Linaje Roto

Capítulo 15. (EDITADO)

Año 3020. Actualidad. Mundo humano. Rabat, Marruecos.


Alan, Josh y el pequeño niño la esperaban en su forma humana mientras que los demás lobos haciendo un acto caritativo, habían ayudado a huir al resto.

Axia se había levantado para ayudarla a sostenerse cosa que le resultaba extremadamente difícil ya que tras muchos años sin moverse apenas, había sobreesforzado su cuerpo.

El unico que no había salido corriendo de aquel lugar era ese vampiro de ojos rojos y aspecto frágil la miraba de una manera curiosa, expectante y sin una pizca de agradecimiento.

A diferencia del resto de criaturas que habían sido secuestradas, su figura esbelta junto con su ropa pulcra, a simple vista le decían a Elena que ese sujeto no llevaba mucho tiempo en las celdas.

El vampiro sonrió mientras se presentaba el mensajero de Caín.

"Caín se ocuparía de que recuperase todos aquellos recuerdos perdidos"

Después de entregar el mensaje, el vampiro se alejó tarareando la misma canción que no podía abandonar su mente, bajo la atenta mirada de Alan y Josh, quiénes sorprendidos, no podían ni imaginar que un vampiro conocería esa melodía.

-Señora, se llevó usted mi látigo por error, si no le importa, ¿Podría devolvérmelo? Es un regalo de mi padre, lo único que me queda de él.-

Axia había estado tan nerviosa que no lograba salir de su asombro ahora que todo había salido bien mientras miraba a su señora con orgullo.

Elena sintió que había algo que no cuadraba; ella no sabía como manejar un látigo con maestría, y por mucho que su padre se esforzó por enseñarle, se había rendido a los cuchillos, el arco y las armas de fuego hacía mucho tiempo.

Claramente, mientras su cuerpo funcionaba de manera automática, había logrado matar a diez personas con ese látigo y herir a las restantes de gravedad.

No, no encajaba, ella no era capaz ni siquiera de agarrar algo con ese arma, ¿Cómo podría haber asesinado a tantas personas sin tener la habilidad o la práctica?

La música volvió a su cabeza.

¿Caín? ¿Quién era Caín? La pregunta ss repitió en su mente y antes de darse cuenta, su cuerpo colapsó por agotamiento mientras que la última imagen que fue capaz de ver, de manera distorsionada y no muy clara fue la de un hombre de ojos púrpura que poseía un loto morado en la frente.

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Lo siguiente que distinguió Elena fue la cálida mano de Axia dándole cariño, mientras con la otra jugueteaba con el látigo que parecía dominar a la perfección.

-¿Qué hora es?- Preguntó con calma y la garganta seca mientras se incorporaba en la cama con movimientos lentos y pesados.

Su cuerpo se sentía demasiado pesado y ni siquiera podía mover sus músculos con naturalidad sin sentir que se le escapaba la vida en cada movimiento.

-Son las ocho y media señora, se desmayó al amanecer y ha estado durmiendo unas dos horas. ¡Lo consiguió señora! Los lobos afirmaron que si necesitaba su ayuda alguna vez, podría contactar con ellos tocándo este silbato.- Dijo Axia sacando un pequeño objeto de una de sus mangas.

-Está hecho de algún material extraño que por alguna razón solamente puede escuchar un lobo.- Continuó Axia, mientras demostraba que efectivamente no sonaba, o al menos ella no lo escuchaba.

Elena asintió perdida mirando el mango del látigo mientras oía a Axia hablarle de diversos temas en los que ella no estaba prestando atención.

-El señor estará aquí pronto, debería dormir un poco más, acabaré de empacar sus maletas...-

Elena estaba segura de que un Hiram ocupado por la queja del sultán no tendría tiempo para preocuparse de ella, después de todo, era ella la sombra que se había colado en el Palacio Real matando a dos personas, dejando inconsciente a su marido, soltando a todos los rehenes y por si eso fuera poco, explotando todas las cañerías del edificio cargándose así a incontables cazadores.

Pensar en ello, hacía que realmente sintiera que Hiram estaría tan furioso que echaría humo por las orejas.

Elena analizó con cautela el mango del látigo, de aspecto sofisticado, trenzado y con un extraño símbolo en la base cilíndrica. Un loto morado, extrañamente familiar.

-Axia, ¿Qué significa este símbolo?-

-Mi señora, el loto morado es un símbolo proveniente de mi tribu natal y significa prosperidad.-

Axia comenzó a contarle a Elena la historia de la deidad en la que creía su tribu, algo curioso que explicaba el origen del dichoso loto.

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Ella provenía de un pueblo guerrero que se encontraba continuamente en conflictos bélicos debido, por un lado, a la diferencia de ideología religiosa por la que habían sido tachados como una tribu llena de herejes y por el otro, a la riqueza obtenida gracias a la videncia del chamán de la tribu, lo que había conducido a que los demás lo tachasen de magia negra, por pura envidia.

La leyenda decía que la tribu se formó a partir de una poderosa bruja, una hermosa mujer acompañada de un bello hombre que poseía un loto morado en la frente y era un experto en el manejo del látigo.

Cuando todos le preguntaron expectantes por sus habilidades, él menciono en un tono cariñoso que se debían a la Diosa de la Guerra, la deidad más poderosa que había existido, cuyo símbolo llevaba marcado en forma de flor.

Esta había desaparecido miles de años atrás, pero él estaba seguro de que la había encontrado de nuevo, para demostrarlo, oró toda una noche por la prosperidad del pueblo, una aldea que no tenía nada más que pobreza y al día siguiente se descubrieron las minas de plata.

La hermosa mujer fue la que insistió en que con las primeras cantidades de plata extraída se hicieran armas declarando que ese era el deseo de la Diosa de la Guerra.-

En aquella tribu, el látigo era un arma que todo el mundo tenía que manejar a la perfección, símbolo de respeto hacia el profeta, mientras que el loto morado grabado en el látigo simbolizaba la adoración hacia la deidad.




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