiente de los primordiales, tu apellido y tu historia atraen la atención de muchos. No quiero que seas cazado por otros vampiros o, peor aún, por aquellos que deseen utilizarte como una herramienta.
Cassandra terminó de beber la sangre y se limpió los labios, mirando a Alex con complicidad.
—Te asignaremos una nueva identidad. Serás un joven más entre los demás, con un pasado común. Nadie sabrá de dónde vienes, y es mejor que mantengas las apariencias. Nadie tiene que saber lo que realmente eres, ni tus orígenes. Lo más importante es que te mantengas bajo el radar.
Alex asintió lentamente. Su mente procesaba todo lo que estaba ocurriendo. Regresar a la sociedad, hacer que otros lo aceptaran como un chico normal... lo haría para mantener su identidad a salvo y para seguir adelante con lo que estaba por venir. Tenía que aceptar que su vida nunca volvería a ser la misma, pero ahora tenía el poder de elegir cómo vivirla.
—¿Y qué pasa si alguien sospecha algo? —preguntó con una leve inquietud.
Viktor sonrió, un toque de diversión en sus ojos.
—Si alguien sospecha, solo recuerda esto: nosotros somos los cazadores. Tú eres un depredador. Nadie que se cruce en tu camino debería ser capaz de descubrir tu verdadero ser.
Cassandra, ahora más seria, agregó:
—Lo más difícil será volver a adaptarte a una vida que pensaste que habías dejado atrás. Pero, créeme, no será tan complicado como parece. Simplemente, haz lo que siempre hacías. Solo con un poco más de… precaución.
Alex suspiró, aún sintiendo el peso de todo lo que debía hacer. Pero en el fondo sabía que, a pesar de sus dudas, era hora de dar el siguiente paso. Era hora de entrar al mundo que había dejado atrás.
—De acuerdo. —dijo finalmente. —Estoy listo para intentarlo.
Viktor se levantó y le dio una palmada en el hombro.
—Así se habla, muchacho. Ahora, prepárate. Tienes un nuevo comienzo esperando. Pero recuerda: tu poder es algo que debes aprender a controlar. Y, por ahora, este es solo un paso más. No olvides lo que eres, pero tampoco olvides lo que quieres ser.
Cassandra, con una sonrisa cómplice, le entregó la última bolsa de sangre.
—Bebe. Esta vez, es para mantenerte vivo en el mundo exterior. Después, tendrás que encontrar tu camino.
Alex tomó la bolsa de sangre, un gesto pequeño pero simbólico. Mientras lo hacía, sus pensamientos comenzaron a aclararse. No era solo un paso hacia una vida normal; era una oportunidad para controlar su destino.
El regreso al mundo comenzaba ahora.
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Editado: 03.02.2025