"...El destino es cruel, quizá a veces le encante jugar con los sentimientos o las emociones de las personas que mezcla al azar como si fuese un niño vicioso y encaprichado con hacer realidad lo más improbable.
En el polo opuesto se encuentra la casualidad, algo que ocurre inesperadamente pero que puede ser capaz de cambiarle la vida a cualquier ingenuo que no crea en ella.
Y estos dos principios básicos vienen definidos desde el principio de los tiempos por los dioses, esos seres que al nacer crearon el mundo. Los dioses más elementales, Creación y Destrucción hicieron brotar la vida y la muerte, la tierra y el aire, el espacio y el tiempo, lo estático y lo dinámico, las criaturas, los seres vivos y la naturaleza muerta y como no, con el fin de no estar solos en aquella creación tan impresionante, al resto de las deidades que les ayudarían a gobernar sobre el resto de razas.
Las deidades, pronto ganaron popularidad entre las razas ya que estos eran capaces de hacer milagros mientras recibieran alabanzas y adoración. El intercambio perfecto, la devoción a cambio de la prosperidad. Una simbiosis pensada para la supervivencia de todos, para conseguir el equilibrio perfecto.
Pero tras el pasar del tiempo y el surgir de las nuevas generaciones de deidades que habían heredado los títulos y trabajos de sus antecesores, las emociones negativas comenzaron a aparecer. La codicia, la envidia, el odio, el deseo de poder se instauró en los fuertes, en los dioses que viendo las ventajas en ello decidieron traicionar a las reencarnaciones de los elementales perdiendo así el respaldo de las razas que fieles a sus creadores se opusieron a seguir rezando por aquellos malvados.
Y así comenzó la decadencia de su era, la Era de los Dioses, el periodo más próspero que había tenido el universo.
¿Y sabéis por qué?
Por una historia de amor fallida entre una joven e ingenua diosa a la que le rompieron el corazón y un Príncipe Heredero que sin querer fue el que la hirió y la convirtió en un monstruo.
De esta época, solamente se salvó de la desaparición un territorio, ese dónde las reencarnaciones de Creación y Destrucción habían vivido, manteniendo en secreto el fruto de lo eterno y lo efímero, ese donde las razas que se habían mantenido fieles a las deidades Elementales vivían tras exiliarse del alcance del terreno celestial.
Y así nació Promisedland. La tierra de lo sobrenatural custodiada por el Dios Sol y la Diosa Luna, las únicas deidades que habían logrado escapar de la maldición, de la masacre que había acabado con el reinado de sus compatriotas que poco a poco se fueron olvidando en la historia.
Unos siglos después, una de las nuevas razas creadas por los últimos restos de poder de la Deidad de la Creación, los lobos tuvieron una guerra civil por conseguir la supremacía o el liderazgo de toda la manada.
En esta lucha, los omegas, el eslabón más débil de la jerarquía y el más importante ya que eran los que purificaban los poderes de los demás se vieron involucrados como el trofeo más grande a ganar y tratados como un mero objeto, una ventaja metódica para dominar al resto.
Hasta que surgió ella, Helena, "La omega esencial", la más poderosa de todos, esa que podía purificar varias espadas del alma a la vez sin agotar su vitalidad en el proceso y la manzana de la discordia principal por la que comenzó aquel absurdo conflicto y la persona que rebelándose en el nombre de los suyos lo acabó sacrificandose en el proceso por la paz.
Posteriormente, debido a la desaparición de los dioses, y a que Promisedland dejó de tener un líder, las diferentes razas decidieron comenzar otro conflicto bélico más a escala global. "La guerra racial". Acabada por el híbrido más fuerte que se había conocido, Daniel, "Rey de reyes" y "Alpha de Alphas" y por su manada, la manada WhiteMoon.
Y tras esto, situaremos la historia en su comienzo..."
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-¡Oh joder Elena...! ¿Qué te ocurrió?-
-Nada Dan, estoy bien, ayer me caí por las escaleras, pasé una noche en el hospital pero ya vuelvo a estar bien.-
-No me mientas Elena, nunca me habías mentido antes, ¿Qué pasa? ¿Es culpa del humano? ¿Elena, te agrede?-
-No Dan, mi esposo es un hombre tranquilo y dulce, me quiere y nunca me tocaría, ¿Qué haces aquí? Tendrías que estar en Promisedland, el mundo humano es demasiado simple para el rey de reyes.-
-He oído que es agresivo y está metido en negocios poco legales, por eso estoy aquí, él tiene información que me interesa y ahora, Elena, ¿Por qué te casaste con él? Es solo un humano violento, eres tan idiota dejando que te dañe...-
-Está bien, yo también soy humana Dan, mi loba nunca apareció, no existe Dan, y no me hace daño, me molesta que lo pienses.-
-No Elena, no te duele, te alivia porque sabes que tengo razón, cuando llegué le escuché gritándote amenazas e insultos, tengo un oído sensible que no me engañaría, ¿Dónde se fue la mujer fuerte que yo conocía? ¿La que derrotó a "Brad cerebro de mosquito", Elena?-
-Dan, eso quedó en el pasado. No soy la misma, he construido mi vida en este mundo. Te agradecería que no mencionaras tus sospechas delante de mi esposo, se molestaría de tus pensamientos porque me cuida en exceso.-
-No me vengas con esas Elena, tienes moratones por todo el cuerpo, y son más de puñetazos y patadas que de golpes en la escalera, además, huelo plata en tu piel. Oye Elena, dime...¿Te maltrató? ¿Te hizo mucho daño? ¿Duele mucho? ¿Te pega? Elena, esto es serio, me preocupa que te duelan sus golpes.