Linaje Roto

Capítulo 6. (EDITADO)

Año 3012. Promisedlad la tierra de las criaturas sobrenaturales. Casa del Alpha de la manada WhiteMoon. 

Otro sueño con Elena, solo habían pasado seis años y realmente pensaba que no podía soportarlo más.

Era su Elena, la extrañaba, echaba de menos las tardes de películas con ella y con Aodhan, con las risas y los momentos divertidos en las peleas de palomitas; echaba de menos su famosa tarta de tres chocolates, aunque al final solo quedara el sabor de unoz; echaba de menos sus sábados cenando en el Chop's, o comiendo helado, recordaba que el suyo siempre era de chocolate mientras que él se pedía uno de vainilla...

Quería verla, necesitaba hacerlo, quizás podría fingir una enfermedad y descansar un par de días de sus deberes en el gobierno, estaba seguro de que Carl podía hacer su trabajo perfectamente ya que era el representante de la gran asociación racial y después de todo, se llevaba más o menos bien con el líder de la especie enemiga, el Beta Aodhan.

Dan no entendía muy bien por qué Aodhan simplemente se dejaba de chorradas y se proclamaba el nuevo Alpha de WhiteMoon, después de todo, aunque él perteneciera a esa manada, era el gobernante de esas Promisedland y apenas tenía tiempo encargarse de todo.

Le gustaba que Aodhan fuese su mejor amigo y su Beta, ya que este cumplía a la perfección todos los deberes que concernían a la manada, pero tampoco era bueno le subiera el poder a la cabeza ya que su Beta era tan arrogante y orgulloso, que pocas veces mostraba respeto por alguien que no fuera el Rey de reyes. Pero Dan sabía que Aodhan lo disfrutaba, porque se le inflaba el pecho de orgullo cuando se referían a él como líder.

Dan no podía presentarse en el mundo humano sin ninguna razón para hacerlo, eso sería escandaloso.

Asique solo le quedaba recurrir a la magia. Pero no le importaba, aunque su lobo no pudiese manifestarse durante un tiempo, si podía verla al menos un par de minutos, era una razón más que suficiente para sacrificar sus poderes temporalmente.

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La transmigración del alma era algo verdaderamente difícil y más si incluía a un débil cuerpo humano. Solo se tenía un registro de una especie capaz de ello, existía un clan fantasmal que estaba formado por almas que habían perdido su cuerpo y entonces ellos realizaban rituales salvando la vida de diferentes personas al azar a cambio del uso de su cuerpo duran ) e varias lunas.

Las personas cuyas vidas tenían trágicos finales eran los más escogidos por dicha raza que antes de que la vida humana llegara a su fin se apoderaban del cuerpo y le insuflaban vida con el propósito de aprovecharlo al máximo. Para ello adormecían la conciencia del humano, permitiendo que vieran toda su estadía en aquel recipiente como si fuese una película y finalmente tras el tiempo establecido desaparecían juntando alma y cuerpo humano de nuevo.

Con magia habría que separar el cuerpo, del espíritu pudiendo así bajar al mundo humano. Después habría que encontrar un humano moribundo y hundir el espíritu en aquel cuerpo.

Tras las lunas correspondientes, se podría regresar solamente consumando una relación sexual deseada o la vuelta se volvería algo imposible porque el cuerpo no poseería un estímulo lo suficiente fuerte como para volver a unir ambas partes.

Si cuerpo y espíritu no lograban volver a unirse, este se fragmentaría y se dispersaría haciendo imposible la reencarnación

La magia sería la extracción espiritual del clan fantasmal, la deuda, la perdida del espíritu y la consecuencia, no poder regresar a Promisedland jamás.

Las normas para realizar el trato eran claras:

No echar el alma del humano fuera del cuerpo, no desvelar nunca la magia delante de uno y consumir el acto para regresar.

Una vez consumido, la vuelta sería inmediata.

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Sacar su espíritu y actuar igual que un miembro del clan fantasmal para conseguir un cuerpo en el mundo humano y poder ver a su anhelada Elena, no era una mala idea.

Debía llevarla a cabo, era el plan perfecto y solamente tenía que consultar el horario y la disponibilidad de Aodhan y del representante de la Asociación Racial, Carl, para poder echarles encima todos sus deberes de gobierno.

Dan pondría la escusa de una enfermedad, lo demostraría mostrando su débil vitalidad causada por el uso de la magia una baja por recuperación pudiendo así entrar en reclusión el tiempo suficiente como para hacer que su alma transmigrara a un cuerpo humano.

Estando allí ya se preocuparía del sexo necesario para regresar porque estaba seguro de que habría alguna humana que pudiera gustarle para pasar una noche rápida con ella.

Eso sí, debía tentar a la suerte para encontrar una humana la misma noche del regreso si quería pasar el mayor tiempo posible con su pequeña Elena, y además, también era cuestión de fortuna encontrar a un humano que tuviera un rostro agradable para poder conquistar a una joven en un periodo tan corto de tiempo.

Pero el caso era encontrarla a ella, disculparse y arrepentirse recuperando esa amistad tan especial que solamente sentía cuando estaba a su lado y que tanto había echado de menos.

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Año 3012. Mundo humano. Madrid, España. 
 


Bien, estaba listo, ya había repartido su trabajo entre sus subordinados y ahora solo quedaba concentrarse empleando la magia para separar su espíritu del cuerpo.

Tendría que suprimir sus poderes, restringirlos, y por ello tuvo que autoimponerse un sello porque si sus poderes se manifestaban delante de un humano rompería una de las reglas básicas.

Tras medio día de meditación profunda su espíritu por fin salió se separó completamente y pudo vagar libre a través del espacio.

Había sido una suerte no haber perdido el conocimiento, ya que si lo hubiera hecho, posiblemente sería un espíritu errante derivando en vete tú a saber dónde.

Viajando a conciencia atravesó el portal que unía un mundo con el otro sin ser notado por los guardianes, obligándose a ocultar de manera discreta su aura.




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